Más de 890 mujeres investigadoras y tecnólogas trabajan en los 11 institutos tecnológicos integrados en la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (REDIT), lo que supone un 51,2 % de toda su plantilla (1.750 trabajadores). “Todas estas investigadoras y tecnólogas son miembros esenciales de nuestros equipos de investigación. Su talento, trabajo e implicación son fundamentales en el éxito de nuestro modelo”, subraya Fernando Saludes, presidente de REDIT.
“Reducir la brecha de género en el mundo de la Ciencia, la Investigación, el Desarrollo y la Innovación no solo es unas de las exigencias de la Agenda de Desarrollo 2030 y uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, sino también una realidad en REDIT”, incide Gonzalo Belenguer, director de REDIT.
Y una de las pruebas palpables es el papel que han desempeñado las investigadoras y tecnólogas de sus 11 institutos tecnológicos a lo largo de esta pandemia por la Covid-19.
Esta red tecnológica, durante la pandemia ha lanzado la plataforma ‘Sumamos frente al coronavirus’, que recoge las distintas soluciones que han desarrollado los investigadores de sus centros para compartirlas con otras empresas y regiones que puedan necesitarlas en un momento de emergencia sanitaria como el actual. "El sistema de innovación funciona y está consolidado porque tenemos unos activos y unos agentes tecnológicos de primer nivel", asegura Belenguer.
Así, las personas que trabajan en REDIT se han posicionado en primera línea en el impulso y el desarrollo de iniciativas para paliar la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia de la Covid-19, en colaboración con el Instituto Valenciano de la Competitividad Empresarial (IVACE). Estos son algunos casos de éxitos de estos proyectos liderados por mujeres investigadoras de REDIT:
Laura García Carmona, ITE
Esta doctora en Química y responsable en ITE del área de Química aplicada y Nuevos Materiales ha trabajado en el proyecto COVSENS para mejorar los test rápidos de antígenos para detectar la Covid-19.
El objetivo, explica a D+I Laura García, es lograr que estos test “sean menos invasivos y más fiables”, lo que, en su opinión, “puede tener una gran repercusión el facilitar la participación en cribados masivos, esenciales para el eficiente control de la pandemia mediante el rastreo de asintomáticos”.
Así, el ITE ha desarrollado un test rápido de antígenos que permite realizar medidas cuantitativas en muestras de saliva. El test se lleva a cabo en un tiempo de dos horas mediante ensayos descentralizados, que no requieren de instrumentación compleja. Una de las ventajas de este test respecto a los convencionales es que “puede llegar a detectar pacientes asintomáticos, por lo que se podría dar un valor de la carga viral en saliva”, destaca desde el ITE.
“Hasta el momento este test ha respondido favorablemente en condiciones controladas de laboratorio y se postula para ser evaluado en muestras de pacientes afectados por coronavirus”, aseguran desde el instituto tecnológico.
Gloria Lillo, Inescop
Esta investigadora en Materiales de Piso de Inescop ha trabajado en el desarrollo de sistemas desinfectantes virucidas contra la Covid-19 para el sector calzado, dentro del proyecto CovidShoe, financiado por el IVACE y los Fondos FEDER.
Ante el elevado grado infeccioso del SARS-CoV-2 y su fácil transmisión, es indispensable una buena desinfección para evitar que el calzado sea uno de los medios de propagación de la infección por trasiego.
“A las empresas de calzado les llegaba una amplia oferta de soluciones y tecnologías para la higienización de calzado, pero resultaba difícil o arriesgada la elección de productos o sistemas desinfectantes”, recuerda Gloria Lillo a D+I. A través de CovidShoe, añade, se han evaluado “los efectos que los diferentes tratamientos higienizantes (pulverización de líquidos, ozono, UV…) tienen en las propiedades estéticas, mecánicas y funcionales del calzado”.
Así, Gloria Lillo ha trabajado en el desarrollo de “materiales con propiedades viricidas capaces de prevenir el posible contagio por trasiego”, por lo que está enfocado, principalmente, en la suela, con lo que este instituto contribuye a generar confianza en la producción de calzado y permitir experiencias de compra seguras.
