Las claves contra el desperdicio de alimentos: leyes que regulen y la toma de conciencia colectiva
La segunda jornada del Observatorio de los ODS aborda la problemática del desperdicio de alimentos, la cual se enmarca en el Objetivo 2 para un mundo sin pobreza ni hambre.
13 septiembre, 2023 12:58En 2020, los españoles despreciaron un total de 1,2 millones de kilos de alimentos. A nivel mundial, se desperdician alrededor del 17% de todos los alimentos que se producen, según datos de Naciones Unidas. Aunque la tendencia es a la baja, preocupa que esta problemática continúe siendo uno de los grandes retos para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En materia de aprovechamiento de alimentos, Jennifer López, directora de Comunicación y Responsabilidad Social Corporativa de Restalia, apunta que desde el sector de la hostelería y la restauración se trabaja para luchar contra el desperdicio a través de tres pilares: "No contamos con alimentos preeleborados y controlamos los productos, lo que reduce el total de la merma. Además, formamos a los empleados y franquiciados para que realicen una correcta la gestión del stock y hagan un seguimiento a las fechas de caducidad de la forma adecuada".
En este sentido, Victoria Albiñana, responsable de Relaciones Institucionales y Asuntos Públicos para España de Too Good To Go, señala la enorme importancia que adquiere el uso de la tecnología. "En los últimos años, han aumentado las búsquedas en contra del desperdicio alimentario un 80%, lo que refleja una mayor conciencia del consumidor y el uso de la tecnología como aliada", explica.
Desde el ámbito social, también se está haciendo un trabajo importante en cuanto a economía circular en la lucha contra el desperdicio de alimentos. "Los bancos de alimentos tienen una aportación a la sostenibilidad en materia social y medioambiental, porque evitan que una parte de alimentos en excedente acaben directamente en la basura o se destruyan", apunta Francisco Greciano Rodríguez, director de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL).
"En los últimos 5 años hemos recuperado y distribuido excedentes alimentarios de tres sectores diferentes: los mercados de frutas y hortalizas, la industria alimentaria y las cadenas de distribución", continúa Greciano. Con esta labor, desde los bancos de alimentos a lo largo y ancho del territorio español trabajan cada día por la redistribución de los excedentes, y velar así por la seguridad alimentaria de los y las ciudadanas en una situación vulnerable.
Los retos colectivos e individuales
El 70% del desperdicio de los alimentos tienen lugar en el ámbito doméstico, así como en los servicios de restauración y minoristas, según apuntan desde Naciones Unidas. Ante esto surge la pregunta: ¿qué podemos hacer a nivel individual y colectivo? "Debemos trabajar a nivel normativo y de concienciación", apunta López. A lo que Albiñana añade: "También es importante conocer el impacto del desperdicio alimentario a nivel económico, medioambiental y social. Hay que simplificar los datos para llegar a las personas".
Ante esto, los tres panelistas coinciden en la importancia del marco regulatorio y la urgencia que debe tener este tema para el nuevo gobierno. Sin embargo, señalan desde la mesa que para la Unión Europea y el ámbito internacional en general, también debe ser un tema prioritario. "Es importante colaborar, pues se trata de un reto común", continúa Albiñana.
A nivel individual los datos son alentadores. "El desperdicio dentro del hogar se redujo en torno a un 8%, pues los mensajes de concienciación que se lanzan a todos los niveles, y la propia sensibilización en el ámbito familiar y personal, están dando sus resultados. Además, debemos obligar, de cierta manera, a todos los agentes que participamos en la cadena alimentaria a tener unos planes de prevención ante la perdida y desperdicio", dice Greciano.
Entre las conclusiones que se arrojan de la mesa sobre hambre cero, celebrada durante la segunda jornada del II Observatorio de los ODS en el CaixaForum de Madrid, se destaca la importancia del establecimiento de un marco legislativo que implique a todos los agentes dentro de la cadena de producción y consumo, así como la toma de conciencia del consumidor de manera integral, que permita plantear una hoja de ruta que sirva de referencia para la consecución y eliminación del desperdicio de alimentos en España y en el mundo.