Así frenan los centros tecnológicos los efectos de un año de pandemia
Al comienzo, la fabricación de respiradores y EPIS fue la prioridad. La investigación de fármacos y vacunas son parte de los proyectos actuales.
15 marzo, 2021 12:51Noticias relacionadas
En la noche del viernes 13 de marzo de 2020 se declaraba en España el estado de alarma. Un día después se ordenaba el confinamiento en los domicilios para la gestión de la situación sanitaria ocasionada por la covid-19 y tratar de frenar su impacto.
Durante varias semanas, los ciudadanos se mantuvieron en sus casas y durante ese tiempo el orden de prioridades de gran parte de la población cambió. En el caso de los centros tecnológicos, decidieron ponerse al servicio de la sociedad para actuar contra una pandemia sin precedentes.
Movilizaron sus infraestructuras y las de las empresas con las que trabajan para poner en marcha diferentes proyectos. Muchos de ellos aún están en funcionamiento; otros, acaban de publicarse; y algunos, se prolongarán en el tiempo con la vista puesta en el futuro.
Como ejemplo, el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), centro integrado en REDIT, anunció el desarrollo de un test rápido de anticuerpos más sensible que los que se comercializan actualmente.
La buena noticia es que detecta la inmunidad al SARS-CoV-2 incluyendo la reciente cepa británica. Uno de sus aspectos más interesantes es que la tecnología que se ha aplicado en la investigación puede ser escalada a nivel industrial.
Equipamiento sanitario
Leitat es otro de los Centros que se implicó desde el principio en la lucha contra la covid-19. Lo hizo con equipos diagnósticos, desarrollando el primer respirador de campaña industrializable aprobado por la Agencia Española del Medicamento. Para ello emplearon la secuenciación genómica del virus, lo que permitió estudiarlo con detenimiento.
El estudio y la investigación de fitofármacos de acción antiviral basados en aceites fue uno de los trabajos más interesantes puestos en marcha por el Centro de Tecnológico Nacional Agroalimentario de Extremadura (CTAEX). Se utilizaron extractos vegetales procedentes de productos agroalimentarios como extracto de ajo y de hojas de olivo.
Ayudar a equipar a sanitarios y trabajadores esenciales desde el principio de la pandemia fue uno de los campos a los que más esfuerzos se dedicó en los inicios de la pandemia. En este sentido, destacan el consorcio de empresas gallegas formado para la fabricación de respiradores en serie. Y ahí estaba el Centro Tecnológico de la Automoción de Galicia (CTAG), centro que forma parte de AtiGA.
También la Asociación de la Industria Navarra (AIN), de la Fundación ADItech, participó en el proyecto de desarrollo de un equipo de respiración validado medicamente. Desde este centro tecnológico se encargaron de la coordinación del protocolo de industrialización.
Idonial, por su parte, participó en una alianza público-privada para crear equipos y dispositivos de protección individual, y Cidaut, Fundación para la Investigación y Desarrollo en Transporte y Energía, puso desde el primer momento todos sus recursos de conocimiento tecnológico e infraestructura para la fabricación de EPIS de urgencia.
La inteligencia artificial y el futuro
La inteligencia artificial (IA) jugó —y juega— un papel fundamental en esta lucha contra la pandemia para, por ejemplo, realizar un diagnóstico precoz de neumonía provocada por coronavirus. Entre los proyectos que se han puesto en macha figura el del Instituto Tecnológico de Informática (ITI). Este centro tecnológico puso al servicio de la pandemia la herramienta que habían desarrollado para la detección temprana del cáncer de mama.
La IA también estuvo detrás del seguimiento del estado de opinión de la sociedad española sobre la covid-19. Una herramienta creada por la Fundación CTIC es capaz de monitorizar los mensajes en Twitter y analizar la dimensión social de la enfermedad. Por su parte, la solución predictiva del centro tecnológico especializado en movilidad y mecatrónica de Navarra NAITEC, facilita el diagnóstico precoz identificando a los pacientes más críticos.
Eurecat ha sido un centro muy activo en la lucha contra la pandemia. Entre sus iniciativas, figura la colaboración con la Universidad de les Illes Balears. El objetivo es una investigación científica con hurones para la obtención de vacunas y fármacos que combatan enfermedades infecciosas. El coronavirus SARS-CoV-2 es una de ellas.
La vuelta a los puestos de trabajo tuvo sus puntos débiles. La seguridad de los trabajadores ha sido y es fundamental para las empresas. Por eso, el Centro de Información y Red de Creación de Empresas (CIRCE) creó SafeBack2Work, una herramienta que permite analizar las relaciones y movimiento de las personas en un centro de trabajo. La idea es poder detectar los puntos más vulnerables, teniendo en cuenta factores como el horario, el transporte, etc.
Con estos ejemplos se evidencia el compromiso de los centros tecnológicos por reducir el impacto de una situación que aún no se ha superado, y se pone de manifiesto que para las próximas posibles epidemias estaremos mucho más preparados.