La ciudad estaba protegida desde tierra por varias albuferas y por sus abruptos acantilados costeros. Una serie de atalayas vigilaba el Mediterráneo para mayor tranquilidad de la despreocupada población de Pollentia, ubicada en la costa noroeste de Mallorca en el actual municipio de Alcúdia. Bajo el amparo de las legiones, los piratas dejaron de atemorizar la zona y los locales podían entretenerse en su modesto teatro, el único de época romana que se puede visitar en todo el archipiélago.
El mar Mediterráneo siempre ha hervido de actividad. En el siglo II a.C. las águilas de Roma se alzaron sobre sus olas y posaron su mirada en el archipiélago balear, especialmente en Mallorca, una cuña que dificultaba las comunicaciones entre Roma e Hispania. Los comerciantes púnicos de Ibiza vivieron un leve apogeo comercial que la Urbs no podía tolerar después de arrasar Numancia y de destruir hasta los cimientos la ciudad de Cartago, su gran némesis.
El cónsul Quinto Cecilio Metelo, usando de excusa la presencia de piratas en la isla, desembarcó con sus legiones en el año 123 a.C. y sometió Mallorca sin dificultad tras vencer la resistencia de los feroces honderos nativos que llevaban siglos sirviendo como mercenarios. Se ganaría el sobrenombre de Balearicus, y antes de regresar victorioso a su hogar ordenó la construcción de dos ciudades costeras tales como Palma y Pollentia.
Su historia
Esta última llegó a ocupar entre 15 y 20 hectáreas y se ha convertido en la "ciudad que aporta más documentación arqueológica en época tardorrepublicana en las islas Baleares", según declaró Margarita Orfila, arqueóloga de la Universidad de Granada, en el IV congreso internacional hispano-italiano histórico-arqueológico.
La zona siempre estuvo transitada por mercantes griegos, fenicios, púnicos y romanos. Después de la conquista de estos últimos, la importancia comercial y cerealista de Pollentia fue la que alumbró su esplendor. Quizá usaron este puerto como destino o como escala los pecios de mercantes cargados con ánforas que descansan bajo las aguas de la bahía de Addaya o la Cala Roja, ambas en Menorca.
El mundo rural que rodeó la ciudad y que la proveía de recursos agroganaderos apenas se conoce, al igual que su puerto. Sin embargo, a pesar de que este último ha desaparecido, cerca se sitúan las ruinas de su teatro en parte excavado en la roca y construido aprovechando el propio relieve del terreno. Los primeros estudios afirmaban que pudo llegar a tener aforo para hasta 2.000 espectadores, pero la arqueóloga rebaja la cifra hasta las 650 plazas a raíz de los últimos estudios.
Situado cerca de los arrabales y los barrios pobres, este teatro se construyó para el divertimento de los colonos itálicos que poblaron la isla y de una población nativa que comenzaba a usar el latín para expresarse. El paso de los siglos apagó sus risas cuando quedó abandonado y su escenario y gradas deterioradas se convirtieron en necrópolis en los primeros siglos de la Edad Media.
La piratería en el Mediterráneo no se controló del todo hasta poco antes de que Augusto ciñera la diadema imperial. La paz perduró hasta que en el siglo V las invasiones bárbaras desbordaron el limes de la Urbs. Los vándalos, convertidos en piratas, crearon un reino en el norte de África que incluían a la antigua Cartago y las Baleares.
Los ejércitos del emperador romano de Oriente, Justiniano I, terminaron derrotando al vándalo Genserico y anexionado su reino. Para aquel entonces, cerca del año 535 d.C., la ciudad de Pollentia era una sombra de su pasado después de haber sufrido un devastador incendio en el siglo III, sin llegar nunca a recuperarse del todo. Consumida por el olvido a partir del siglo X, los restos de cerámica islámica son los restos más modernos que se conocen.
Arqueología
Se construyó siguiendo un plano muy organizado en torno al año 70 a.C. a través de su cardo y su decumano que mueren en el Foro. Esto indica que "desde Roma se sabía muy bien qué tipo de ciudad se quería crear, cuáles iban a ser sus medidas y cuáles sus funciones", detalla Orfila, que lleva estudiando y excavando la ciudad desde 1979.
Una parte de la misma se levantó sobre edificios anteriores. En las excavaciones del Foro se han encontrado por ejemplo restos de cerámica talayótica elaborada a mano. Es en esta zona de la ciudad donde se acumulan varias capas de historia. En un momento indeterminado se convirtió en necrópolis y, en el siglo VI, los bizantinos decidieron levantar una muralla aprovechando los escombros de los edificios abandonados.
Bajo control romano este era el corazón administrativo y público de la ciudad. Para construirlo fue necesaria una "ingente labor de ingeniería" debido a que se asienta sobre una zona allanada para poder albergar a sus edificios monumentales. Aquí se ubicaron varias tiendas y talleres junto a dos pequeños templos que quedaron ensombrecidos por uno de mayores dimensiones dedicado a la tríada capitolina: Júpiter, Juno y Minerva.
Es en esta zona, junto con el teatro, donde se suelen centrar las campañas arqueológicas de la ciudad que este año cumplen un siglo. Desde 1996 y gracias a la colaboración entre las universidades de la Laguna, Barcelona, Granada y el Ayuntamiento de Alcúdia, la ciudad sirve también como escuela práctica de arqueología para los estudiantes a lo largo del verano.
Uno de los últimos hallazgos, restos de viviendas indígenas, refuerza la tesis de que la ciudad romana se levantó sobre algunos asentamientos nativos, especialmente en los barrios residenciales de Sa Portella donde se pueden encontrar los restos de tres domus. En la más grande de todas y una de las primeras en ser excavadas en los años 50 se encontraron dieciocho monedas del siglo III d.C., y permaneció habitada hasta el siglo V, fecha en la que se han datado las últimas acuñaciones encontradas en otro tesorillo.
Fechado entre el siglo I y II d.C., en el apogeo de la ciudad, se descubrió en 1926 un estandarte cívico fabricado en bronce. Esta pieza es única en Hispania y excepcional en todo el mundo romano por su estado de conservación. Bajo su sombra se reunió una asociación local de jóvenes. Almacenado en el Museo Arqueológico Nacional, su ficha detalla que se encuentra rematado por un joven togado y la representación de las diosas Isis, Fortuna y Diana.
Con motivo del centenario de su estudio, el Consell de Mallorca ha inciado las gestiones para la construcción del Centro de Arqueología de Mallorca en Sa Tanca de Can Domènech de la Alcudia, muy cerca de las ruinas de esta otrora pujante ciudad con el fin de "dar acogida y visibilidad a todos los objetos que se han encontrado en los yacimientos arqueológicos de la isla y que ahora se encuentran almacenados".