El Mar Menor ha vivido otro importante episodio de mortalidad de fauna marina este verano. Este espacio natural ya hace años que atraviesa su peor momento y las campañas reivindicativas para que se tomen medidas al respecto no cesan.
La última, una de las más potentes, se produjo el pasado mes de agosto, cuando los organizadores de la Vuelta Ciclista a España organizaron estratégicamente un final de etapa en la Manga que ayudó a visibilizar las quejas de los habitantes de la zona y de los principales colectivos ecologistas. Todo el mundo pudo ver y ser consciente del problema.
Pero hace falta algo más que reivindicación para revertir este drama medioambiental. Y organismos como el gobierno regional de Murcia han pasado a la acción haciendo valer herramientas tecnológicas como sondas sensorizadas para monitorizar y hacer más eficiente el uso de agua y fertilizantes.
En este punto, no conviene olvidar que la "causa principal" del último episodio de mortandad masiva de especies acuáticas, registrado este verano, es la "incesante entrada de fertilizantes a la laguna procedentes de la agricultura intensiva y otras actividades humanas en el entorno ribereño como causa principal", según reza literalmente un informe elaborado a solicitud del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
¿Qué está haciendo pues el gobierno de Murcia para intentar revertir esta situación? La región avanza en los trabajos de instalación de 1.000 sondas de humedad en 500 puntos del Campo de Cartagena.
Sistema de control de lixiviado
El proyecto está valorado en 1,4 millones de euros y permitirá monitorizar más de 44.000 hectáreas de cultivo con el objetivo principal de poner en marcha un sistema de control de lixiviado que favorezca un uso más eficaz y eficiente del agua y fertilizantes, acompañado de una optimización de energía asociada al uso del agua.
El consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, Antonio Luengo, visitó recientemente una de las explotaciones agrarias en las que ya se han instalado las sondas, que permiten "medir la humedad en distintos niveles del suelo, la conductividad eléctrica del extracto de saturación del suelo, así como la temperatura y humedad relativa en el ambiente y el suelo, y los cambios de nivel del acuífero, entre otros factores".
El proyecto está encaminado a "seguir avanzando en la agricultura sostenible de precisión, que permitirá mejorar la sostenibilidad ambiental de los regadíos de esta zona y disminuir las presiones sobre la laguna, promoviendo, a la vez, un sistema de control y alertas de seguimiento que faciliten una mejor aplicación de los bienes agrícolas".
El citado informe del Ministerio destaca el papel determinante del aporte de nutrientes y materia orgánica como motor de eutrofización del Mar Menor.
"Plan puntero"
El exceso de fitoplancton ocasionado por esta dinámica ha limitado la entrada de luz y ha afectado tanto a la fotosíntesis como a la disponibilidad de oxígeno disuelto hasta niveles próximos a la hipoxia.
El evento extremo de este verano, "uno más desde la sopa verde de 2016", muestra que el ecosistema lagunar "ha perdido su capacidad de autorregulación".
En cuanto al proyecto, "se trata de un plan puntero tanto nacional como internacional, que va a permitir, además, conectar las sondas a una estación registradora con comunicaciones en la nube, con baterías y panel solar, que recopila la información y la envía al servidor central de la Comunidad de Regantes, mostrando los datos recibidos a los regantes y mejorando su gestión", explica el consejero.
Los datos recibidos de la red de sondas los gestionan y validan el Instituto Geológico Minero de España (IGME) y el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, para su tratamiento y posterior uso por la Comunidad de Regantes a través de la plataforma web.
Además de las 1.000 sondas de humedad, la Comunidad está instalando también 50 caudalímetros, 25 pluviómetros, 500 sensores ambientales, 5 piranómetros, 5 estaciones meteorológicas completas, 55 sensores de humectación de hoja y 25 piezómetros para el control del acuífero, "lo que demuestra el claro interés del Gobierno regional por la protección del ecosistema y la contribución a la recuperación del Mar Menor", concluyó Luengo.
El proyecto está financiado al 80 por ciento por el FEDER, Fondo Europeo Regional de Desarrollo, y el restante 20 por ciento con fondos propios de la Comunidad Autónoma.