Un ciudadano anónimo y su detector de metales han protagonizado el "descubrimiento de oro del siglo" en Noruega. El hombre, llamado Erlend Bore y de 52 años, que para hacer más amenas las caminatas que le recomendó su doctor para mejorar su salud se compró uno de estos utensilios, ha sacado a la luz un extraordinario conjunto de joyas de oro que han sido datadas en torno a principios del siglo VI d.C, un periodo de inestabilidad en la zona marcado por las migraciones y el cambio climático.
El hallazgo lo integran nueve medallones y perlas de oro que hace mucho tiempo formaban un lujoso collar, además de tres anillos del mismo metal precioso. Los investigadores dicen que se trata de un descubrimiento único por el diseño de los medallones: representan a un tipo de caballo de la mitología nórdica, aunque en una posición diferente a lo normal.
"En un primer momento pensé que se trataba de monedas de chocolate o del capitán Sabeltann", ha explicado Bore mencionando a un célebre pirata protagonista de populares obras de ficción del país escandinavo. "No me lo podía creer", ha asegurado según un comunicado de la Universidad de Stavanger.
El hombre, que soñaba con ser arqueólogo cuando era niño, realizó el descubrimiento el pasado agosto en la isla de Rennesøy, cerca de la localidad de Stavanger, al sur del país, después de comprar un detector de metales y salir a caminar por recomendación de su médico y su fisioterapeuta. La legislación en España no permite este tipo de prácticas, que se consideran un delito contra el patrimonio.
En una de esas salidas, cuando estaba a punto de regresar a casa, el aparato empezó a vibrar. Según la información facilitada por la universidad, antes de ponerse a excavar por su cuenta, Bore localizó el sitio y avisó rápidamente a los arqueólogos para que comprobasen lo que había enterrado ahí.
Ole Madsen, director del Museo Arqueológico de la Universidad de Stavanger, ha asegurado que se trata del "descubrimiento de oro del siglo en Noruega": "Encontrar tanto oro de una sola vez es extremadamente raro". El profesor Håkon Reiersen ha detallado por su parte que las piezas —finos discos de oro que normalmente servían como adornos de la élite y se conocen como bracteatos— habría que enmarcarlas en el llamado periodo migratorio de Noruega, que se desarrolló en torno a 400-550 d.C.
"Teniendo en cuenta la localización del conjunto y lo que sabemos por otros hallazgos similares, probablemente se trate de objetos de valor ocultados o de una ofrenda a los dioses durante un momento dramático", ha valorado el experto. También ha añadido que los objetos formaban parte de "un collar muy llamativo" que fue elaborado por hábiles joyeros y usado por algún personaje poderoso. "En Noruega no se ha hecho ningún descubrimiento similar desde el siglo XIX y es a su vez muy extraño en el contexto escandinavo".
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El arqueólogo Sigmund Oehrl ha recordado que este tipo de medallones suelen representar al dios Odín curando al caballo de su hijo. Sin embargo, en los hallados en la isla de Rennesøy, la postura del animal es "encorvada y sus patas torcidas muestran que está herido". "El símbolo del caballo representaba enfermedad y angustia, pero al mismo tiempo esperanza de curación y nueva vida", ha contextualizado.
La legislación noruega contempla que el artífice del hallazgo, en este caso Erlend Bore, y el propietario del terreno reciban una recompensa, aunque la cantidad aún no se ha determinado. Los objetos anteriores a 1537 y las monedas previas a 1650 se consideran propiedad del Estado y deben entregarse.