Falta de coches, móviles o frigoríficos: así destrozaría los mercados una guerra entre China y Taiwán
Una parálisis del comercio con la isla asiática haría saltar por los aires la práctica totalidad de las industrias de consumo y lastraría a las bolsas.
7 agosto, 2022 02:09El redoble de tambores de conflicto bélico que llega desde Asia está provocando ya un escalofrío en la economía mundial. Tras soportar el azote de la pandemia de coronavirus y de la invasión de Rusia sobre Ucrania, los mercados contienen la respiración ante la escalada que está viviendo el enfrentamiento entre China y Taiwán.
Y es que, además del drama humano que supondría una guerra para la región, las consecuencias de un conflicto militar en la zona harían saltar por los aires gran parte de la economía de consumo mundial. ¿La razón? Un viejo conocido: los semiconductores.
Taiwán es la principal potencia mundial en la producción de estos componentes claves para el funcionamiento de la práctica totalidad de los productos de valor añadido con los que nos relacionamos en el día a día. Automóviles, teléfonos móviles, electrodomésticos y ordenadores cada vez son más dependientes de esta tecnología.
Un conflicto que paralizara la salida de estos componentes de la región pondría en jaque al conjunto de la economía mundial. Las industrias más importantes quedarían tan paralizadas o más como durante los meses más complejos del coronavirus. Una situación que los maltrechos mercados no están capacitados para soportar.
Una tecnología básica
A medida que la digitalización ha ido llegando a la práctica totalidad de los aparatos que utilizamos en nuestro día a día, los semiconductores se han convertido en un pilar de la economía. Lejos de centrar su dependencia en los aparatos más avanzados, estos componentes son claves para cada vez más industrias.
Es España lo hemos visto con la automoción. Aún hoy los grandes fabricantes de vehículos con presencia en nuestro país cuentan con miles de vehículos vendidos pero que están aparcados en sus campas a la espera de un semiconductor. En 2016, cada vehículo nuevo en todo el mundo equipaba de media más de nueve chips críticos para su funcionamiento. El airbag, el sistema de frenos o el de asistencia al aparcamiento necesitan de estos componentes. En 2019, esta cifra ya era de más de 17 y sigue aumentando.
Esta dependencia no termina en las industrias citadas. La práctica totalidad de los electrodomésticos cuentan con este tipo de componentes. Frigoríficos, lavadoras o, supuestamente, simples tostadoras ya necesitan de esta tecnología. Y no solo hablamos de los productos más sofisticados que ya comienzan a ser dotados de una cierta inteligencia.
Casi toda la sensórica ya requiere de esta tecnología. Cuestiones básicas como la medición de temperaturas o la detección de movimientos requieren de un semiconductor según los estándares tecnológicos actuales. Empresas como BSH ya tuvieron que ralentizar su producción de electrodomésticos en España después de los meses más complejos de los confinamientos.
El peso específico de Taiwán
Taiwán concentra, ni más ni menos, el 63% de la producción mundial de los semiconductores. Una tremenda dependencia que está en manos de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), el gigante de esta industria que copa el 54% del mercado.
Las primeras empresas que se convertirían en víctimas colaterales de este conflicto serían Apple, Intel, MediaTek, Nvidia, AMD o Qualcomm. Las principales tecnológicas del mundo quedarían paralizadas en el caso de que el comercio entre Taiwán y el resto del mundo quedara frenado. Algunas de las cuales son a su vez proveedores claves de los mayores fabricantes de dispositivos electrónicos. Por ello, una nueva disrupción en la cadena de suministro pondría otra vez en riesgo la oferta de productos como smartphones u ordenadores y acabar provocando una subida de precios.
Ante la escalada de tensión disparada tras la visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, multitud de voces comienzan a señalar las catastróficas consecuencias que tendría para la economía mundial un nuevo enfrentamiento bélico. Si la invasión de Ucrania ya ha provocado la escasez de materias primas críticas, un conflicto en Taiwán llevaría la situación rumbo a la parálisis.
