La sostenibilidad y la digitalización son dos de los pilares que sostienen las nuevas tendencias globales en cuanto a infraestructuras. Se aboga por hacer construcciones más eficientes para su uso diario pero, al mismo tiempo, que sean capaces de implementar la última tecnología y, por supuesto, de regirse por el respeto al medio ambiente durante todo su ciclo de vida.

Es por ello que estos parámetros están muy presentes en las últimas incorporaciones a la cartera de proyectos de ACS. El Grupo responde de esta manera al dinamismo de la sociedad y basa estos nuevos contratos suscritos durante el último año en cuatro nichos muy concretos que, además de erigirse en los motores de la compañía, consolidan su posición de liderazgo en el mercado. Son los siguientes: movilidad sostenible, transición energética, digitalización y biofarmacia y sanidad. Todos ellos configuran una nueva filosofía cuyos desafíos, según defiende la empresa, pueden convertirse en oportunidades de crecimiento y rentabilidad.

El cuidado del entorno allí donde ejecuta sus proyectos, así como en la propia configuración de las infraestructuras, se ha convertido desde hace unos años en una prioridad para el grupo ACS, por lo que esta filosofía se extiende a todos sus contratos. Y aunque eso alcanza a todo tipo de actuaciones, quizá por su simbolismo y por lo que ha tenido de ágil su respuesta ante los acontecimientos, los trabajos en la isla de La Palma para restablecer las comunicaciones en las zonas más afectadas por la erupción volcánica del pasado año merecen una mención destacada, puesto que se trata de un proyecto único en el mundo.

Dragados, filial del Grupo, consiguió devolver la normalidad a la zona restituyendo la conexión Norte-Sur en la isla en condiciones muy difíciles, dado que las temperaturas en algunos puntos aún alcanzaban cotas de hasta 350ºC. Además, había otro reto inédito: construir una carretera sobre un material volcánico tan reciente. Pero ante las dificultades, se consiguió innovar de acuerdo a ese compromiso de sostenibilidad para salvar los problemas dado que incluso se usó material volcánico para desarrollar la obra.

Trabajos en la zona más afectada por el volcán de La Palma.

Es un ejemplo, tan importante para los habitantes de la isla como simbólico en el conjunto del potfolio de la empresa, pero no el único. Como señala Juan Santamaría, CEO del Grupo, los cuatro ejes que configuran el futuro de ACS están cada vez más enfocados al nuevo paradigma que aboga por la digitalización y las formas de energía sostenibles. Por eso, las últimas adjudicaciones responden a esta creciente demanda de instalaciones de este tipo.

La construcción y puesta en marcha de plantas de baterías han copado algunos de estos contratos que miran hacia la nueva movilidad sostenible y electrificada. Es el caso de los firmados con LG y Honda o Panasonic, con un valor conjunto que asciende a más de 5.000 millones de euros. Son instalaciones que remarcan el rol protagonista de ACS en este concepto y que, sin duda, ha sumado para un futuro en el que, como anunciaba su CEO, se añadan más infraestructuras de este tipo a las regiones donde opera. En la Junta General de Accionistas de Hochtief, filial alemana de ACS, Santamaría calculó que la inversión de los fabricantes automovilísticos en la cadena de suministros de los vehículos eléctricos puede llegar hasta los 330.000 millones de dólares en todo el mundo.

Planta de baterías en Victoria, Australia.

A este catálogo también se añadirá en los próximos meses la fábrica de reciclaje de baterías para la empresa Ascend Elements, una instalación única en el mundo, que se proyecta en Kentucky y que está valorada en 1.000 millones de dólares. Y en paralelo, y a través de Cimic, la filial de concesiones en Australia, también desarrollará un parque solar a gran escala con una capacidad de generación de hasta 130 MW.

Tecnología como medio y como fin

Todas estas líneas de negocio están relativamente próximas dada la concepción multidisciplinar de muchos de estos proyectos. Por eso la digitalización y la tecnología es vital para el diseño, la ejecución y la puesta en marcha de estas instalaciones. El uso de drones, de robots y de herramientas de inteligencia artificial, por ejemplo, han cambiado la manera de proyectar las obras y permiten ir hoy en día más allá en cuanto a eficiencia, reducción de plazos y de sostenibilidad, que es el gran objetivo.

Centro de datos construido por Turner, filial de ACS en EEUU.

Pero además de ser un medio, la digitalización también es un fin en sí mismo para muchos de estos nuevos proyectos que tiene ACS. Y como representantes de estas nuevas macrotendencias, los centros de datos son una de las infraestructuras más representativas. Son instalaciones clave para el correcto funcionamiento de la mayoría de servicios que recibimos por parte de las grandes empresas, independientemente del sector. Para Santamaría, el margen de crecimiento en este nicho es enorme y calcula que “las oportunidades en el sector de los data centers se elevan a 110.000 millones de dólares”.

Turner, filial del Grupo en Estados Unidos, ya ha participado en la puesta en marcha de algunos de los data centers estratégicos de las mayores tecnológicas del mundo y esa experiencia también se está empezando a exportar a Europa, en este caso de la mano de otra de las empresas del grupo, la alemana Hochtief, que acaba de cerrar un acuerdo para construir estas instalaciones en Alemania.

Hospital infantil de Filadelfia.

En el ámbito de la salud y la biofarmacia, Juan Santamaría también puso en valor el creciente peso en la cartera de ACS de proyectos relacionados con este sector, especialmente los relacionados con hospitales o instalaciones especializadas en el ámbito oncológico.

Son muchos los proyectos en marcha en este campo pero también los que vendrán en el futuro tras ser formalizados en los últimos doce meses. Santamaría anunciaba, entre otros,  la construcción del nuevo hospital infantil de Boston y una planta farmacéutica en Colorado, valorada en 725 millones de dólares, en la que se producirán oligonucleótidos que ayudan a tratar el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, entre otras patologías.

Todos estos proyectos difieren en cuanto a sus usos pero tienen en común no solo esa constante mirada al medio ambiente y a la innovación, sino también a las necesidades de una sociedad cada vez más concienciada con estos conceptos y que busca más calidad, eficiencia y seguridad en sus rutinas.