Un pequeño grupo de personas que practicaba un oficio tan antiguo como las mismas pirámides fue sorprendido in fraganti. Cubiertos de polvo en las profundidades de una recóndita cueva de Urd Ulaan Unet, en las alturas del macizo de Altái, en Mongolina, fueron descubiertos por la policía mientras saqueaban una antigua tumba. Junto al resto de artefactos funerarios, se encontraba una excepcional silla de montar elaborada con hasta seis piezas de madera de abedul.
Ahora, un reciente estudio ha desvelado que esta silla puede cambiar la historia. Gracias a un análisis por radiocarbono, un equipo de investigadores de Mongolia en colaboración con la Universidad de Colorado ha conseguido datar la pieza en algún momento del siglo IV d.C. En este momento, el Imperio romano de Occidente moría aplastado por el peso de los pueblos bárbaros que, llenos de pánico, huían de los hunos, un misterioso pueblo emergido de las estepas de Asia Central.
Cuando la policía de la provincia de Hovd se puso en contacto con el Museo Nacional de Mongolia para comunicar su intervención, Jamsranjav Bayarsaikhan, uno de sus trabajadores y arqueólogo en el Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia, no se lo pensó. Poco después comenzaron a excavar en aquella tumba saqueada descubriendo los restos momificados de un caballo.
Mongolia
La historia normalmente considera que estos estribos y sillas de montar que conquistaron el mundo nacieron en algún momento entre los siglos V y VI d.C. en la actual China. Sin embargo, el descubrimiento de la cueva de Urd Ulaan Unet trastoca estos datos.
"Esta no es la única evidencia que sugiere que Mongolia fue uno de los primeros sitios donde se adoptó esta nueva tecnología e incluso que pudiera ser el lugar donde se desarrolló", afirma William Timothy Treal Taylor, miembro del departamento de Antropología de la Universidad de Colorado y uno de los múltiples autores de un artículo publicado en la revista Antiquity y resultado de la colaboración de investigadores de más de diez nacionalidades, incluyendo a la española Paula López-Calle, de la Universidad Complutense de Madrid.
En cuanto a la silla, fabricada con materiales locales, aún contenía restos de pintura roja con detalles en negro. También se conservaban los restos de una correa de cuero que pudo sujetar los estribos, descubrimiento que se suma al de otros estribos de hierro en otro yacimiento mongol del mismo periodo. Hasta este momento, los humanos usaban una especie de cojín para mantenerse cómodos montando a caballo. Las sillas de montar rígidas y resistentes junto con el uso de estribos abrieron el camino a toda una serie de nuevas habilidades ecuestres antes impensables.
Revolución medieval
Este salto tecnológico marcó la Edad Media. "Fue un momento decisivo en la historia del desarrollo tecnológico", resume Taylor. Desde hace milenios, los pueblos de pastores de Mongolia se desplazaron en el infinito océano de hierba que puebla sus vastas llanuras a lomos de sus monturas, a las que su resistencia y pequeño tamaño permitía sobrevivir a las gélidas temperaturas invernales. Este modo de vida unido a los caballos ocasionó un tremendo impacto en el desarrollo cultural de estos pueblos.
Las innovaciones de esta cultura produjeron un "efecto dominó", señala el investigador. Siglos después de que esta silla fuese fabricada, este tipo de herramientas se extendieron por toda Asia y el mundo islámico. Desde la caída de Roma, el uso de la caballería se volvió un factor decisivo en el campo de batalla que, adaptada por el resto de reinos e imperios, marcó el compás de las guerras y batallas en la época de los caballeros.
Este avance en la tecnología ecuestre revolucionó el mundo y dejó un gran impacto en decenas de culturas de la antigüedad, marcando una nueva era caracterizada en muchas ocasiones por la brutalidad de los choques de caballería. Estos nuevos elementos fueron introducidos de manera paulatina en el resto del mundo conocido y facilitó la brutal expansión de las hordas de Gengis Khan y sus sucesores que, en el siglo XIII y desde Asia Central, se extendieron hasta China en el Extremo Oriente y hasta Serbia en Europa.
La ferocidad de sus guerreros, sumado a su gran habilidad en el manejo de caballería, hizo temblar al mundo. Entre judíos, cristianos y musulmanes, los más temerosos de estas tribus centroasiáticas llegaron a asimilarlas al extraño y apocalíptico reino de Gog y Magog mencionado en las Sagradas Escrituras.
El papel que Mongolia ha desempañado en la historia siempre ha pasado desapercibido. Según Taylor, esto es debido principalmente a la propia geografía del país. Su densidad de población es de las más bajas del mundo, lo que sumado a sus dificultades geográficas hace muy complicado encontrar y analizar cualquier yacimiento arqueológico.
Bayarsaikhan, por su lado, reclama una mayor atención a la arqueología mongola para poder descubrir y contar la historia de esta cultura tan unida a las sillas de montar. "Mongolia es uno de los pocos países que ha conervado sus antiguas costumbres y tradiciones en torno al caballo pero, el conocimiento científico sobre el origen de esta cultura continua siendo muy incompleto", lamenta el arqueólogo.