La riqueza (y el poder) del Imperio romano estuvo directamente relacionada con Hispania, sobre todo con la extracción de oro de las minas del noroeste de la Península Ibérica. Concretamente, cabe señalar el yacimiento de Las Médulas como la fuente principal del metal y como el lugar la explotación minera a cielo abierto más importante de la Antigua Roma.
La pregunta, difícil de calcular, consiste en saber cuánto oro extrajeron los romanos de Hispania. La respuesta solo puede residir en estimaciones en base los datos que ofrecen las fuentes clásicas y, sobre todo, los estudios científicos. De hecho, el Proyecto AVRARIA, coordinado por el grupo Estructura Social y Territorio del Instituto de Historia del CSIC, persigue obtener un cómputo aproximado de la cantidad de oro que se sacó así como elaborar un mapa detallado de toda la minería de oro peninsular.
Las minas de oro del Imperio romano
El oro desempeñó un papel crucial en el Imperio romano, tanto en términos económicos como culturales. Muchas de las toneladas de este metal precioso enviadas a Roma para que en sus cecas se acuñasen los famosos áureos, la pieza monetaria de mayor valor del mundo romano, procedían de Hispania y sus abundantes minas. El oro era considerado una forma segura de almacenar riqueza y valor, así como un símbolo de prestigio materializado en lujosas joyas y adornos.
Los investigadores creen que la minería de oro en Hispania empezó a partir del siglo I d.C., en época julio-claudia, momento en el que el áureo se consolidó como patrón monetario, y finalizó a partir del siglo III d.C. por una serie de cambios políticos y económicos. Las minas se abandonaron por la desestructuración imperial y los cambios en el sistema monetario, no porque los yacimientos estuviesen agotados.
Las monedas esenciales en el sistema monetario romano desde época de Augusto fueron el áureo y el denario de plata. Por tanto, la extracción y control del oro eran fundamentales para Roma y las minas del noroeste de la Península estuvieron gestionadas directamente por el tesoro imperial: se perseguía garantizar un suministro continuo y así poder acuñar moneda sin contratiempos.
Los romanos crearon importantes núcleos urbanos en el noroeste de Hispania para la gestión y administración de este recurso, como fue Astorga (Asturica Augusta) e incluso León, formada a partir de un destacamento permanente (Legio VII Gemina). Una de las funciones de estos soldados consistía en hacer frente a cualquier insurrección de las poblaciones nativas que pusiera en peligro el flujo del codiciado metal hacia las arcas imperiales.
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La mina romana de Las Médulas
Brais X. Currás, uno de los codirectores del Proyecto AVRARIA, explicó a este periódico para un reportaje anterior que hay dos cuestiones a desmentir relacionadas con la explotación aurífera: "Una es la cantidad de oro extraído, que no fue tanta; y otra la mano de obra empleada: no son esclavos, sino poblaciones locales que trabajan en las minas porque tienen que pagar tributos a Roma". En Las Médulas, en El Bierzo, la explotación más famosa, los romanos habrían obtenido cerca de cinco toneladas de oro, una suma pequeña a pesar de todo el esfuerzo invertido.
Las Médulas fue en origen una exploración romana de oro a cielo abierto. A pesar de que los pueblos indígenas prerromanos ya habían explotado el yacimiento, se calcula que empezaron a trabajar en esa zona en la época del emperador Octavio Augusto al ser el que dirigió personalmente gran parte de las acciones de conquista de los pueblos del norte, unas guerras que tuvieron lugar entre los años 26 y 19 a.C., con ramalazos hasta 16 a.C.
Durante varias centurias los romanos explotaron cientos y cientos de minas del noroeste peninsular. "No hay parte alguna de la tierra donde se dé esta fertilidad durante tantos siglos", celebró el naturalista Plinio el Viejo. Según la información proporcionada por este autor, que también fue en su juventud administrador de las minas, se extraían al año cerca de 20.000 libras de oro, aproximadamente 1.635.000 kilos. Algunos arqueólogos, como se ha señalado, creen que la cantidad fue mucho menor.
Antonio García Bellido, profesor y arqueólogo, afirma, según se recoge en la web de Patrimonio de Castilla y León, que las tierras removidas en Las Médulas rondan los 500 millones de metros cúbicos. Si de media había tres gramos de oro por cada tonelada de tierra se estarían moviendo aproximadamente 1.500.000 kilos.
¿Cómo se extraía el oro?
El número de obreros que trabajaron en Las Médulas fue, según las cuentas de Plinio, de más de 60.000, pero los últimos estudios aseguran que basándose en la tierra removida allí serían en torno a los 10.000 o 20.000 hombres. Con respecto a la extracción del oro en la mina se podría realizar mediante diversos sistemas.
El más simple consistía en dejar caer el agua acumulada en tromba sobre las inclinadas pendientes provocando la erosión del terreno. Tras separar las piedras se conducía otra vez por medio del agua la tierra por los canales de lavado fabricados en madera -similares a los utilizados para la explotación del oro en California– y en cuyo fondo disponían plantas resinosas como urces y brezos que retenían las pequeñas pepitas de oro. Finalmente quemaban las plantas y mediante bateo u otras técnicas separaban el oro.
Esta forma de trabajo era la más común en los sectores en los que los estratos más ricos en oro –60 a 300 mg de oro por metro cúbico;– aparecen cerca de la superficie, pero evidentemente no servía en aquellos lugares en los que los lechos ricos en oro están a varios metros bajo el suelo. En este último caso los romanos utilizaron lo que Plinio describió como ruina montium y que básicamente consistía en excavar una red de galerías subterráneas comunicadas entre sí tanto vertical como horizontalmente y, muy importante, sin salida hacia el exterior salvo por un solo orificio en el que se introducía el agua en tromba.