La vida del marinero siempre ha ido acompañada la dureza del trabajo en alta mar y de la soledad. Lejos de la familia por largos periodos de tiempo y a kilómetros de la costa, hasta hace no mucho la comunicación con tierra era mínima y muy costosa. Esa falta de conexión no sólo tenía repercusiones personales, también afectaba a las operaciones a bordo del barco.
Entre 2017 y finales de 2019, la flota atunera española de la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (OPAGAC) incorporó un sistema de telecomunicaciones de banda ancha vía satélite y con tarifa plana.
La empresa proveedora, la española Satlink, que el próximo año celebrará su 30 aniversario, lo implementó en buques que operan en los océanos Índico, Pacífico y Atlántico. Su fin: romper el aislamiento de las tripulaciones y facilitar la actividad pesquera sostenible.
“Tecnologías que estamos acostumbrados a utilizar en nuestras casas o en la mayoría de los lugares de trabajo, no son tan normales en la industria pesquera”, aclara Faustino Velasco, presidente de Satlink, durante un encuentro con la prensa.
“A pesar de ello, en los últimos 20 años se ha avanzado mucho. No sólo en las condiciones laborales de los marineros, también en la operativa y la trazabilidad del producto que llega a la mesa del consumidor”, detalla.
Control de las capturas y de las operaciones
En la parte operativa, el empleo de tecnología satelital ha traído consigo una mejora en las capturas. Ahora, cuando un buque sale a faenar, no lo hace a ciegas, puede dirigirse al lugar exacto dónde está la pesca que en ese momento busca gracias al empleo de boyas inteligentes selectivas.
Este tipo de boyas, cuyo uso se ha extendido por la mayor facilidad en las comunicaciones, son capaces de informar a los buques, por un lado, de la situación de los bancos de peces y, por otro, acerca de su volumen y la tipología de las especies que lo conforman.
Con estos datos es posible discriminar y seleccionar la pesca, es decir, minimizar la captura de los peces más pequeños y de aquellos sobre los que existe algún tipo de restricción. “La boya selectiva facilita el respeto de las cuotas, mejora la sostenibilidad de los recursos pesqueros y disminuye la huella de carbono de sus operaciones al exigirse menores distancias de navegación”, explica Faustino Velasco, presidente de Satlink.
A este dispositivo de control de la actividad pesquera se une el denominado observador electrónico. Gracias a él es posible grabar en vídeo las prácticas que se realizan a bordo y evaluarlas posteriormente. De este modo, se tiene un mejor control de lo que sucede en el buque y del cumplimiento de la normativa, tanto de la actividad pesquera como de las condiciones laborales en el barco.
“Hemos desarrollado tecnología propia, software y hardware incluido, y un algoritmo que, una vez entrenado, es capaz de ofrecer toda esta información. Contamos con una biblioteca de imágenes donde están registradas muchas especies marinas y un equipo de 12 biólogos que monitorizan el trabajo. Hay mucho por hacer si queremos conocer el verdadero estado de la calidad de los océanos y tenemos que hacer uso de la tecnología para recopilar todos los datos necesarios”, defiende Velasco.
Los resultados obtenidos en estos años han provocado un incremento del uso de ambos sistemas. En el caso de las boyas inteligentes, se han registrado unas tasas de crecimiento superiores al 20% interanual en los dos últimos ejercicios, según un estudio realizado por Satlink. La previsión es que este crecimiento sea superior al 30% en 2021.
Por otra parte, la grabación de la actividad pesquera, en el caso de la flota atunera, se ha incrementado a un ritmo del 30% interanual. Así, si en 2016 hubo un total de 2.896 días de actividad grabados, en 2020 esta cifra subió hasta los 8.000.
Mejora en las comunicaciones y toma de decisiones
Siguiendo con los datos del estudio, en él se recoge que, a raíz de la instalación completa de estos sistemas en el segundo semestre de 2019, en 28 buques de esta flota se han consumido 404.407 minutos de llamadas (6.740 horas) en 2020, con una media de seis horas para cada uno de los 1.100 marineros que trabajan a bordo de estos barcos.
De este total, el primer semestre de 2020 es el que registra mayor porcentaje, con 229.769 minutos de llamadas. Un periodo que coincide con el confinamiento impuesto por la covid-19 y que obligó a muchas tripulaciones a alargar el período fuera de casa por las dificultades que implicaba su relevo.
Entre los últimos desarrollos de la empresa española, figura un sistema digital que aúna en una única pantalla toda la información necesaria para optimizar la actividad pesquera. Para ello, integra datos en tiempo real y previsiones de todos aquellos aspectos que afectan a esta actividad, tales como meteorología, oceanografía, movimientos de bancos o tipologías de peces
El sistema permite a los pescadores tomar decisiones con más información, mejorando la sostenibilidad y eficiencia de la pesca atunera.