Llevar la tecnología más disruptiva y avanzada a la vida real para mejorar la calidad de vida de las personas. Esta es la máxima de la madrileña Saturno Labs, una startup nada al uso que sueña con transformar en proyectos comerciales aquella investigación que en muchas ocasiones no traspasa los muros de los centros de investigación.
Su fundadora Natalia Rodríguez -ingeniera de telecomunicación- pronto detectó que existía un vacío entre esas tecnologías punteras y el impacto que generan en la ciudadanía. Este particular laboratorio tecnológico echó a andar en 2019 y, tan sólo un año después de su nacimiento, ya había captado la atención de Amazon.
"Esta tecnología tan avanzada la tienen en demasiadas ocasiones muy pocas personas y no llega a la economía real. Pensamos que era posible desarrollar proyectos para plasmarla en proyectos reales de salud, psicología o accesibilidad", afirma Rodríguez.
Uno de los nueve elegidos por Amazon
Su participación en la competición mundial -como único grupo de habla hispana- organizada por Amazon en 2020 para mejorar la capacidad comunicativa de su asistente virtual Alexa supuso un punto de inflexión en la trayectoria de la startup.
Natalia y su equipo fueron elegidos como uno de los nueve mejores equipos de todo el mundo y con ello consiguieron los 250.000 dólares que otorga Amazon para mejorar la tecnología de Alexa a través de un reto.
Se trataba de demostrar la capacidad de una máquina para exhibir un comportamiento inteligente similar al de un ser humano, en este caso, la capacidad de mantener una conversación con Alexa en inglés sobre cualquier tema durante más de 20 minutos.
El equipo de Saturno Labs consiguió hacer que algunos de los usuarios estuvieran hasta 50 minutos conversando con Alexa sobre cualquier tema.
Experiencia aplicada a otros proyectos
Para ello, el equipo liderado por Natalia Rodríguez, empleó los datos, la tecnología facilitada por Amazon y sus propios modelos interpretativos y generativos del lenguaje natural, así como su experiencia en proyectos de voz aplicada en empresas e instituciones como el Ayuntamiento de Madrid, Mercedes Benz, Fundación Viatris, Fundación ONCE, Adecco o Syxmex.
"Pudimos explorar en las 'tripas' de Alexa, fue una experiencia increíble que nos ha servido muchísimo para nuestros desarrollos futuros", afirma la fundadora.
Sus desarrollos de inteligencia artificial aplicados a la voz ya se han traducido en mejoras de la calidad de vida de las personas. El campo de acción es amplio y variado: desde un proyecto con la ONCE para que las personas ciegas activen los ascensores con la voz hasta su más reciente iniciativa que permitirá hacer un seguimiento emocional de los enfermos de cáncer.
En este caso en concreto, Saturno Labs ha llegado a un acuerdo para trabajar conjuntamente con el equipo de psicólogos e investigadores del IPES (Instituto de Psicología de Emoción y Salud), con la doctora Marta Redondo a la cabeza. El proyecto goza también del apoyo económico de la fundación Viatris.
Gracias a esta alianza, ha visto la luz ADAF, un proyecto que van a aplicar los cinco hospitales más grandes de Madrid y que cuenta con el aval de la SEOR y la SEOM (las dos sociedades médicas más importantes este ámbito). Permitirá realizar un inédito seguimiento emocional de los pacientes con cáncer.
Estas personas recibirán cada cierto tiempo una serie de preguntas sobre su estado emocional (las cuales van a ser publicadas en una revista de investigación de alto impacto), y el sistema será capaz de detectar por la voz su estado emocional y enviarles información personalizada del equipo de psicólogos que les pueda ayudar.
Además, se monitoriza todo el proceso, por lo que los doctores podrán ver en una plataforma toda la información desgranada antes de la consulta y se realizará una investigación científica sobre el impacto de la parte psicológica en el desarrollo del cáncer.
"Creemos que esta tecnología va a tener un gran impacto social y ahora ya nos ha surgido la oportunidad de escalarla y abrirla a otras patologías. Nacimos para que estas tecnologías llegaran al mercado real y salieran de los grupos de investigación de las universidades y es emocionante constatar que lo estamos consiguiendo", añade Rodríguez.