Con la colaboración de

Invertia

Atasco en las renovables: España tiene más proyectos a la espera de conectarse a la red que ningún otro país

La construcción de todos los proyectos solares y eólicos a los que se ha concedido autorización en España triplicaría prácticamente la capacidad instalada actual.

31 octubre, 2023 02:39

Las redes eléctricas son una de las piezas clave de la transición energética, pero pueden convertirse en el gran cuello de botella de la expansión de las renovables sin la inversión necesaria para su modernización y despliegue. España aspira a ser una gran potencia en la generación de energía limpia, pero en proporción a su capacidad instalada, es el país que sufre el mayor atasco del mundo de proyectos solares y eólicos. Unos 130 gigavatios (GW) en fase avanzada están haciendo ya cola para conectarse a la red, según consta en un reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en el que insta a duplicar la inversión en estas infraestructuras para alcanzar los objetivos climáticos.

Para ponerlo en perspectiva: la construcción de todos los proyectos solares y eólicos a los que se ha concedido autorización en España para conectarse a la red triplicaría prácticamente la capacidad instalada actual. Es más, estos 130 GW —que equivaldrían a la potencia instalada de unas 130 centrales nucleares— suponen un 10% de los proyectos renovables en fase avanzada a escala global.

Como señala la AIE, “la electrificación y el despliegue de las energías renovables se están acelerando, pero sin redes adecuadas que conecten la nueva oferta de electricidad con la demanda, existe el riesgo de que la transición hacia energías limpias se estanque.

En la misma línea, un indicador usado para comparar los distintos países en cuanto a la instalación de renovables, el Renewable Energy Country Attractiveness Index (RECAI), elaborado por Ernst & Young (EY), sitúa a España como el octavo país del mundo y el segundo de Europa con mayor proporción de producción renovable, con más de un 58% de su potencia instalada total. En concreto, la potencia eléctrica total instalada en España es algo superior a los 122 GW, de los cuales, la capacidad renovable ronda los 71 GW.

Sin embargo, esta explosión de las energías limpias no ha tenido la necesaria correspondencia en la modernización y ampliación de unas infraestructuras de red que hoy ya no dan abasto para atender a la generación renovable. Como señala un informe de Aurora Energy Research, “el sistema de transporte de electricidad de España no ha seguido el ritmo de la rápida expansión de las energías renovables en el país en los últimos años, creando áreas donde los activos de transmisión locales no tienen la capacidad de entregar energía disponible a los consumidores, causando que la generación sea restringida”.

Para alcanzar sus objetivos de descarbonización, urge expandir y modernizar la red eléctrica. De lo contrario, sería imposible aprovechar el potencial de las fuentes de energía limpia y garantizar un suministro estable y sostenible.

Cuando tantos gobiernos apuestan por la producción nacional de energía barata y baja en carbono para reducir su dependencia de terceros países y aumentar su seguridad energética, España tiene una oportunidad única para aprovechar su ventaja comparativa y posicionarse como un líder energético global. Pero no podrá conseguirlo si no intensifica con rapidez su inversión en redes, lo que exige agilizar los trámites administrativos que la ralentizan y, a menudo, acaban haciendo imposible.

“El panorama económico actual podría facilitar los incentivos y el gasto en proyectos de infraestructuras, lo que brindaría aún más oportunidades a la industria de las energías renovables para impulsar la demanda de energía verde”, explica Agustín Rico, socio responsable del sector Energía de EY en España. “Los agentes que quieran prosperar en este nuevo entorno necesitarán acceso a capital flexible y a toda la cadena de valor de la energía, además de agilidad para operar en múltiples jurisdicciones” y, añade: “Se necesita agilizar la construcción y refuerzo de cadenas de suministro localizadas para cumplir los objetivos de cero emisiones netas”.

El borrador del Plan Nacional Integrado de Energía (PNIEC) remitido por el Gobierno en funciones a Bruselas contempla que, en 2030, España produzca un 81% de su electricidad con fuentes renovables, pero las inversiones previstas en la mejora y ampliación de la red no acompañan estas proyecciones como ha advertido incluso la Comisaria Europea de Energía Europea Kadri Simson.

El PNIEC - limitado en esta materia por una Ley aprobada en 2013, en medio de grandes restricciones presupuestarias y cuando la descarbonización distaba de ser una prioridad, proyecta inversiones de 0,45 euros en redes por cada euro invertido en capacidad de generación renovable, muy lejos de los 0,67 euros por euro renovable que considera imprescindible la patronal eléctrica europea y fuera de la horquilla de entre 0,7 y 1 euro que estima como adecuadas la AIE.

El informe de la AIE destaca que la falta de inversión y de expansión en infraestructuras eléctricas podría obstaculizar el crecimiento a largo plazo de las energías renovables y retrasar la transición hacia un sistema de energía más sostenible. Aunque admite que los arreglos provisionales pueden permitir el despliegue de capacidad a corto plazo, para garantizar un desarrollo sostenible es fundamental un esfuerzo de planificación e inversión a largo plazo. La expansión de la red eléctrica no solo da acceso a más proyectos de energía limpia, sino que también mejoraría la estabilidad y confiabilidad del sistema eléctrico en su conjunto.

"Ya hay indicios de que las redes se están convirtiendo en un cuello de botella para las transiciones hacia energías limpias"

Agencia Internacional de la Energía

La Agencia se lamenta de que “ya hay indicios de que las redes se están convirtiendo en un cuello de botella para las transiciones hacia energías limpias y analizamos los riesgos a los que nos enfrentamos si el desarrollo y la reforma de las redes no avanzan con la suficiente rapidez”. El asunto es grave porque “retrasar las medidas significa prolongar la dependencia de los combustibles fósiles, lo que se traduce en un aumento de las emisiones y de los costes para la sociedad. Se necesita un nivel de atención sin precedentes por parte de los responsables políticos y empresariales para garantizar que las redes apoyen la transición hacia energías limpias y se mantenga la seguridad eléctrica”.