De media, los ciudadanos europeos viajaron 27 kilómetros diarios, con un tiempo promedio de 80 minutos cada jornada que se esfumaron en sus desplazamientos cotidianos al trabajo, a los centros educativos o a actividades de ocio. En la mitad de los casos, según datos de 2021, estos movimientos dentro o hacia las ciudades se produjeron en coche.
Un mar de automóviles, contaminantes en su mayoría y generadores de atascos interminables, que se unen a otro océano de vehículos, los de mercancías, que se multiplican cual esporas al calor del comercio electrónico y los repartos de última milla. Recordemos que, mientras que en ciudades como Barcelona el 8% de los vehículos ligeros de mercancías son híbridos diésel, en Estocolmo el 53% son completamente eléctricos.
Con el fin de poner coto a esta ola de problemas medioambientales, de salud y sociales, la Unión Europea decidió hace cuatro años que uno de los principales capítulos de su European Institute of Innovation & Technology (EIT) estaría orientado a rediseñar la movilidad urbana en el Viejo Continente con esa visión de la sostenibilidad por bandera.
[Tecnología al servicio de la movilidad sostenible]
"Fuimos creados para ayudar a las ciudades europeas en su proceso de descarbonización, uniendo al ecosistema público, privado y académico", detalla María Paula Caycedo, Head of Innovation Hub South en EIT Urban Mobility, en entrevista con D+I - EL ESPAÑOL.
En este camino, resulta obvio que la electrificación de la flota de vehículos juega un papel fundamental. "Al menos con eso nos aseguramos que las emisiones sean inferiores, teniendo siempre en cuenta las fuentes de la energía que consumen y cómo es la infraestructura que cubre la demanda", explica la experta. Pero esto es apenas la punta del iceberg de un cambio mucho más profundo que comprende la manera de relacionarnos con la movilidad, con el entorno urbano y entre nosotros mismos.
"Al final con la electrificación sigues teniendo el mismo número de coches y los mismos problemas. Nosotros nos enfocamos más en el reparto modal, en cómo se mueve la gente y en cómo podemos favorecer un nuevo modelo en que la base sea el transporte público, por encima de la micromovilidad, la movilidad activa y, por último, el coche privado", versa María Paula Caycedo.
Y añade: "El espacio público no crece y debemos compartirlo en esta multimodalidad. Ahora mismo, los coches privados van con uno o 1,2 ocupantes de media, principalmente en recorridos inferiores a cuatro kilómetros que se podrían hacer andando o en bicicleta. Y, además, compramos el coche pensando en el peor escenario posible, el de los viajes largos, que son los menos habituales. Es necesario un cambio de mentalidad".
Caycedo apela entonces a cuestionarnos "cómo queremos que se mueva la gente en la ciudad y, a partir de ahí, impulsar políticas, acciones y regulaciones para alcanzar ese ideal". Una vía que equilibre la parte propositiva, del impulso a nuevas fórmulas de transporte por medio de la innovación, con una normativa "proactiva, no reactiva, con diferentes niveles de seguridad y que incentiven el uso de diferentes modalidades en casos concretos".
Así será la movilidad del futuro
Le preguntamos a María Paula Caycedo cómo sería esa receta de la movilidad del futuro. Su respuesta es tan amplia como ambiciosa. Desde la integración de nuevas tecnologías como la 5G, la conectividad o el coche conectado y autónomo hasta la apuesta por formas de movilidad activa (caminar y bicicletas, con la consiguiente inversión en infraestructuras específicas e "incluso enseñar a montar en bici, que es algo no tan habitual en algunos países").
Pasando por cómo rediseñamos el espacio público ("El 50% de las ciudades está dedicado a los coches, ya sean parkings o carreteras, e incluso en urbes como Los Ángeles hay más espacio para aparcamientos que para viviendas", destaca), la logística sostenible (con foco en la última milla y la logística inversa) y la integración de nuevas fuentes de energías en el mix, como el hidrógeno.
Muchos ingredientes que introducir en un complejo escenario de presente y futuro. Ahí es donde entra en juego EIT Urban Mobility, con la misión de unir a las mejores startups del ecosistema europeo y los mejores investigadores con las autoridades públicas de las ciudades.
En ese sentido, recuerda la directiva, este organismo impulsado por la Comisión Europea ha acelerado ya a cerca de 90 startups, de las que un 15% han sido en nuestro país, además de haber acompañado a 350 startups en su camino hacia el éxito. "Entre ellas, algunas de gran éxito como Libelium, especializada en sensores de calidad del aire en las ciudades", reseña Caycedo.
Impulso público y conciencia ciudadana
Una confluencia de innovación y ordenación urbana, o a la inversa según prefieran, que requiere de la máxima implicación por parte de los actores públicos para garantizar su buena marcha.
"Las autoridades públicas europeas tienen muchos retos pendientes de aquí a 2030, muchos objetivos de descarbonización para los que no tienen todas las respuestas. Por ello, las ciudades son escenarios de prueba para muchas de estas tecnologías, pero venderle a una ciudad es diferente a hacerlo a una empresa", indica la experta. De ahí la necesidad de traductores, como EIT Urban Mobility, entre ambos mundos.
Junto a los gobiernos, la otra parte esencial de este cambio son los propios ciudadanos. "Por mucha tecnología que tengamos, no servirá de nada si los ciudadanos no deciden usarla", defiende la Head of Innovation Hub South en EIT Urban Mobility. "No se pueden imponer los cambios ni ofrecer números que no significan nada para los usuarios. Tenemos que buscar esa involucración, con proyectos que no generen polarización y por medio de la involucración de todos los agentes, públicos y privados".
En ese sentido, Caycedo concluye la necesidad de "involucrar antes, durante y después" al ciudadano en el diseño de las políticas de movilidad, mediante consultas públicas. También apela a la participación de las empresas tradicionales en estos cambios de patrones, "como en Francia están llevando a cabo para favorecer el carpooling", sentencia.