Una larga serie de pitidos alertó al detectorista. Tras un largo rato explorando las montañas de Vestre Slidre, en el sur de Noruega, una efigie dorada de Jesucristo le observó desde una extraña moneda bizantina que había permanecido más de mil años olvidada.
Conocida como histamenon nomisma, este tipo de monedas hicieron su primera aparición en los circuitos comerciales sobre el año 960 d.C. En una de sus caras, Jesucristo sujeta una Biblia con una inscripción en latín que reza: “Jesucristo, rey de los que reinan”. En la otra aparece otra inscripción en griego que da identidad a las otras dos figuras representadas en la moneda de oro: “Basilio II y Constantino VII, emperadores de los romanos”.
Al ser descubierta por un detectorista, es necesario realizar un estudio arqueológico en el lugar del hallazgo para poder determinar en qué contexto apareció y poder conocer sus secretos. Sin embargo, al estar terminando el otoño, este estudio sobre el terreno tendrá que esperar a la llegada del buen tiempo ya entrado el año 2024
Rey de Noruega
De momento, lo que los arqueólogos han aventurado sobre la moneda es que pudo ser acuñada entre los años 977 y 1025, momento en que la pareja imperial representada reinó en Constantinopla. Desconocen cómo llegó a las montañas del sur de Noruega, pero podría haber sido parte de los tesoros del último rey vikingo: Harald Hardrada.
Este legendario rey vikingo que torturó con gachas a uno de sus súbditos, antes de sostener la corona fue reclutado por una unidad de élite conocida como guardia varega entre los años 1034 y 1035. Esta unidad militar bizantina reclutaba como mercenarios a los nórdicos y eslavos de la Rus de Kiev después de que monjes de origen griego cristianizasen los principados eslavos y nórdicos que se formaron en la actual Ucrania.
Bajo los estandartes del águila imperial, sirvieron de guardaespaldas del emperador y su familia además de combatir en los frentes más peligrosos y delicados de este imperio que sobrevivió mil años a la caída de Roma. Según las sagas nórdicas, Harald Hardrada regresó a Noruega junto a sus hombres cargado de oro y joyas en el año 1046.
En sus más de diez años a las órdenes de Constantinopla, este valiente y brutal guerrero alcanzó el grado de comandante y combatió a innumerables enemigos del imperio como a los piratas árabes en el Mediterráneo oriental o a los temibles y audaces jinetes pechenegos de Asia Menor. Especialmente cruentas debieron de ser sus hazañas en los Balcanes ya que se ganó el mote de “devastador de búlgaros”. Terminó enfrentado con el emperador Miguel V y huyó a Kiev, donde se casó con la princesa Elisaveta Yaroslavna antes de regresar a Noruega y reclamar su trono.
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Una vez en Noruega, su sobrino el rey Magnus le cedió la mitad de su territorio a cambio de la mitad de su tesoro que debía ser inmenso. Según una costumbre establecida en la guardia varega, cuando un emperador moría, sus hombres de la guardia tenían permiso para llevarse los tesoros imperiales que pudieran sostener con sus manos. Esta costumbre sucedió varias veces cuando Harald formaba parte de aquella guardia ¿Esta moneda perdida podría ser parte de este tesoro que convirtió a Harald Hardrada en rey? Poco después Magnus murió y Harald III se hizo con el resto del reino.
En cuanto a la ubicación de esta moneda en Vestre Slidre, se sabe que esta localización formaba parte del circuito comercial del reino por el que transitaban la sal, el hierro, la piel y astas de reno y arenques entre otros productos aunque también es posible que la moneda fuera perdida por un monje de la cercana diócesis de Bjørgvin. Habrá que esperar a que las investigaciones sobre el terreno en 2024 arrojen más luz sobre este hallazgo.