Los hallazgos que desvelan la verdadera historia de la colonización de las Islas Canarias
Un estudio científico confirma que los romanos llegaron al archipiélago en el siglo I a.C., pero fueron los bereberes del norte de África los que ocuparon todas las islas entre los siglos I y IV d.C.
1 julio, 2024 21:22La historia de la colonización de las Islas Canarias es un rompecabezas de piezas cambiantes y con dos hipótesis principales. La primera asegura que los marinos púnico-fenicios del norte de África alcanzaron el archipiélago en torno a los siglos VII-VI a.C., como se describe en el Periplo de Hannón, y se establecieron en las islas orientales para explotar recursos como el atún, los moluscos y mamíferos marinos. Quienes apoyan esta idea esgrimen los resultados de una serie de dataciones de carbones y sedimentos, fechados en el I milenio a.C. Sin embargo, los arqueólogos no han hallado por el momento evidencias categóricas de presencia fenicia en la región.
La otra teoría dominante propone una migración mediada por los romanos desde el estrecho de Gibraltar y/o el norte de África alrededor del siglo I a.C. En su Historia natural, el escritor clásico Plinio el Viejo recogió el relato de un viaje impulsado por el rey Juba II de Mauritania a las Fortunatae Insulae. En la isla de Lobos, entre Fuerteventura y Lanzarote, se ha documentado con precisión un asentamiento de época romana y fragmentos de ánforas procedentes del sur de Hispania y datadas entre los siglos I a.C. y I d.C.
No obstante, desde hace mucho tiempo se debate si los romanos conquistaron todo el archipiélago canario o simplemente lo visitaron por motivaciones económicas. Si un estudio genético publicado el pasado verano desveló que los primeros aborígenes eran pueblos muy similares genéticamente a los que habitaron la zona actual de Marruecos hace unos 5.000 años, en el Neolítico, una nueva investigación ha logrado trazar un marco cronológico fiable sobre la colonización inicial de las islas y la única expansión conocida de las comunidades bereberes en el océano Atlántico.
El trabajo, liderado por Jonathan Santana, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y publicado este lunes en la revista PNAS, ha arrojado una serie de conclusiones interesantes. Por ejemplo, se ha podido confirmar que los romanos alcanzaron las Islas Canarias hacia el siglo I a.C. Pero los resultados, obtenidos mediante la creación de un modelo estadístico con 717 dataciones radiocarbónicas procedentes de 217 yacimientos repartidos por todo el archipiélago, también han mostrado que los bereberes africanos llegaron a Lanzarote entre los siglos I y III d.C. y se convirtieron en el embrión de las comunidades indígenas que se encontraron los europeos a finales de la Edad Media.
Algunas interpretaciones de las fuentes clásicas han señalado que los romanos establecieron en Canarias un epicentro colonial, enviando allí a comunidades bereberes para explotar los recursos naturales de la costa; o que incluso estos grupos serían rebeldes del norte de África destinados al archipiélago como castigo. Los datos del nuevo análisis apuntan que romanos y bereberes sí pudieron cohabitar en las islas en algún momento, pero que no hubo ni intercambio cultural ni genético. Según los investigadores, esto apoya la hipótesis de que los africanos alcanzaron el archipiélago por sus propios medios y que se dispersaron por todo su territorio en un rápido proceso que duró unos 200 años.
Ocupación de la costa
El modelo estadístico de dataciones, que ha permitido corregir un efecto marino que altera las muestras, indica que la primera presencia humana en Canarias fue la ocupación romana de la isla de Lobos, fechada con una fiabilidad del 95% entre 315-15 a.C. El pequeño islote, donde se estableció un taller para procesar pequeños caracoles marinos, representaría por lo tanto "el límite más occidental de la presencia romana en la Antigüedad".
Pero el archipiélago solo empezó a estar permanentemente ocupado tras la llegada de las poblaciones bereberes entre los siglos I y IV d.C. El éxito de estas migraciones, impulsadas tal vez por un clima más extremo y seco en sus lugares de origen, se explica por el tamaño de las islas, su diversidad ecológica y la presencia de recursos esenciales para sustentar a una sociedad agraria (tierras cultivables, manantiales de agua, plantas salvajes y recursos animales). Los primeros colonos africanos se asentaron en Lanzarote entre los años 70 y 240, cuando hasta ahora se pensaba que había sido en torno al siglo X a.C. En una horquilla más tardía (270-525) cabría situar el desembarco en Fuerteventura, y no en el siglo II, como se había sugerido.
En base a la dirección de los vientos y la corriente de las Islas Canarias, los investigadores sugieren que la colonización del archipiélago comenzó en el noreste y que los primeros marinos habrían zarpado de algún punto de la costa africana como las actuales Agadir, Sidi Ifni o Masa, más al norte que Tarfaya, la zona más próxima a Fuerteventura. De hecho, en El Hierro se han hallado inscripciones en alfabeto líbico-bereber similares a las que han aparecido en yacimientos prehistóricos de África noroccidental. Esta isla se habría colonizado entre los años 155 y 385, al igual que Tenerife y antes que La Gomera (275-405), La Palma (245-430) y Gran Canaria (490-530).
¿Pero por qué se lanzaron a la conquista de las islas más occidentales y pequeñas sin haber aprovechado completamente las más ricas —a nivel ecológico— Gran Canaria y Tenerife? Los expertos hablan de una "secuencia local de autocatálisis" según la cual el descubrimiento de las nuevas tierras condujo a la expectativa de encontrar más y mejores territorios. Luego se produjo un descenso importante en la movilidad entre islas: los investigadores apuntan que la colonización del archipiélago parece haber sido "un impulso limitado de dispersión, posiblemente facilitado por el conocimiento adquirido de los viajeros romanos o por exploraciones bereberes anteriores".
"Un proceso de colonización rápido, como el que se describe aquí, explica mejor el alto grado de homogeneidad entre las culturas isleñas en los primeros siglos después de su asentamiento", valoran en el artículo científico. "Las evidencias arqueológicas, lingüísticas y genéticas apuntan a un trasfondo cultural, tecnológico y biológico compartido entre las poblaciones bereberes canarias".
Los colonos se llevaron consigo cabras, ovejas y cerdos y cultivaron cebada, trigo duro, lentejas, guisantes, habas e higos. Y si hasta ahora se creía que en esos primeros compases de presencia humana en Canarias solo se habían habitado las zonas de interior, el nuevo trabajo muestra que la ocupación inicial se centró en las áreas costeras, donde la agricultura se podía combinar con el aprovechamiento de los recursos marinos. A largo plazo, las sociedades de cada isla comenzaron a divergir como consecuencia del aislamiento, de limitaciones ambientales y de descensos en la población por eventos catastróficos, como el que debió ocurrir en El Hierro entre los siglos VII y XII.