La salud mental ha sido, y es, un tabú en muchas culturas. Una de las regiones donde sigue siendo un estigma es en Latinoamérica. Según la Organización Mundial de la Salud, un cinco por ciento de los adultos en los países latinos sufren depresión y pocos reciben tratamiento, aunque las cifras podrían ser mayores.
La pandemia no hizo más que acentuar el problema y, en Estados Unidos, los latinos encuentran más barreras a la hora de acceder a psicólogos que puedan asistirles.
Según un informe del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), un 40% de los latinos encuestados admitieron padecer síntomas de depresión en el año 2020. Sin embargo, pocos son los que acuden a profesionales.
Luis Suarez, CEO y fundador de la plataforma Sanarai, se ha dispuesto a atajar este problema. Nacido en México, pero afincado en Chicago, decidió apartarse de su carrera profesional en el sector energético para centrarse en su startup.
“Estudié mi máster en Carolina del Norte y eso me llevó a Chicago. Allí estuve ejerciendo como consultor estratégico y eso me abrió las puertas a nuevas industrias”, comenta Suarez en una conversación con D+I. “Trabajé en la transformación digital de medios de comunicación, bancos, productos para el consumidor y en el sector tech”.
Una ajetreada vida laboral y los efectos de la pandemia hicieron que Suarez buscara ayuda para su bienestar mental. Reconoce que, desde joven, siempre ha acudido a especialistas. Sin embargo, encontró problemas a la hora de dar con un especialista que hablara español y pudiera adaptarse a sus horarios.
Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que existía una oportunidad de negocio con un mercado amplio en Estados Unidos: “Solo había un 5% de profesionales en Estados Unidos que hablaran español frente al 13% de la población del país que es latina y domina el idioma”.
En julio de 2020 decidió probar suerte con Sanarai dentro de México, al ser un mercado más fácil de abordar, con grandes oportunidades de negocio y con nuevas generaciones que cada vez se preocupan más por la salud mental.
A partir de ahí, Sanarai experimentó un gran crecimiento y ahora está disponible para todos los países. El servicio lleva a cabo más de 1000 sesiones con especialistas cada mes.
La plataforma pone a disposición de los usuarios un listado de psicólogos online. Cada uno se especializa en diferentes sectores: niños, adolescentes, adultos, LGTBQ+, parejas y familia. El usuario puede ver la experiencia profesional de cada psicólogo y su localización, y elegir aquél con el que tenga mayor afinidad.
Lo que más llama la atención de Sanarai es que la plataforma se adapta a los horarios del usuario, pudiendo escoger la cita que mejor le convenga. El precio es de 35 dólares por cada sesión de 50 minutos.
“Tenemos mucha demanda para este tipo de servicio por parte de las nuevas generaciones”, admite el fundador de Sanarai. “El comportamiento de la sociedad está cambiando. Tradicionalmente se buscaba más apoyo en la familia o incluso en instituciones religiosas y no tanto en profesionales de la salud mental, pero esto está evolucionando a gran velocidad”.
Cualquier psicólogo con título universitario tiene la opción de presentar sus servicios en la plataforma. Un asesor contratado por Sanarai en Los Ángeles, con doctorado en psicología, se encarga de validar las credenciales de los candidatos.
Para el lanzamiento de Sanarai, Suarez hizo uso de sus propios fondos y más recientemente recibió una inversión de 100.000 dólares por parte del Fondo para Fundadores Latinos de Google for Startups.
Ahora Google acude los servicios de Sanarai para ofrecer asistencia psicológica a los fundadores que están en las primeras fases del lanzamiento de sus negocios.
El plan de Suarez es expandir Sanarai en el sector b2b y que las empresas puedan ofrecerlo como parte del paquete de beneficios para sus empleados. Su punto de mira está fijado, principalmente, en la expansión por América Latina. Su fundador apunta alto y aspira a generar el primer millón de dólares de beneficios en los próximos dos o tres años.