El toque manual de campanas español, es una tradición extendida en el país y sostenida actualmente por grupos de voluntarios y vecinos. Sin embargo, no tiene apenas relación con la popular expresión de 'salvado por la campana'. De hecho, tiene uno de los orígenes más tétricos que puedas imaginar. Este dicho se refiere directamente a cuando alguien escapa de un peligro importante ‘por los pelos’. Eso sí, a pesar de ser un dicho muy popular, muy poca gente conoce cuál es el origen real de esta sentencia.
La expresión 'salvado por la campana' se remonta al siglo XIX y tiene su origen en el ámbito funerario. En el pasado, cuando las técnicas de diagnóstico médico no eran tan avanzadas como en la actualidad, había casos en los que las personas eran enterradas vivas por error. Para evitar estos trágicos errores, se implantó un sistema donde se colocaba una cuerda con campana en el ataúd que se extendía hasta la superficie.
En el caso de que alguien fuera enterrado vivo por error y se daba cuenta de su situación, podía tirar de la cuerda, lo que haría sonar una campana en la superficie. De esta manera, si alguien era 'salvado por la campana', significaba que había sido rescatado de una muerte prematura y aterradora al ser enterrado vivo.
Los primeros registros que se tienen sobre este tema se remontan al año 1590, cuando Fray Luis de León no pudo ser beatificado, ya que al abrir su ataúd se encontraron con varios rasguños en la tapa. Al aparecer, había sido enterrado vivo. Por ello, y con el objetivo de abordar esta preocupación tan común, se desarrollaron diversas medidas, como la colocación de estas cuerdas con campanas.
A medida que la ciencia y la tecnología médica avanzaron y los criterios para determinar la muerte se hicieron más precisos, el temor a ser enterrado vivo disminuyó considerablemente. Sin embargo, la tan conocida expresión de 'salvado por la campana' sigue dando de qué hablar hoy en día.
Otros orígenes
Sin embargo, también existe otra posibilidad del origen de de esta expresión en la Edad Media. A finales del siglo XIX y principios del XX, se realizaron combates de boxeo sin las reglas y protecciones que existen actualmente. En aquellos combates, si un boxeador caía al suelo y no podía levantarse antes de que el árbitro contara hasta diez, se consideraba que había sido noqueado y perdía el combate. Sin embargo, en algunos casos, los golpes finales o el conteo podían coincidir con el final del asalto.
Para evitar que un boxeador que estaba prácticamente noqueado perdiera injustamente el combate, se utilizaba una campana para señalar el final del asalto. Si el boxeador caía y la campana sonaba antes de que el árbitro contara hasta diez, se consideraba que el boxeador había sido salvado por la campana, lo que significaba que el asalto terminaba y tenía una oportunidad de recuperarse en el próximo asalto.
De hecho, hay un libro sobre el boxeador estadounidense Muhammad Ali llamado 'Saved by the bell' (o en español, Salvado por la campana), en donde cuenta su historia de vida y su conexión con el boxeo.