María Pilar Gómez, ITC
La doctora María Fernanda Gazulla, responsable del área de Análisis y Ensayos, y la doctora María Pilar Gómez, responsable del Laboratorio de Caracterización Físico-Estructural, junto a las investigadoras María Zacarías y Cristina Fabuel encabezaron la transferencia de su experiencia en impresión 3D en el sector cerámico para fabricar piezas de material sanitario: desde piezas de equipos sanitarios solicitadas por un centro hospitalario hasta partes de equipos de ventilación asistida, sin olvidar las viseras para máscaras protectoras, tiras de sujeción de mascarillas, abrepuertas, entre otras.
Pilar Gómez recuerda a D+I que esos primeros meses “fueron momentos difíciles y extremadamente atípicos, ya que parte de nuestra plantilla estaba confinada y teletrabajando, teníamos una sensación muy extraña, porque no habíamos vivido algo parecido hasta el momento”.
Así, este equipo de investigadores se centró “en pasar a la acción y poner nuestros conocimientos de la fabricación aditiva cerámica al servicio de la lucha contra los efectos mortales de la pandemia, para tratar de ayudar en todo lo posible y con nuestros medios, a intentar paliar la grave situación sanitaria”. El reto era hacer llegar las piezas hospitalarias a su destino y fue “una satisfacción poder hacer algo para contribuir”.
Gómez destaca que formar parte de equipos de trabajo en los que han podido “conectar con muchísimas personas con las que intercambiar conocimiento y experiencias”. Esto, asegura, les “ha enriquecido enormemente” al “comprobar que tanta gente estaba unida al mismo tiempo, focalizando sus esfuerzos y sus conocimientos en una misma dirección”.
Raquel Marzo, IBV
Raquel Marzo, responsable del área de Conocimiento sobre Necesidades y Preferencias de las Personas en el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), lidera un equipo multidisciplinar para incluir la voz de las personas en el diseño y testeo de productos orientados a mejorar la calidad de vida de las personas.
Durante la Covid-19, lideró el desarrollo de la plataforma, que se basa en criterios científicos y validados en rigurosas investigaciones del IBV relacionadas con la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas, que han contado con el apoyo del IVACE.
Así, la también responsable del laboratorio de cocreación CocreaLab explica que esta plataforma online de mejora del bienestar se ha puesto de manera gratuita a disposición de la ciudadanía en época de pandemia y recoge aplicaciones y consejos adaptados a diferentes grupos de edad.
En esta herramienta SUMMAT, diseñada para que las empresas se la ofrezcan a su plantilla para mejorar su bienestar, se puede obtener un diagnóstico del bienestar y se plantean retos para mejorarlo en función de las necesidades de cada usuario.
El objetivo de este proyecto es detectar cómo se encuentran los empleados respecto a su bienestar físico y emocional, una situación que puede ser complicada en esta época de confinamiento.
Esta iniciativa se llevó a cabo en marzo de 2020 como un elemento más de lucha efectiva contra la propagación de la Covid-19 y “resuelve la necesidad actual de las personas de mantener una vida saludable desde casa, permanecer activos, teletrabajar de forma segura con puestos de trabajo adaptados, así como combatir la soledad”.
Camilleri, Beneyto y Calvo, Itene
La biotecnóloga del área de Seguridad, Salud y Tecnologías de Monitorización Ambiental de Itene Pau Camilleri ha participado activamente en el desarrollo de un sistema biosensor para la detección de bioaerosoles de SARS-Cov-2 en aire. Su aportación ha sido clave al encargarse del desarrollo y la optimización de los receptores biológicos del virus, su integración en los electrodos a utilizar como sensor, y la evaluación de la sensibilidad del sistema.
Por su parte, la ingeniera química María Jorda Beneyto, doctora en ciencia de materiales y responsable de la Unidad de Aditivos y Materias Primas de Itene, ha participado en el desarrollo de un recubrimiento con propiedades viricidas para aplicación sobre sustratos flexibles de envase.
