La sede del Banco Central Europeo iluminada de noche mientras dos turistas pasean por delante.

La sede del Banco Central Europeo iluminada de noche mientras dos turistas pasean por delante. Reuters.

Invertia

El año en el que el dinero dejó de ser gratis y la luz se puso por las nubes

El fuerte avance de la inflación, en parte provocado por el precio de la luz, ha llevado a los bancos centrales a poner fin a la era de tipos negativos.

24 diciembre, 2022 02:35
Elena Lozano Laura Ojea Laura Piedehierro

A finales de 2021 el mundo ya hacía frente a un escenario de mayor inflación, un problema que se agravó en los primeros meses de 2022 a consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. El conflicto bélico provocó un fuerte y rápido encarecimiento de muchas materias primas -especialmente de las energéticas- que se ha trasladado al bolsillo de los consumidores.

Con la luz por las nubes, las familias han tenido que enfrentar, además, un alza histórica del precio de los alimentos. En suma, un contexto marcado por una inflación que ha llegado a superar el 10% al que los bancos centrales han querido atajar poniendo fin al dinero gratis.

La energía ha visto su mayor alza de precios en 30 años. Ha seguido la estela iniciada el año anterior, cuando Rusia comenzó a estrangular la llegada de gas a Europa anticipándose así a su elaborado plan de invadir Ucrania en febrero pasado.

Sin embargo, el precio medio en España ha mantenido una tendencia decreciente, alcanzando los 173,5 euros/MWh. Esto representa un aumento del 54% en comparación con 2021 y un crecimiento destacado del 412% respecto a 2020.

Además, ha continuado siendo extremadamente convulso en los mercados energéticos, con una alta presión sobre los precios, acentuada por la guerra de Ucrania y la intervención de los mercados eléctrico y gasista por parte del Gobierno español

También la Unión Europea ha lanzado varios planes para atajar la crisis energética, pero ha apurado hasta final de año la aprobación de la medida más polémica: el tope al precio del gas ruso

El PVPC, más caro por primera vez

La evolución en el precio de la luz este año ha sido muy dispar. En los primeros cinco meses del año, los hogares y pymes acogidos a la tarifa regulada, el PVPC, sufrieron especialmente por las variaciones de precios en el mercado mayorista de la electricidad.

La volatilidad se trasladaba más rápidamente a los recibos PVPC que a los del mercado libre, que disfrutaron de un precio fijo porque ya estaba establecido previamente en el contrato. 

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Así, mientras que el importe del recibo medio en el mercado regulado ha aumentado un 32% interanual en el cuartro trimestre de 2021, en el mercado libre se reducía en un 14% al no repercutirse aún los aumentos de precios, pero sí las primeras medidas de alivio implementadas para los hogares.

Según el estudio realizado por Caixabank Research, "el análisis de los recibos en 2022 nos muestra que las facturas de los hogares con tarifa regulada han continuado con alta volatilidad e importes elevados, mientras que los recibos con tarifa fija (que representan casi dos tercios del total) han ido aumentando paulatinamente de importe a medida que se han renovado contratos".

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"Más concretamente, el recibo medio del mercado regulado es de 68 euros en 2022 (en el promedio de enero a octubre), 20 euros por encima del año anterior, pero con elevadas fluctuaciones, con variaciones desde el +14% en el mes de octubre al +75% inter­­anual en el mes de marzo (+42% en promedio), como consecuencia del comportamiento del mercado mayorista", indica el informe.

En cambio, los recibos de los hogares con contratos a precio fijo han ido viendo cómo los crecimientos interanuales iban al alza a medida que avanzaba el año. En enero de 2022 el importe del recibo medio fue de 60 euros, un 27% interanual menos que un año atrás. En primavera, los recibos ya estaban más o menos al mismo nivel que un año antes (crecimientos interanuales del 0%). En octubre de 2022, en cambio, el recibo medio alcanzó casi los 80 euros, lo que suponía un crecimiento interanual del +21%.

Medidas políticas para la luz

Debido a la locura de precios eléctricos, la volatilidad en los mercados y la incertidumbre geopolítica, el Gobierno ha ido aprobando una serie de medidas urgentes y de aplicación inmediata para soliviantar el bolsillo de los ciudadanos sin que se reduzca la recaudación. 

El pistoletazo de salida fue el Real Decreto-Ley 6/2022, del 29 de marzo, un Plan de choque contra el impacto económico y social de la guerra entre Rusia y Ucrania en materia de energía, con la reducción de los cargos en la factura de la luz.

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Después se decidió prorrogar los recortes fiscales hasta el 31 de diciembre de 2022. Esto es, suspensión del 7% a la generación de energía eléctrica y reducción del IVA del 10% al 5%, así como el impuesto eléctrico del 5% al 0,5%. 

También se extendió el descuento concedido a través del Bono Social Eléctrico, así como el Bono Social Térmico y se pidió mayor transparencia para las empresas generadoras y comercializadoras de energía. El objetivo era que las empresas tengan que comunicar a sus clientes previamente sobre cualquier modificación en los contratos.

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Pero la medida estrella ha sido el mecanismo ibérico o tope al precio del gas que participa en el mercado eléctrico. Entró en vigor en junio pasado y desde entonces España se ha convertido en el país con los precios de la luz más bajos de toda Europa.

