Lo llamamos Asperger, pero esa definición de un trastorno del neurodesarrollo que incide notablemente en la interacción social ya no existe como diagnóstico médico.
"Ya no, desde 2013, con la salida del DSM-5 [Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición] se cambió, se dejaron de utilizar los diagnósticos de síndrome de RETT, trastorno desintegrativo infantil, autismo, síndrome de Asperger… Todos se agrupan en el TEA [trastornos del espectro autista], grado uno, dos o tres", Detalla para D+I el psicólogo especialista en la materia Héctor Redondo.
Redondo ha concebido un proyecto innovador, utilizando tecnología de realidad virtual, para ayudar a personas con síndrome de Asperger, es decir, con TEA grado uno, a "reducir la ansiedad y mejorar el contacto ocular, además de las dotes comunicativas".
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El proyecto se ha presentado en Las Rozas Innova precisamente en vísperas del Día Mundial del Asperger-Autismo, que se celebra este sábado. La empresa municipal del pueblo madrileño será la sede de una experiencia en 18 sesiones, de febrero a diciembre.
Redondo trabaja "desde hace cinco años en la asociación Asperger Madrid y un año antes, en la asociación Antares. Siempre con personas TEA grado tres en el caso de Antares y grado uno, en el caso de Asperger Madrid". Actualmente realiza talleres grupales para habilidades sociales y terapia grupal. Y lo que pone ahora en marcha es un "programa piloto investigativo, con un objetivo muy claro en la intervención y en la terapéutica, para mejorar la comunicación con un objetivo ulterior de mejorar la calidad de vida".
Gafas inmersivas
Para ello contará con gafas inmersivas Oculus Quest 2 (de Meta, la matriz de Facebook), que, aunque "no son el dispositivo más avanzado que existe, tienen buen software", combinadas con el programa Virtual Speech, utilizado por empresas para mejorar la comunicación de sus directivos.
Con ese software, el sujeto que utiliza las gafas puede encontrarse frente a un auditorio virtual, para mejorar su capacidad de hablar en público, o en otro tipo de situaciones que le ayuden a ensayar su reacción e interactuación social en un ambiente controlado de aspecto cotidiano.
En una breve demostración, un par de voluntarios experimentaron sus primeras sensaciones frente a un patio de butacas lleno de espectadores, en una playa paradisiaca con cientos de tortugas corriendo entre sus pies y bajo el agua, rodeados de peces.
Redondo explica que la graduación del "espectro autista" se caracteriza por "las dificultades en la comunicación y en los patrones de conducta repetitivos que interfieren en mayor o menor medida en todas las personas". El grado uno es el que necesita menos apoyo ("búsqueda de empleo, comunicación social…") y es en el que mayoritariamente se encuadran las personas con lo que comúnmente se denomina "síndrome de Asperger".
No hay discapacidad intelectual
"El síndrome de Asperger es la parte del espectro autista que involucra a personas que no tienen discapacidad intelectual y tampoco un trastorno del lenguaje como tal. Hablan perfectamente. Lo que tienen son problemas de comunicación y de una rigidez de comportamiento e intereses muy restringidos, que no afectan al desarrollo intelectual", aclara Paloma Martínez Ruiz, presidenta de la asociación Asperger Madrid (fundada en 2003 y que sí utiliza esa denominación) y de la Federación Española de asociaciones relacionadas con el TEA.
La detección de algún tipo de trastorno autista se puede producir desde muy temprano, "desde los nueve meses [de un bebé], aproximadamente", indica Redondo, "pero generalmente los diagnósticos se hacen alrededor de los tres años".
"Como el Asperger tiene un componente de comunicación y de no afectación del lenguaje, se suele esperar hasta los cuatro o cinco años, como mínimo, para poder descartar otro tipo de trastorno de desarrollo", precisa Martínez Ruiz.
Según los datos que maneja, una de cada 100 personas tiene algún trastorno del espectro autista, aunque "se calcula una incidencia todavía mayor". La asociación madrileña que preside tiene cerca de medio millar de asociados y en el ámbito de la Federación son unas 5.000 familias. En algunos casos "hay familias que tienen más de una persona diagnosticada". Es un terreno todavía necesitado de mucha investigación.
Expectativas
A la presidenta de Asperger Madrid le parece que la popularización del síndrome, y la imagen que se ha dado en casos de personas de éxito que lo padecen, "tiene su parte positiva y su parte negativa. La positiva es que da una imagen muy constructiva de las personas con Asperger, pues les equipara, como genios, con gente que puede conseguir sus metas y eso es muy positivo".
"Lo malo es cuando las personas se hacen una idea demasiado buena y obvian los aspectos limitantes de este trastorno, que son muchos", prosigue. "Tienen mucho sufrimiento interno, porque se dan cuenta de la diferencia. Se dan cuenta de que se les juzga por unas habilidades sociales de las que carecen. Unos poquitos son genios y el resto no. Y eso genera muchas veces expectativas que no son reales y dificulta mucho abordar realmente e intervenir en las limitaciones y las barreras".
En cuanto al programa con realidad virtual, de momento cuenta con cuatro participantes, tres chicos y una chica, que Redondo espera ampliar con una chica más, a la espera de que se presente una candidata voluntaria, preferentemente de Las Rozas, dado el apoyo y financiación que aporta su ayuntamiento. Según Las Rozas Innova, la actividad podría llegar a una decena de participantes.
"La idea es aplicar esto después en proyectos superiores. Esto es una fase inicial", afirma Martínez Ruiz.
"En este ensayo en concreto, con la tecnología de realidad virtual", detalla Redondo, "nos hemos marcado como indicadores de resultado disminuir un 5% de la ansiedad, a la hora de comunicar, y aumentar un 10% el contacto ocular ".
Por cierto, la idea de aplicar esta tecnología surgió del propio psicólogo, que confiesa a D+I que su afición a los videojuegos le llevó a profundizar en los aspectos más avanzados de la tecnología: "Sobre esto de hoy… pues está la historia corta y la historia larga. Le voy a contar la corta: me compré unas gafas, descubrí el programa [Virtual Speech] y me decanté por hacer el proyecto".