Al sur de la tierra que los griegos llamaron Mesopotamia se erguía orgullosa y desafiante la ciudad de Babilonia. Entre los ríos Tigris y Éufrates, la cuna de la humanidad, los reyes caldeos dominaron un extenso reino que pasó a ser sinónimo de poder y opulencia.
Gran parte de esta visión se debe a la famosa Puerta de Ishtar, diosa del amor y la guerra, que relucía en la actualidad en el Museo de Pérgamo en Berlín, cerrado por reformas hasta 2037. Decorada con cerámica vidriada y lapislázuli aún brilla en un intenso tono azul que enmarca las figuras de toros salvajes y bestias mitológicas como los Mushssu, una especie de serpiente-dragón.
La construcción de esta monumental puerta que cerraba y abría el acceso al templo de Marduk, conocido como el "soberano de la humanidad", se empezó a construir bajo el reinado de Nabucodonosor II y fue terminada en algún punto entre los siglos VII y VI a.C. para celebrar su victoria sobre el reino bíblico de Judá. Al menos así se pensaba hasta ahora. Según los estudios, esta monumental puerta se construyó en tres fases diferentes y cada una de ellas ha sido motivo de abundantes debates entre arqueólogos e historiadores.
Arqueomagnetismo
En la primera de las fases se han documentado varios ladrillos con las inscripciones del rey caldeo, pero nunca quedó del todo claro si Nabucodonosor II llegó a verla terminada con sus propios ojos debido a que falleció en el 562 a.C. Un reciente estudio ha logrado resolver el misterio de su cronología.
Para poder determinar la fecha en la que se construyó cada fase, un equipo de arqueólogos recogió muestras de cinco ladrillos de barro cocidos distribuidos entre los tres periodos cronológicos y midieron el campo magnético de cada muestra.
El arqueomagnetismo mide el efecto del campo magnético de la Tierra que se conserva en el registro arqueológico del objetivo, ofreciendo una datación mucho más concreta y precisa que la que se puede obtener a través de otros análisis como el radiocarbono.
El nuevo análisis publicado en la revista PLOS ONE concluye que no hubo "lagunas cronológicas significativas" entre cada fase de construcción y que el "complejo de puertas se construyó algún tiempo después de la conquista babilónica de Jerusalén".
En torno al 586 a.C., el ejército babilonio derrotó a las huestes del reino de Judá, quemaron Jerusalén y el Templo de Salomón. Después de arrasar el reino, deportaron a una gran parte de su población al corazón de su imperio, es decir, Babilonia.
Las mediciones del campo magnético de los cinco ladrillos fueron similares, arrojando una fecha cercana a estos eventos, más concretamente en torno al año 583 a.C. "La edad se basa en el período de reinado de Nabucodonosor II, durante el cual se dio la orden de construir la puerta", afirma el equipo en su artículo. Por lo tanto, el soberano babilonio sí que llegó a ver terminada una de las grandes obras de su vida.
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El estudio multidisciplinar realizado en colaboración entre autores del Instituto Nacional de Vulcanología de Roma, el Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California (San Diego) y el Museo de Pérgamo de Berlín sugieren además que la Puerta de Ishtar no cambió su estilo durante el proceso de construcción entre las fases II y III, sino que estas "están relacionadas con el diseño original de la puerta y reflejan el proceso de construcción en lugar de adiciones posteriores, separadas de la construcción original de la fase I". Es decir, su función original sería servir de entrada a la antigua ciudad de Babilonia.
El estudio del arqueomagnetismo de los ladrillos de barro ha demostrado ser una prueba muy fiable y los investigadores esperan realizar nuevos análisis sobre otras estructuras de la antigua Mesopotamia, ya que este era un material de construcción muy abundante en todas las grandes construcciones de aquella época.