Una herramienta fundamental en la panoplia de todo guerrero corresponde sin duda a su armamento. Dentro de este, en numerosas culturas, las espadas constituyen uno de los mayores elementos simbólicos que puede poseer un guerrero. Para el legionario romano representaría un genio protector de su juramento militar por lo que su pérdida sería una enorme vergüenza.

Entre los historiadores y los arqueólogos sigue siendo motivo de debate el origen de la famosa gladius hispaniensis, traducida literalmente como "espada hispana". Aunque está reconocido de forma general que los romanos las copiaron y adaptaron sobre el siglo III a.C. después de enfrentarse a los mercenarios íberos y celtíberos contratados por Cartago durante las guerras púnicas. Un texto atribuido a Polibio relata que "los romanos, abandonando las espadas de sus padres, desde las guerras de Aníbal cambiaron sus espadas por las de los íberos". 

La gladius empleada por los romanos sería una espada corta y ancha capaz de pinchar y dar tajos, con una hoja de 55 cm perfecta para su uso en formaciones compactas y disciplinadas, como lo eran las legiones de la época republicana. Entre otras de sus múltiples ventajas destacaría un peso ligero y equilibrado además de la sencillez de su diseño, lo que la hacía un arma sumamente efectiva

A lo largo de todo el film de Gladiator (2000) se pueden apreciar las gladius

Según Tito Libio, demostraron ser especialmente mortíferas y aterradoras para los macedonios, quienes, a pesar de ser combatientes curtidos, se horrorizaron de sus efectos hacia 197 a.C. "cuando vieron los cuerpos despedazados por la gladius Hispaniensis, brazos cortados del hombro, cabezas separadas del cuerpo, truncada enteramente la cerviz, entrañas al descubierto y toda clase de horribles heridas".

Las legiones romanas demostraron una enorme flexibilidad para adoptar aquellas armas que mejor encajaban en su estilo de lucha, que fue perfeccionándose con el paso de los siglos y los combates. La gladius no fue la única arma en ser copiada y usada de forma masiva. La famosa pilum, una especie de jabalina, fue copiada en los primeros tiempos de la República, más concretamente en la feroz tercera guerra samnita que atemorizó al Senado y pueblo de Roma entre 298 y 290 a.C.

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Según el historiador y arqueólogo Fernando Quesada Sanz, el origen de la gladius hispaniense sería una espada celtíbera derivada del modelo La Tène I, bastante común en la Meseta ibérica durante el siglo IV a.C. Esta sería incorporada de forma paulatina por las legiones romanas durante el siglo II a.C., en la segunda guerra púnica en un momento indeterminado entre el desastre romano de Cannas y la conquista de Carthago Nova.

En un principio estas armas se adquirieron como tributo y botín de guerra. Escipión, quién más tarde ganaría el apodo de El Africano tras derrotar a Aníbal en Zama, daría un paso más allá tras la conquista de la actual Cartagena. El victorioso general declaró esclavos públicos a todos los herreros de la ciudad con la intención de hacerse con una fuente constante de estas temidas espadas cortas.

Sustitución

A finales del siglo I a.C., esta espada hispana presentaba numerosas variaciones, como el modelo conocido como Maguncia, con una hoja más corta y ancha que la hispana, encontrada cerca de la localidad homónima en la que fue la cruenta frontera del Rin. 

Otra variación de la misma espada fue localizada en las ruinas de Pompeya, ciudad destruida por el Vesubio en el año 79 d.C., por lo que se conoce como pompeyana. Este modelo estaba destinado a ser producido en masa para equipar a las legiones de forma rápida y en gran número en perjuicio de su calidad, visiblemente inferior a la hispaniensis.

Panel central del sarcófago Ludovisi, que representa una batalla entre romanos y bárbaros. Museo Nacional Romano

La gladius hispaniensis pasó a un segundo plano en favor de nuevas tipologías como la spatha, una espada más larga y con mayor filo que desplazaría de forma definitiva a la gladius tras el asesinato de Cómodo a finales del 192 d.C. 

En este momento comenzó uno de los episodios más rocambolescos de la historia romana. El asesino del impopular Cómodo, Pertinax, acabó asesinado por la guardia pretoriana quien sacó a subasta el puesto, comprado por Didio Juliano a un precio de 25.000 sestercios por pretoriano. 

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El inestable gobierno de Juliano terminó con la rebelión de tres generales. Septimio Severo, al mando de las legiones de Panonia, marchó sobre Roma ejecutando a la guardia pretoriana y decapitando al emperador en verano del mismo año. Logró asentarse en Roma tras la derrota de los otros dos generales que disputaron el trono: Claudio Albino y Pescenio Niger.

En esta época las legiones romanas estaban dejando de ser usadas en operaciones de conquista, además de comenzar su "barbarización". El nuevo enfoque defensivo dado al Ejército buscaba proteger las lejanas y complicadas fronteras imperiales y no su expansión, por lo que la gladius, un arma demasiado corta, pasó a la historia en el periodo bajoimperial en favor de la spatha, que sobrevivió al Imperio romano y siguió siendo usada en la Edad Media