Así, ha trabajado para identificar los compuestos viricidas añadidos a los recubrimientos y la caracterización del material para corroborar la correcta dispersión de los mismos en las matrices, así como el análisis de resultados que demostraban la eliminación del SARS-Cov-2 en las superficies recubiertas con un efecto viricida de un 97% en 2 horas.
Teresa Calvo Vilanova, ingeniera química y jefa de proyectos en la Unidad de Transformación de Materiales de Envase de Itene, ha estudiado la formulación de los barnices, así como ha investigado la validación de la aplicación del recubrimiento viricida utilizando técnicas convencionales como la flexografía y huecograbado. El reto es garantizar la viabilidad y la fácil implementación de este recubrimiento viricida contra el SARS-Cov-2 en la industria de envase y embalaje.
Cristina Domínguez, Aimplas
La técnica de Ingeniería en Aimplas Cristina Domínguez fue la responsable de la impresión mediante tecnología de fabricación aditiva de los prototipos de mascarillas reutilizables desarrollados en este instituto con el apoyo de la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital.
En los momentos más críticos de la pandemia en los que había escasez de EPIs, esta ingeniera estuvo llevando a cabo la impresión y montaje de pantallas de protección dentro del movimiento solidario Coronamakers. Así, coordinó a otros técnicos con los voluntarios de Aimplas para lograr enviar más de 450 unidades a distintos centros sanitarios y residencias de mayores.
“Estas mascarillas con pantalla se pueden emplear en varias ocasiones, ya que se pueden desinfectar con un simple lavado o empleando lavadora o lavavajillas u otros procesos de esterilización y desinfección”, explican los responsables de este proyecto.
Además, desde Aimplas matizan que la desinfección es sobre el cuerpo de la mascarilla y pantalla y no de los filtros intercambiables, que según la normativa actual son de un solo uso.
Sonia Marco, Ainia
La responsable del Laboratorio de Microbiología de Ainia, Sonia Marco, ha participado en la puesta en marcha de un nuevo servicio de detección y cuantificación de SARS Cov2 en superficies y aguas, tanto de limpieza como residuales. En un principio, las aplicaciones de este ensayo, por la preocupación ante la posibilidad de transmisión por superficies, se centraron en sectores esenciales, como el alimentario. Posteriormente, el interés se ha centrado en la cuantificación del virus en aguas residuales como método de alerta temprana ante la aparición de nuevos brotes u olas.
La realización de estas pruebas se basa en el uso de una técnica de RT-qPCR, que sigue el protocolo de detección de SARS-CoV-2 aprobado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Tras la toma de muestras en depuradora o red de saneamiento y el traslado de esta al laboratorio, se procede a extraer el material genético y cuantificar SARS.CoV-2 mediante RT-qPCR. Las variaciones en la concentración del virus en las aguas residuales permiten detectar las variaciones de la incidencia en una población de manera anticipada a la aparición de síntomas.
“Como tecnóloga, convertir el conocimiento en mejora de la competitividad de las empresas y de la calidad de vida de los ciudadanos da sentido a mi trabajo diario. Cuando, además, esa satisfacción es compartida con tu equipo de trabajo, los momentos difíciles se convierten en oportunidades”, señala la responsable de este laboratorio de Ainia.
Para Sonia Marco, “prevenir el contagio en un sector esencial como el alimentario y contribuir al control de la pandemia, están siendo sin duda dos objetivos muy motivadores”.
Investigación frente a la Covid
En esta situación, los institutos tecnológicos se han convertido en "elementos decisivos para dinamizar y coordinar la interacción con el tejido empresarial. Se ha producido una imbricación absoluta", subraya Belenguer.
En la filosofía de estos centros está la de consolidarse como "nexo de unión entre conocimiento y tejido empresarial" y, en momentos como el actual, han demostrado que con su ayuda se puede "dinamizar la capacidad productiva" en una dirección. Así, junto al IVACE, los 11 centros de REDIT se lanzaron a la carrera de buscar proveedores de elementos y productos de los que había carestía.