Para un ciudadano acostumbrado a desenvolverse en la Red y con dispositivos tecnológicos, las noticias acerca de estafas online que de vez en cuando aparecen en los medios parecen algo ajeno y que difícilmente le pueden ocurrir a quien tiene estas competencias. Sin embargo, los riesgos de caer en un ardid de este tipo son reales. Y no solo para los menos expertos, sino para los más dados en usar la tecnología, ya que los ciberdelincuentes siempre intentan ir un paso por delante.
Durante los últimos años, de hecho, este tipo de delitos se han intensificado porque recurren a técnicas cada vez más sofisticadas, tratando de engañar a las personas a través de los métodos de comunicación más habituales como el correo electrónico, falsas páginas web, llamadas telefónicas o a través de mensajería instantánea. Sea cual sea el medio, el fin es siempre el mismo: engañar al interlocutor para sustraerle información confidencial y, en último término, tener acceso libre a sus datos bancarios.
Precisamente el auge de la banca online ha sido clave para que muchos ciberdelincuentes intenten atacar a los clientes de las entidades con todo tipo de técnicas que tratan de generar confusión y aprovechar la confianza de los usuarios en su banco. Por eso, las empresas de todos los sectores, y especialmente las entidades financieras, también han enfatizado su trabajo para dar respuesta a este problema. Fruto de ello se han ido incorporando filtros y medidas de seguridad adicionales para acceder a las cuentas personales y operar con ellas.
Una normativa comprometida con la seguridad
Tal vez el mecanismo más reconocible de todos ellos es la autenticación reforzada del cliente (SCA). Se trata de un mecanismo impulsado por la normativa europea PSD2 de pagos por Internet que entró en vigor en 2021, y que se basa en un principio muy simple: para autorizar una operación, e incluso para acceder a la app, se nos solicita la combinación de dos o más elementos independientes como una contraseña, una confirmación en una app e incluso la captación de un rasgo biométrico.
Esto supone un importante paso adelante frente a otros mecanismos de seguridad que se popularizaron en los primeros años de la banca online, como las tarjetas de coordenadas, ya en desuso. El desarrollo de la tecnología ha impulsado soluciones de seguridad inéditas frente a los ciberdelincuentes que las entidades han adaptado a sus propias dinámicas para proporcionar al cliente la máxima seguridad en sus compras online o en sus operaciones financieras.
CaixaBank Sign, puerta cerrada a las estafas
CaixaBank ha sido firme en este campo. Dado que es la entidad española con mayor número de clientes digitales, su trabajo en este ámbito de la ciberseguridad no concede una tregua a los estafadores. Y una de las herramientas que han ayudado a minimizar los riesgos es la aplicación CaixaBank Sign.
Se trata de un complemento mediante el cual también se dejan atrás los códigos temporales ya que la app, gratuita y disponible para Android e iOS, permite la autenticación y la autorización mediante un solo clic y con todas las medidas de protección más actualizadas. Desde su entrada en vigor, más de ocho millones de clientes de la entidad ya la utilizan para firmar sus operaciones en los canales digitales de la entidad y gestionar sus cuentas y sus compras de una manera segura.