El 5 de junio se celebra en todo el planeta el Día Mundial del Medio Ambiente. Se trata de una jornada de concienciación pensada para atraer la atención sobre la urgente necesidad de adoptar medidas para proteger los recursos naturales y los ecosistemas donde se desarrolla la vida. Pero también es una fecha que invita a la reflexión y al compromiso por parte de toda la sociedad, gobiernos, empresas y ciudadanía. Hay muchos argumentos para pasar a la acción y, desde hace años, todos los agentes implicados han establecido planes para alcanzar esta meta que nos beneficia a todos.
Este año, la jornada se dedica específicamente a la 'Restauración de ecosistemas'. El tema tiene una relevancia añadida dado que, en aras de la sostenibilidad, solemos pensar en la calidad del aire de las ciudades o en la contaminación marina, pero lo cierto es que los ecosistemas son pura vida, dado que son el escenario para toda la diversidad animal y vegetal del planeta, y por eso nuestra salud depende de ellos en última instancia. Entender esto es vital, literalmente, y más aún en una época en la que el Covid-19 ha dejado ver la importancia de contar con un medio natural saludable.
Por ello, este objetivo hace que este Día del Medio Ambiente 2021 sea, en realidad, el punto de partida de una década de trabajo en esta línea. Es lo que estipula el Decenio de Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas 2021-2030, una meta global en la que se evaluará el resultado de todas las estrategias encaminadas a la preservación de estos entornos naturales. Se espera que, para ese año, esta ingente labor haya evitado la degradación de estos ámbitos, salvaguardar la biodiversidad y, de paso, la eliminación de hasta 26 gigatoneladas de gases de efecto invernadero de la atmósfera.
Todos tenemos nuestro papel
En todo este esquema es muy importante lo que cada persona pueda hacer pero, aún más, que las grandes empresas y las administraciones trabajen coordinadamente para alcanzar la máxima eficiencia, establezcan líneas de financiación que primen las políticas verdes y aboguen por la investigación y las actividades formativas.
En este contexto Agbar, como actor de referencia del sector del agua, ostenta el potencial necesario para marcar la diferencia y liderar esta transformación desde su gestión integral de este valioso recurso. Es evidente que, al hablar de ecosistemas, el agua tiene un papel primordial. Y no solo en entornos acuáticos y marinos, que se señalan como unos de los más perjudicados actualmente, sino en todo tipo de ecosistemas; e incluso en zonas urbanas, en las que una buena gestión del ciclo del agua acaba repercutiendo en la naturaleza.
El compromiso de Agbar con una estrategia que prioriza la biodiversidad y cuidado del medio ambiente se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas y la Agenda 2030 del Gobierno. El itinerario sostenible que ha trazado la compañía establece un análisis pormenorizado de cada una de sus actividades, para establecer dinámicas específicas que se adapten a cada una y que, en general, reduzcan el impacto en el planeta en su conjunto.
Este enfoque se aplica a todas sus áreas y en el 100% de sus instalaciones. En todas ellas la compañía está aplicando un enfoque más sostenible mediante sistemas de generación de energía verde, soluciones de reciclaje más eficientes y con la mirada puesta en la revalorización de residuos, con la mente puesta en las ventajas de la economía circular. Es una propuesta que implica igualmente enfatizar la apuesta por la innovación y la tecnología como un camino a seguir para cumplir estas metas.
La naturaleza como inspiración
Pero si lo importante es actuar en las instalaciones, resulta aún más trascendental pensar en los lugares en los que se asientan las infraestructuras que tienen contacto directo con los ecosistemas. El objetivo que se plantea aquí la compañía es el de naturalizar todas ellas y realizar planes de acción que incluyen diagnósticos periódicos del estado de estas zonas o el control de especies exóticas invasoras, entre otras medidas. Estas actuaciones serán clave en aquellas instalaciones que se ubican dentro de espacios protegidos, que constituyen aproximadamente el 12% de las que tiene el grupo en España.
Tanto en estas instalaciones como en el resto, se trata de priorizar soluciones que, como señalan desde Agbar, "se basan en la propia naturaleza". Muestra de ello son actuaciones como la que gestiona Agbar en el Delta del Ebro, donde los humedales artificiales de depuración de Illa de Mar y l’Embut han sido declarados reserva natural de fauna salvaje por el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña.
En 2020, la compañía realizó en España 76 diagnósticos de biodiversidad, 60 de ellos de instalaciones dentro de espacios protegidos, y estableció 45 planes de acción en sus plantas de tratamiento agua. Por ejemplo, en la eliminación del uso de fitosanitarios, algo que implica nuevos modelos de gestión y de mantenimiento de zonas verdes que deben tener en cuenta no solo los empleados de Agbar, sino aquellos subcontratistas con los que trabajan.
El resultado es que, a día de hoy, el 81,5% de las instalaciones están ya libres de fitosanitarios y pesticidas. Son ejemplos que muestran lo que se puede conseguir con estrategias comprometidas, como ventana hacia el futuro que iniciativas como el Día del Medio Ambiente pretende conseguir.
Y para ello es muy importante también generar una conciencia medioambiental común, una cultura empresarial encaminada a estos fines y expandir esta sensibilización a las comunidades locales donde se asientan las instalaciones de Agbar y, en general, a toda la población. Porque, en el fondo, la salud de los ecosistemas es nuestra propia salud.