El olvidado alimento rico en nutrientes de los antiguos europeos desde el Neolítico a la Edad Media
Los dientes de 74 individuos hallados en una treintena de yacimientos de toda Europa sugieren que las algas marinas fueron una importante fuente de comida.
17 octubre, 2023 17:01La fase más antigua del yacimiento de La Corona, en el actual municipio alicantino de Villena, se remonta a finales del Mesolítico, el periodo de las últimas sociedades de cazadores-recolectores de la Prehistoria mediterránea. Allí, hace unos 8.000 años, se asentó un grupo de individuos que construyeron hogares en cubeta, tallaron artefactos líticos y elaboraron elementos de adorno sobre conchas marinas. A pesar de que hoy en día el sitio se encuentra a unos 80 kilómetros de la costa, esta población probablemente explotó los recursos acuáticos utilizando vías fluviales —en este momento del Holoceno el nivel del mar era mayor, lo que habría recortado la distancia—.
Durante las excavaciones, en las que se identificaron dos fosas de enterramiento con dos inhumaciones primarias, los arqueólogos descubrieron abundantes restos de caracoles terrestres quemados que habrían sido consumido por los miembros de la comunidad. Sin embargo, el análisis químico del cálculo dental de uno de los individuos enterrados en La Corona acaba de desvelar que también se alimentaban de algas marinas.
En realidad, este estudio se enmarca en un proyecto de investigación mucho más ambicioso que busca ampliar el conocimiento sobre la dieta de los habitantes en Europa desde el Neolítico hasta principios de la Edad Media. Los resultados del trabajo, publicado este martes en la revista Nature Communications y que ha extraído información de los dientes de 74 individuos documentados en 28 yacimientos arqueológicos de diversos países, sugieren que la vegetación acuática, como las algas marinas y las plantas de agua dulce, raramente consumidas en la actualidad —en algunas partes de Asia ocurre todo lo contrario—, fueron una fuente importante de alimento y se convirtieron en algo marginal hace menos de lo que se pensaba.
Existen evidencias de que durante el Mesolítico los antiguos europeos explotaron los recursos acuáticos. Sin embargo, a raíz de la revolución neolítica, con el desarrollo de la agricultura y el sedentarismo, se cree que este tipo de alimentos pasaron a aprovecharse tan solo en momentos de hambruna y se dejaron de consumir incluso en las zonas costeras. Además, debido a su degradación, el registro arqueológico solo ha arrojado hallazgos de algas marinas en contextos relacionados con un uso no comestible —como combustibles, envoltorios de alimentos o fertilizantes—.
El equipo de investigadores, dirigido por arqueólogos de las universidades de Glasgow y York, ha examinado biomarcadores extraídos de cálculos dentales de esqueletos hallados en yacimientos de toda Europa, desde el norte de Escocia hasta el sur de España, descubriendo "evidencia directa de un consumo generalizado de algas marinas y plantas sumergidas de agua dulce". En algunos sitios como en la llamada tumba de las águilas, en la isla de Orkney, que guardaba los restos desarticulados de casi un centenar de individuos, pruebas del consumo de este tipo de alimentos fueron identificadas en casi todas las muestras realizadas con cronología neolítica.
Recursos para redescubrir
Los resultados químicos han revelado que más del 70% de las muestras conservan biomarcadores que desvelan el consumo de algas rojas, verdes o marrones y otro tipo de vegetación acuática. Un diente de Orkney contenía rastros de una Brassica, probablemente una cola rizada. El autor romano Plinio el Viejo menciona en una de sus obras que esta planta se usaba como remedio marinero contra el escorbuto.
"La evidencia biomolecular que presentamos en este estudio es más de 3.000 años anterior a la evidencia histórica en el lejano Oriente", subraya el arqueólogo Stephen Buckley, uno de los autores principales del artículo científico. "No solo muestra que las algas marinas se consumían en Europa durante el Mesolítico, hace unos 8.000 años, sino también durante el Neolítico, cuando se supone que la introducción de la agricultura condujo al abandono de este tipo de recursos. Esto sugiere que estas poblaciones antiguas ya comprendían los beneficios nutricionales de las algas marinas como para mantener un vínculo dietético con el mar".
En la actualidad existen unas 10.000 especies diferentes de algas marinas en el mundo, aunque solo 145 se consumen, especialmente en Asia. "Hoy en día, la vegetación acuática está prácticamente ausente de las tradicionales dietas occidentales y su marginación, a medida que pasaron a convertirse en alimentos a los que recurrir en momentos de hambruna o como forraje para animales, probablemente ocurrió durante un largo periodo de tiempo como también se ha detectado con otras plantas", añade Karen Hardy, investigadora principal del proyecto Powerful Plants.
"Nuestro estudio también destaca el potencial de redescubrir recursos alimentarios alternativos, locales y sostenibles que pueden contribuir a abordar los efectos negativos para la salud y el medioambiente de la excesiva dependencia de un pequeño número de productos agrícolas producidos en masa", concluye la arqueóloga y prehistoriadora.