La idea clásica entre los investigadores de que el interior de la Península Ibérica había sido un territorio completamente despoblado o muy poco habitado durante las etapas más frías del Paleolítico superior, entre hace aproximadamente 40.000 y 10.000 años, está siendo derribada. Nuevos hallazgos arqueológicos están desvelando que durante este gran invierno prehistórico los grupos humanos no solo se asentaron en las zonas costeras más cálidas, sino que también se adentraron y se establecieron durante largos periodos de tiempo en las inclementes y altas tierras mesetarias.
Hace unos meses se anunció el hallazgo de Charco Verde II, un yacimiento localizado en Embid, Guadalajara, donde varias generaciones de cazadores-recolectores, bajo un abrigo cercano al cauce del río, se asentaron, cazaron, hicieron fuegos, fabricaron herramientas y adornos y hasta construyeron cabañas de madera para sobrevivir al periodo final y más extremo de la última glaciación o Edad del Hielo, aproximadamente entre hace 21.000 y 15.000 años.
Ahora, la datación de una serie de artefactos descubiertos en otro yacimiento de la misma provincia, Los Enebrales, otro abrigo rocoso situado en el municipio de Tamajón, ha arrojado más evidencias sobre la presencia de los humanos en el interior de Iberia en esos momentos de frío extremo. De hecho, este sitio, fechado en hace al menos 27.000 años, es la ocupación más antigua del Paleolítico superior realizada por grupos de Homo sapiens en el interior de la Península Ibérica.
Un equipo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad de Burgos y a la UNED ha publicado en la revista científica Journal of Archaeological Science: Reports los resultados de los análisis de los materiales extraídos del yacimiento de Los Enebrales. La principal conclusión es que la antigüedad del poblamiento humano por parte de Homo sapiens en el interior peninsular es anterior a hace 27.000 años.
"Este estudio es importante porque aporta nuevos datos sobre el poblamiento humano en una zona que tradicionalmente se ha pensado que estuvo deshabitada durante miles de años, desde la desaparición de los neandertales hasta la expansión del poblamiento por parte de los humanos anatómicamente modernos", destaca David Álvarez Alonso, investigador del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la UCM.
Refugio esporádico
Las excavaciones arqueológicas en el sitio se llevaron a cabo entre 1994 y 1995 por parte de un equipo dirigido por Jesús F. Jordá Pardo, Juan Carlos Díez Fernández-Lomana (coautores del artículo científico recién publicado) y Alfonso Arribas. Hace tres años, los dos primeros retomaron la investigación a partir de los materiales recuperados. En el estudio se ha realizado un análisis cronoestratigráfico detallado que, junto con las dataciones realizadas, han servido para contextualizar los restos de fauna, industria lítica y arte mobiliar recuperados durante los trabajos de campo.
Los resultados han confirmado que el abrigo rocoso de Los Enebrales es el yacimiento del interior de Iberia con dataciones más antiguas del Paleolítico superior. Los investigadores han podido documentar que los grupos humanos que deambulaban por la zona, caracterizada por bosques, paisajes rocosos, pastizales y ríos, consumían caballos, ciervos y asnos. Estas comunidades dejaron también una plaqueta grabada, utilizada como colgante, con muy pocos paralelos en la Península Ibérica.
Según explican los autores del estudio en sus conclusiones, estas partidas de cazadores-recolectores al parecer utilizaron el refugio de Los Enebrales para estancias esporádicas y ocasionales que se habrían repetido en el tiempo. "El yacimiento es posiblemente fruto de una ocupación que en aquel momento aún no estaba consolidada en estos territorios del interior, en la Cordillera Central Ibérica", valoran.
"Este trabajo, junto con otras investigaciones similares en la zona, sirve para poner en relieve la necesidad de intensificar el estudio del territorio interior y la investigación sobre el primer poblamiento humano moderno en la zona. Este trabajo, como todas las investigaciones arqueológicas, tiene un alto valor patrimonial identificando un yacimiento con evidencias de actividad humana que, actualmente, es único en la zona interior de la península", concluye Álvarez Alonso.