En este sentido, Mark Liu, presidente de TSMC, ha indicado que "todos los participantes deben sacar lecciones de esta situación y usarlas para mirar a Taiwán y plantearse cómo se puede evitar el conflicto y cómo asegurar que la rueda de la economía sigue girando de forma justa".
Otro lastre para las bolsas
La situación en Taiwán es, a ojos de varios analistas financieros y economistas preguntados por este periódico, una mezcla de factores: “descoordinación de la Administración Biden pero, sobre todo, la búsqueda de Xi Jinping de un tercer mandato consecutivo al frente de la República Popular China, que le llevaría hasta 2027”. Esto es, maniobras en clave electoral.
En opinión de Alberto Roldán, director de Inversiones de Metagestión, China está siguiendo con respecto a Occidente una “estrategia prácticamente idéntica a la de Rusia”. A diferencia de Ucrania, que tiene elementos más allá de la energía -alimentos o materias primas-, “Taiwán no tiene poder sobre el tablero, aunque sí puede generar un pequeño cuello de botella en los semiconductores”.
“China, reforzándose en su objetivo de ganar autonomía y teniendo una tecnología propia y dominante en el sector de los semiconductores, reafirmaría aún más si cabe su aspiración de liderazgo mundial”, considera Roldán. Aunque enfrente tiene a EEUU, con una capacidad de respuesta “no tan débil como la de Europa, que ha demostrado que ni está unida ni representa los principios de la OTAN”.
El experto de Metagestión prevé que estas idas y venidas desemboquen en una “situación tensa en las próximas semanas, aunque no creo que derive en algo más grave, ni tampoco en una invasión” de Taiwán por parte del gigante asiático, añade. Aunque el conflicto no escale al peor escenario, la sola tensión política le hace anticipar una más que probable nueva ventana de volatilidad en los mercados financieros que podría dar al traste con la remontada que las bolsas están viviendo este verano tras un primer semestre de abultadas pérdidas.
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Roldán intuye un “pequeño seísmo” similar al vivido con la Covid en febrero y marzo de 2020, aunque quizá de menor dimensión. “Los ganadores serán los activos refugio: deuda americana, dólar y oro”. Curiosamente, y pese a no ser parte del triángulo en disputa, “donde más daños se verían, sería en las bolsas y, sobre todo, las europeas. Las bolsas europeas son el mayor foco de riesgo del mercado”, asevera el directivo de Metagestión.
Carrera por la independencia tecnológica
Este complejo contexto va a provocar que la carrera por la independencia tecnológica continúe acelerando. Tanto EEUU como Europa han entendido que no pueden tener una dependencia como la actual de este tipo de componentes. Por ello, ambas potencias están desplegando sus propios planes para dotarse de capacidad productiva en su territorio.
Algo que en España se está concentrando en el conocido como PERTE de los semiconductores que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció durante la celebración de Wake up, Spain!. Dotado con 12.250 millones de euros, este proyecto se ha posicionado como una de las iniciativas clave del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
En el marco de este PERTE se pondrán en marcha once actuaciones en torno a cuatro ejes estratégicos, que engloban toda la cadena de valor. El que más inversión pública recibirá, 9.350 millones de euros, será el relativo a la construcción de plantas de fabricación, tanto de semiconductores de vanguardia (por debajo de 5 nm) como de gama media (de más de 5 nm).
Sea como fuere, este proyecto no llegaría a tiempo en el caso de que China y Taiwán lleven su enfrentamiento a un nuevo nivel. Así las cosas, la economía mundial vuelve a mirar cómo un nuevo conflicto puede hacer saltar por los aires todas las previsiones. Una crisis que llegaría en el momento menos indicado ante el avance de la inflación y la desaceleración de las economías más avanzadas del mundo. El apaciguamiento de este conflicto será clave para que los mercados no enfrenten una nueva crisis de consecuencias difícilmente predecibles en lo económico y en lo humano.