Cambio en la historia del 'Homo sapiens': vivió en la Meseta durante el gran invierno prehistórico
Las investigaciones en el abrigo rocoso de La Malia desvelan que fue ocupado de forma continua por los humanos modernos entre hace 36.200 y 31.760 años.
27 junio, 2024 09:03Entre la extinción de los neandertales, hace unos 42.000 años, y el final del Último Máximo Glacial, hace unos 19.000 años, la Península Ibérica fue una tierra de nadie, un inmenso y despoblado territorio que apenas contempló rastro de vida humana durante el Paleolítico superior. Al menos esa era la hipótesis más extendida entre los investigadores hasta fechas muy recientes, pero una serie de hallazgos arqueológicos, como los yacimientos de Charco Verde II y Los Enebrales, en la provincia de Guadalajara, han desvelado que el Homo sapiens conquistó y se estableció en el interior de Iberia durante ese largo invierno prehistórico hace alrededor de 27.000 años.
Guadalajara vuelve ahora a dar una sacudida la historia del poblamiento humano moderno de la Península Ibérica. En el municipio de Tamajón, en la estribaciones más orientales del Sistema Central y a una altitud de 1.100 metros, un equipo de investigadores liderado por Nohemi Sala, del Centro de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ha descubierto un refugio rocoso con herramientas de piedra, huesos de animales con marcas de cortes, dientes fosilizados y restos de fuegos. Bautizado como el abrigo de La Malia, las dataciones con luminiscencia ópticamente estimulada han desvelado que el sitio estuvo ocupado de forma continua entre hace 36.200 y 31.760 años y que la actividad humana se prolongó de forma temporal hasta hace unos 26.260 años.
Según explican los investigadores en un artículo publicado este miércoles en la revista Science Advances, estos resultados llenan un vacío histórico en la arqueología del primer poblamiento humano moderno del suroeste de Europa y abren perspectivas alternativas sobre cómo nuestra especie colonizó territorios desafiantes.
"Los nuevos datos del Abrigo de la Malia refutan la vieja hipótesis del desierto interior. Pese a las duras condiciones ecológicas, los himanos modernos transitaron y ocuparon el corazón de la Península Ibérica durante el Paleolítico superior antiguo. La cantidad y calidad de los datos arqueológicos extraidos del Abrigo de la Malia indican que, durante la peor glaciación en milenios, la supuesta 'tierra de nadie' del interior peninsular fue en realidad el territorio de caza de grupos de cultura auriñaciense. Este descubrimiento nos invita a revisar los modelos de dispersión peninsular del Paleolítico superior y la dinámica poblacional del Homo sapiens", explica en un comunicado Antonio Rodríguez-Hidalgo, investigador del Instituo de Arqueología de Mérida y uno de los autores del estudio.
El conjunto de herramientas líticas y óseas halladas en el yacimiento, como varios núcleos de buriles, muestran características tecnotipológicos del Auriñaciense, una cultura paleolítica asociada con el Homo sapiens y marcada por una industria de útiles de grandes hojas de la que no se conocen contextos en el interior de la Península Ibérica. Según los investigadores, este descubrimiento cambia la comprensión de las dinámicas de poblamiento en Iberia a comienzos del Paleolítico superior.
Estrategias de subsistencia
"El refugio rocoso de La Malia constituye una evidencia inequívoca del poblamiento de la Península Ibérica durante el Paleolítico superior temprano y proporciona, por tanto, los vestigios más antiguos de actividad de humanos anatómicamente modernos en el centro de la Meseta española", apuntan los autores del artículo, que vienen estudiando el sitio desde 2017. "Más significativamente, estos datos refutan las interpretaciones ampliamente asumidas sobre la dinámica de la población de Homo sapiens y los patrones de asentamiento inicial de la Península Ibérica, ya que todo el interior ibérico ha sido tradicionalmente considerado una 'tierra de nadie' durante las etapas temprana y media del Paleolítico superior debido a limitaciones ecológicas".
Los humanos que habitaron el abrigo de La Malia cazaron ciervos rojos, caballos salvajes, bisontes o conejos, pero sobre todo se aprovecharon, según los resultados de los análisis de isótopos, de polen y de sedimentos, de unas condiciones más cálidas y áridas en el marco de ese gran invierno prehistórico. Es decir, en esta zona ubicada entre los ríos Sorbe y Jarama se habría generado un clima menos duro e inhabitable que en otros rincones de la Meseta y de sus sistemas montañosos.
Estas difíciles condiciones provocaron que los ambientes fueran cada vez más abiertos, es decir, los bosques retrocedieron y se hizo más complicado tener acceso al agua. A raiz de estos últimos hallazgos, parece que estos problemas no afectaron demasiado a los grupos humanos que se refugiaron en el Abrigo de la Malia. En los diferentes niveles de ocupación se observó el mismo consumo de presas.
"Esto se observa también en las estrategias de recolección de leña, que no varían mucho a nivel taxonómico a lo largo del tiempo, aunque sí varían sus porcentajes. Los taxones leñosos identificados de forma recurrente coinciden con los identificados en el análisis palinológico, sugiriendo que la leña se recogía en los alrededores del abrigo rocoso, aportando una información especialmente valiosa para la reconstrucción de las estrategias de subsistencia de estas comunidades", apunta María Seijo, investigadora del Labratorio de Arqueobotánica del Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT-CESIC).
"A pesar de la falta de yacimientos con evidencia de ocupación humana en la región central de la Península Ibérica entre hace 40.000 y 27.000 años, la Meseta castellana no parece haber sido una barrera ecogeográfica para el Homo sapiens, al menos no en momentos concretos, como lo demuestran el registro del refugio rocoso de La Malia", concluyen los investigadores. "Por lo tanto, los modelos de dinámica poblacional propuestos para este período, que dibujan una ausencia de poblaciones humanas en el interior peninsular, deberían revisarse a la luz de los hallazgos del abrigo. Estos descubrimientos demuestran que, investigado a fondo, el registro arqueológico dejado por los humanos modernos del Paleolítico Superior en el interior de Iberia todavía tiene mucho que decirnos".
Ocupación posterior
El abrigo de La Malia fue ocupado en cronologías más recientes por grupos de agricultores y ganaderos que excavaron algunas estructuras (silos y fosas) directamente en los sedimentos paleolíticos para sus actividades cotidianas. Los rellenos sedimentarios de esas estructuras contienen materiales cerámicos, líticos y óseos que están permitiendo a los investigadores analizar las formas de vida y actividades mortuorias de estas poblaciones de la Prehistoria reciente en esta región.