España, a la cola de Europa en el uso de bombas de calor, la 'solución' de la UE para reducir emisiones
Su tecnología es clave para la transición energética porque reduce eficientemente las emisiones de gases de efecto invernadero.
27 septiembre, 2023 03:41La bomba de calor es una de las alternativas más eficientes para salvaguardar el medio ambiente y, de paso, reducir nuestra factura energética. Se trata de un dispositivo que deja obsoletas otras opciones que hacen uso de combustibles fósiles de gas o gasoil, como las calderas tan habituales en los hogares españoles. Sin embargo, el panorama parece poco probable que cambie a corto o medio plazo dado que, frente a la popularización de esta tecnología en el resto de Europa, en España apenas se concede un peso significativo a este sistema en el nuevo borrador del PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030) del Ministerio de Transición Ecológica que reduce, respecto al anterior plan, en un 25% la contribución de la bomba de calor en el consumo energético, mientras que en otros países europeos la apuesta por este recurso es masiva.
Los argumentos dados por la administración española en el citado borrador apuntan a que “las bombas de calor individuales suponen en verano la creación de un efecto de isla de calor que no hace sino estirar más la demanda eléctrica necesaria para mantener las condiciones de confort, a costa de empeorar la eficiencia energética y aumentar el consumo energético”. Esta visión contrasta con la de la Comisión Europea y de las agencias internacionales y asociaciones sectoriales, todas las cuales ven en la bomba de calor una tecnología clave para la transición energética y para cumplir el objetivo de que el 40% de los edificios residenciales se calienten con electricidad en 2030. De hecho, en la nueva Directiva de Eficiencia Energética de la UE publicada el día 20 de septiembre está contemplado que será imposible obtener un certificado energético en las viviendas donde haya calderas de gas.
Por ejemplo, la Asociación para la Transición Energética (ATE) considera a la bomba de calor un claro ejemplo de tecnología para la transición energética, con la que se puede sustituir el uso de gas por electricidad limpia con una eficiencia “muy elevada”. Según datos de Eurostat, alrededor del 50% de toda la energía consumida en la UE se utiliza para calefacción y refrigeración, y más del 70% todavía proviene de combustibles fósiles (principalmente gas natural). En el sector residencial, alrededor del 80% del consumo final de energía se utiliza para calentar espacios y agua.
El informe de la Comisión Europea de 2022 sobre la competitividad de las tecnologías de energía limpia, indica que el despliegue de todo tipo de bombas de calor (desde casas unifamiliares hasta grandes edificios de apartamentos, terciarios y bombas de calor de redes de calor hasta bombas de calor de alta temperatura para aplicaciones industriales) “es necesario para cumplir nuestros objetivos climáticos reforzados”.
Según la Comisión, permite un mayor uso de fuentes de energía renovables, energía ambiental y calor residual. En los edificios, las bombas de calor se utilizan para calefacción, agua caliente sanitaria y, en algunos casos, también para refrigeración. Las bombas de calor funcionan aprovechando el calor del aire, el agua o el suelo para calentar o enfriar un espacio. Esto significa que requieren una cantidad relativamente pequeña de energía para funcionar, lo que las convierte en una alternativa mucho más sostenible a los sistemas tradicionales. Además, las bombas de calor pueden utilizarse para generar agua caliente sanitaria, lo que las convierte en una solución integral para la calefacción y el agua caliente de un hogar o edificio.
Un informe publicado en 2022 por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) predice que las bombas de calor reducirán la demanda de gas de Europa para calefacción de edificios en al menos 21.000 millones de metros cúbicos en 2030. Aunque aún no hay informes completos del conjunto del beneficioso impacto de esta tecnología en la reducción de emisiones de gases contaminantes, sí que hay algunos ejemplos destacados en los países que más están apostando por la bomba de calor. Por ejemplo, el pasado año, Francia se posiciona con 15,6 toneladas de dióxido de carbono evitadas con esta tecnología frente a España, que tan solo evitó 1,3 toneladas, según datos de la EHPA (Asociación Europea de Bomba de Calor).
Previsiones millonarias
En línea con los objetivos establecidos en el Pacto Verde Europeo, el plan RePowerEU, la Comisión exige anticipar las inversiones en energías renovables y eficiencia energética. Se trata de reducir las importaciones de combustibles fósiles, duplicar la tasa actual de implementación de bombas de calor en edificios y acelerar el despliegue de grandes bombas de calor para redes urbanas de calefacción y refrigeración. Con ello, se instalarán, al menos, 10 millones de bombas de calor adicionales para 2027. Con la eliminación gradual de las calderas particulares para 2029 se puede esperar un despliegue adicional total de 30 millones o más de bombas de calor para 2030. Además, la rápida implementación de esta tecnología más limpia precisará en Europa de, al menos 500.000 empleados cualificados equivalentes a tiempo completo, según estimaciones de la industria.
Para lograr este ritmo en la renovación de calderas fósiles por sistemas de bombas de calor, la Comisión también ve la necesidad de crear nuevos instrumentos de financiación. A partir de 2026, todos los países de la UE podrán beneficiarse del Fondo Social para el Clima, un nuevo Fondo de la UE de 86.700 millones de euros que permitirá, en particular, a los países de la UE apoyar medidas de eficiencia energética y la descarbonización de la calefacción y la refrigeración en los edificios, incluida la instalación de bombas de calor, para hogares vulnerables (en particular aquellos en situación de pobreza energética) y microempresas.
Los recursos del Fondo Social para el Clima provienen de una parte específica de los ingresos obtenidos en la subasta de derechos de emisión bajo el nuevo esquema de comercio de emisiones (ETS2) que pondrá un precio al carbono sobre los combustibles utilizados en edificios, transporte por carretera y otros sectores a partir de 2027, fortaleciendo así la competitividad de las bombas de calor. Además, más allá del Fondo Social para el Clima, el ETS2 proporcionará importantes ingresos por subastas a los países de la UE para apoyar la transición verde, especialmente en el sector de la construcción.
Países más comprometidos
Los datos de la asociación EHPA correspondientes al cierre del pasado año indican que hay 14,84 millones de bombas de calor en Europa. España cuenta actualmente con 1,25 millones, un dato muy bajo en relación a su población y se encuentra por debajo de la media europea. En cuanto a las ventas recientes, España se sitúa con 9,8 bombas de calor vendidas por cada 1.000 hogares en 2022, mientras que Finlandia lidera el ránking al alcanzar 69,36 unidades vendidas y Reino Unido se coloca en última posición con 1,9 del análisis de 21 países. Así, España se ubica en la posición decimoséptima. Traducido a unidades, en España se vendieron 184.950 bombas de calor el año pasado, mientras que en Francia alcanzó las 621.776 unidades, seguida de Italia con 513.535.
Los países nórdicos son líderes en el empleo de esta tecnología eléctrica: Noruega, Suecia, Finlandia, Estonia y Dinamarca encabezan el número de bombas de calor por cada 100.000 habitantes, dando paso a otros países de nuestro entorno como Francia e Italia.