Según cálculos del Gobierno, gracias a la aplicación de esta solución el ahorro para los consumidores entre junio y noviembre podría superar los 5.000 millones de euros.

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Democrático, Teresa Ribera.

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Democrático, Teresa Ribera. Europa Press

Y por último y como respuesta a la posición de Bruselas, España ha aprobado dos planes para el ahorro energético. En agosto, con medidas que limitaban el alumbrado de edificios públicos y escaparates, además de control de temperatura en verano y en invierno, y en octubre con el Plan Más Seguridad Energética (SE+).

Se trata de 73 medidas para que España ahorre hasta un 13,5% en su consumo de gas este invierno (hasta marzo de 2023). Una semana después, abría aún más las medidas de protección con la incorporación de las calderas comunitarias

El papel de los bancos centrales

Los vaivenes del precio de la luz han tenido un impacto directo en la inflación, que se ha llegado a disparar por encima del 10% en España y aún continúa siendo elevada en la zona euro. Un enemigo económico al que ha tenido que hacer frente el Banco Central Europeo (BCE) a imagen y semejanza de otros bancos centrales.

Este ha sido el año de la vuelta a las subidas de los tipos de interés en la zona euro por primera vez en más de una década, algo que ha revolucionado todos los recovecos de la economía. Los bancos centrales se han visto obligados a cortar de raíz sus políticas expansivas y a empezar a endurecerlas para intentar frenar la exacerbada inflación que lleva meses asolando la economía de la mayoría de países del mundo.

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Ya desde principios de año empezaba a vislumbrarse la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) comenzara su proceso de normalización monetaria, si bien no fue hasta el pasado mes de julio cuando se materializó la primera subida de los tipos de interés.

En aquel momento la inflación de la zona euro se situaba en el 8,9%, máximo histórico hasta el momento en que se vio superado al alcanzar el 10,6% en octubre. Desde entonces ha iniciado un proceso de moderación.

La primera subida de los tipos de interés en once años del BCE llegó cuatro meses después de que hiciera lo propio la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que quiso empezar a enfrentar en marzo una inflación del 8,5%.

Desde entonces ambos bancos centrales, al igual que el británico, el australiano y otros muchos, han llevado a cabo numerosos incrementos del precio del dinero en un intento de luchar contra el crecimiento exacerbado de los precios.

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En total, los miembros del BCE han elevado los tipos de interés en cuatro ocasiones, de forma que estos terminan el año en el 2,5%, un nivel que no se alcanzaba desde 2008. En el caso de la Fed, han sido siete alzas del precio del dinero, que han llevado los tipos al rango de entre el 4,25% y el 4,5%, el mayor precio del dinero en Estados Unidos desde diciembre de 2007, pocos meses antes de que se desencadenara la crisis de ese año con las quiebras de Bear Sterns y Lehman Brothers.

Estas decisiones de los bancos centrales han hecho tambalear los cimientos de la economía global. Los temores a una recesión en Estados Unidos y en la zona euro, así como a nivel mundial, han sobrevolado durante meses y solamente a finales de año se empiezan a despejar.

El fin de una era para la banca

Los que han recibido con alegría estas subidas de los tipos de interés han sido los bancos, que, tras años intentando desarrollar su actividad en un entorno de tipos bajos o negativos, han visto por fin cómo la política monetaria rema a su favor.

Al menos en parte, pues unos tipos de interés positivos implican una mejora de su rentabilidad, si bien también pueden conllevar un mayor volumen de impagos debido al deterioro de la actividad económica.

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Por el momento el saldo está siendo más positivo que negativo. La rentabilidad de los bancos, en cifras muy bajas durante años debido al entorno de tipos de interés negativos, ha remontado el vuelo por encima del 10%, mientras que los inversores parecen haber recuperado la confianza en los valores bancarios.

Las hipotecas se han llevado la palma. Tras años en los que estos productos se habían convertido en poco rentables para la banca, especialmente las vinculadas al Euríbor, ahora han vuelto a cobrar interés con la subida libre que ha experimentado este índice en los últimos diez meses.

La referencia hipotecaria va a terminar el año en el entorno del 3%, frente al -0,5% en que estaba en diciembre de 2021, de forma que aquellos hipotecados que tengan que revisar ahora el interés de su préstamo deberán afrontar una gran subida.

Para evitar que la misma lleve a la vulnerabilidad a las familias, el Gobierno y la banca han pactado una serie de medidas que permitan aliviar la carga financiera, entre las que se encuentran carencias, alargamientos de los créditos y una reducción de las comisiones.

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño,

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, Europa Press

Sin embargo, no todo han sido buenas noticias para la banca. El BCE, consciente de que la subida de los tipos de interés tenía como consecuencia los llamados beneficios caídos del cielo, decidió en su reunión de política monetaria de octubre reducirlos a partir de noviembre.

Ahora mantener la liquidez proporcionada por las líneas TLTRO ya no va a salirles tan rentable, por lo que muchas entidades ya han decidido adelantar la devolución de la misma. Otros, sin embargo, prefieren mantener su calendario inicial.

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Un vuelco total a la política monetaria que ha dejado consecuencias tanto para los bancos como para las familias y que persigue reducir una inflación que en noviembre aún era del 10,1% en la zona euro. Habrá que esperar para ver si esta salida de la era de los tipos de interés negativos tiene los efectos deseados. Tiempo a tiempo.