Inventa, la startup del español Marcos Salama, quiere transformar la forma de gestionar el 'retail'
La plataforma, que ya funciona en Brasil, ha conseguido una serie A de 20 millones de dólares liderada por Andreessen Horowitz y Monashees.
26 enero, 2022 02:09Inventa nació en plena pandemia, en marzo de 2021, como una solución para optimizar el proceso de compra de las pequeñas empresas. Desde entonces no ha dejado de crecer un 100% cada vez.
Marcos Salama (Madrid, 1983) es el fundador y CEO detrás de esta compañía que permite que las pequeñas y medianas empresas, emprendedores y vendedores al por menor puedan acceder a un mejor inventario gracias a una particular combinación de crédito, datos y tecnología.
Inventa acaba de conseguir 20 millones de dólares de inversión en una insólita serie A. Insólita porque se trata de la primera vez que el fondo más afamado de Silicon Valley -Andreessen Horowitz- entra con una cantidad tan notable en una etapa tan temprana en Brasil. Acompañan en la inversión, Monashees, pioneros en Brasil, así como Founders Fund, Greenoaks, Greylock y Tiger Global; además de 'business angels' de renombre como Hans Tung o Carlos García Ottati de Kavak. En fases previas ya invirtieron Pear VC y NXTP en una ronda semilla de 5,5 millones de dólares.
Inventa es, en parte, muy parecida a Fair.com en Estados Unidos. “Somos la columna vertebral de la economía local. Queremos ayudar a que las pequeñas tiendas tengan acceso a crédito y software que hasta ahora no estaba a su alcance”, relata Salama a D+I.
El fundador se impone una meta de un millón de emprendedores de aquí a cinco años. Por ahora tienen más de 20.000 tiendas en Brasil con más de 400 proveedores.
La startup con sede en Sao Paulo supera los 100 empleados. El 35% de los mismos se dedica a labores de software. En los planes de este español entra abrir oficinas en más lugares durante el próximo año. “Esto es solo el comienzo, pero nuestra visión es a largo plazo”, enfatiza.
Marcos Salama, el 'trotamundos'
Marcos Salama considera que emprender es algo que vivió en su casa, pues tanto su padre como su abuelo crearon su propia compañía. Tras estudiar ICAI en Madrid, se mudó a Malasia; de ahí, tres años a Singapur.
Con su MBA de Stanford en el bolsillo se fue a Colombia, como consultor en McKinsey para dar el salto más relevante de su carrera antes de decidirse a emprender: entró en Rappi en la serie A. Ahí vio cómo el pequeño comercio tenía muchísimas posibilidades de sufrir una disrupción. “Solo en América Latina hay un mercado potencial de 15 millones de pequeños comercios y en Brasil de cinco millones”, explica.