Hace unos 6.000 años, en las estepas forestales del noroeste del mar Negro, en un territorio que comprende los actuales países de Moldavia, Rumanía y Ucrania, emergió la cultura de Cucuteni-Tripilia. Esta sociedad prehistórica desarrolló "megasitios" o lo que algunos expertos consideran las primeras ciudades de la historia de Europa, anteriores incluso a la configuración de la urbanización en Mesopotamia. Sus integrantes también elaboraron una sofisticada cerámica y veneraron a deidades femeninas.
Con un modo de subsistencia basado en la agricultura y la ganadería, los miembros de la cultura de Cucuteni-Tripilia vivieron en enormes y muy planificados asentamientos que se extendían en algunas ocasiones más de 300 hectáreas. Los cálculos de los investigadores apuntan a que en estos sitios, que duraron múltiples generaciones y estaban estructurados en una suerte de barrios, podían habitar hasta 15.000 individuos. Lo que resulta más difícil de determinar es cómo se abastecía a una población tan vasta con los recursos que se manejaban en estos primeros compases de la revolución neolítica.
Ahora, un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Kiel (Alemania) proporciona una serie de respuestas a este enigma prehistórico. "El abastecimiento de los habitantes de estos megasitios se basó en una gestión extremadamente sofisticada de alimentos y pastos", resume el paleoecólogo Frank Schlütz, autor principal de un artículo publicado esta semana en la revista PNAS. Los análisis de restos óseos humanos y animales y de cultivos carbonizados han desvelado que la dieta de los primeros agricultores de Tripilia estaba compuesta principalmente de cereales y guisantes, y que prescindieron en gran medida de la carne.
"En la última década hemos analizado la composición de isótopos de carbono y nitrógeno de cientos de muestras. Luego complementamos estos datos con mediciones en restos de legumbres recuperados en varios asentamientos de Tripilia", detalla el profesor Johannes Müller, otro de los responsables de los trabajos. Este tipo de estudios, explican los investigadores, pueden utilizarse para saber cómo se criaban los animales domésticos hace miles de años, si los cultivos estaban fertilizados o qué papel desempeñaban las plantas y los animales en la nutrición humana.
"Nuestras conclusiones son que gran parte del ganado vacuno y ovino se criaba en pastos cercanos. Además, el estiércol de los animales era utilizado por estos individuos para abonar intensamente las cosechas, sobre todo la de guisantes", desvela Frank Schlütz.
[El hallazgo que da la razón a Heródoto: los escitas hacían los carcajes de flechas con piel humana]
Los guisantes y los cereales constituyeron los pilares principales de una dieta humana que no sólo era nutritiva, sino también equilibrada en términos de aminoácidos esenciales. Las hojas de los guisantes probablemente se emplearon para alimentar al ganado en los pastos. Gracias a esta estrecha relación entre la producción agrícola y la ganadería, los habitantes de los megasitios pudieron alimentarse de forma suficiente y saludable, subrayan los investigadores. La carne, que requería más esfuerzo de producción, fue prácticamente eliminada de la dieta de esta sociedad prehistórica.
A pesar de ingeniar esta exitosa cadena de alimentación, la cultura de Cucuteni-Tripilia despareció hacia el año 3000 a.C. "Como sabemos por estudios anteriores, las tensiones sociales surgieron como resultado de la creciente desigualdad. La gente dio la espalda a los grandes asentamientos y decidieron vivir de nuevo en sitios más pequeños", concluye el arqueólogo Robert Hofmann, otro de los autores del estudio.