La llegada al Gobierno de Unidas Podemos ha acelerado el cierre de sicavs en España. En los tres primeros meses de Ejecutivo de coalición, el número de vehículos de inversión colectiva que se ha dado de baja en este país se multiplicó por cinco y marcó un punto de inflexión dentro de una tendencia que podría acentuarse en los próximos meses por el miedo a los llamados "impuestos a los ricos".
Entre enero y marzo se dieron de baja al menos 26 sicavs en España, según los datos recopilados por Dato Capital y consultados por este periódico. Se trata de un número importante si se tiene en cuenta que en el último semestre de 2019, en el que la incertidumbre electoral ya animó a muchos inversores a mover su patrimonio, se saldó con el cierre de 11 vehículos de este tipo, esto es menos de seis en el trimestre. Se habría multiplicado así por cinco el volumen trimestral de cierre de sicavs.
Reforzar los controles sobre las instituciones de inversión colectiva (ICC) fue uno de los puntos incluidos en el programa de Gobierno sellado el pasado diciembre entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Entre otros, se pactó arrebatar a la CNMV su control para devolvérselo al Ministerio de Hacienda con la idea de que el Departamento de María Jesús Montero pudiera inspeccionar con más profundidad que las sicavs sean realmente vehículos de inversión colectiva, un requisito imprescindible para que estén sujetos a la misma tributación que los fondos de inversión.
Ahora que el vicepresidente de Derechos Sociales ha aprovechado la crisis económica derivada del Covid-19 para abrir el debate sobre nuevos "impuestos a los ricos" para financiar la reconstrucción de la economía española, el cierre de sicavs se podría estar acelerando aún más, según fuentes financieras consultadas.
En cualquier caso, habrá que esperar a los datos oficiales que recopile la CNMV con el cierre del segundo trimestre para confirmar este extremo y ver el impacto que tiene sobre esta fórmula de ahorro la amenaza fiscal del Ejecutivo.
Desde junio de 2018, cuando triunfó la moción de censura que hizo caer al Gobierno de Mariano Rajoy, han desaparecido de España unas 380 sicavs. Seguir el trazado de esas inversiones no es sencillo, pero muchas de ellas se han trasladado a Luxemburgo para preservar su patrimonio y evitar un 'susto fiscal'.
Pérdida de patrimonio
La desaparición de sicavs españolas, junto con el desplome de los mercados financieros en el primer trimestre ha sido un cóctel explosivo para estos vehículos de inversión que no han podido arrancar el año de una forma peor.
Según las liquidaciones trimestrales presentadas hasta la fecha y recopiladas por Dato Capital, el patrimonio que atesoran estas sociedades en España bajó en más de 4.269 millones de euros en el primer trimestre. Una caída que es reflejo de la crisis económica que se desató en las últimas semanas de marzo, cuando la pandemia del Covid-19 hundió los mercados y arrancó del confinamiento en varios países europeos.
Esa caída patrimonial confirma lo que han advertido expertos como Francisco de la Torre en las páginas de este diario: los números que ha presentado Unidas Podemos para afirmar que un impuesto a las grandes fortunas permitiría recaudar 11.000 millones de euros no salen. Primero porque nunca ha sido posible ni siquiera acercarse a esa cuantía. Y segundo porque los llamados "ricos" también han sufrido pérdidas económicas importantes en los últimos meses.
En concreto, patrimonio conjunto de las sicavs se situó en marzo en 28.743 millones de euros, de los que solo uno de cada cinco estaban invertidos en activos españoles, como muestra el gráfico.
Irlanda y Luxemburgo son los principales receptores de las inversiones de las Sicavs españolas. Están seguidos por España, que ocupa el tercer lugar. El listado se completa con inversiones repartidas por muchos otros países, como Rusia, México o Países Bajos, así como algunos paraísos fiscales, como las Islas Vírgenes Británicas o las Islas Caimán.
Este mapa de reparto de inversiones sirve como recordatorio de lo sencillo que supone para los grandes patrimonios mover su dinero ante la amenaza de nuevos impuestos, lo que hace que, como recordó el domingo en un sonado artículo en Invertia el exministro, Miguel Sebastián, el impuesto sobre el patrimonio siempre acabe penalizando a las clases medias que son las que no pueden efectuar ese tipo de movimientos al extranjero.
No es solo de 'ricos'
Al analizar las sicavs es importante tener en cuenta que no todos sus inversores son "ricos". Estos vehículos de inversión necesitan tener al menos 100 partícipes para disfrutar de la fiscalidad de la inversión colectiva. Pero la sombra de la sospecha siempre ha acompañado a esos inversores porque en ocasiones, han sido lo que los inspectores de Hacienda llaman "mariachis". Sin embargo, eso no quita para que las sicavs también sean una fórmula de ahorro utilizada por la clase media y media alta.
Prueba de ello es que la sicav más patrimonio de España a cierre del primer trimestre era Torrenova de Inversiones, ligada a la familia March, pero en la que figuran 5.043 partícipes. Aprovechar el volumen y la sofisticación de este tipo de productos permite al inversor medio optar por fórmulas de ahorro que de otro modo no podría tener a su alcance. De ahí que se premie fiscalcamente ese ahorro.
Al igual que los fondos de inversión, las plusvalías de las sicavs solo están gravadas en el impuesto de sociedades con un 1% para fomentar el ahorro colectivo. Pero cuando se distribuye ese ahorro fuera de la sicav sí se paga el IRPF que corresponde a las personas físicas. Algo que se olvida con frecuencia cuando se aborda este viejo debate sin aportar todos los datos.