La actuación que más impacto tiene en la vida cotidiana es el cómo se come y como se interactúa con la comida. Como no podía ser de otro modo, el III Observatorio de los ODS de EL ESPAÑOL ha tenido una mesa dedicada al tema. Se abordó desde el lado de la gestión de desperdicios y el aprovechamiento hasta llegar al residuo cero. También el tema se abordó desde el punto de vista de salud y cómo cada vez el consumidor se preocupa más de tener una dieta más equilibrada.
Hay muchas dietas, desde la famosa dieta mediterránea, que se dice la más sana. Tiene una base de vegetales, con sólo pequeñas cantidades de carne de res y pollo. Por otro lado es rica en comida de grano integral, frutas y verduras frescas, nueces y legumbres. Estos son alimentos que en forma natural contengan cantidades altas de fibra.
También los últimos años han llegado otras dietas que se dicen sanas como la vegetariana, vegana o la que cada vez es más común, la 'flexetariana', que es la más común entre los más jóvenes. Comer un poco de todo sin exceso de nada, prestando especial atención a reducir las proteínas carnívoras y los productos procesados. Aun así, en temas de salud, los nutricionistas siempre recomiendan que la dieta sea equilibrada.
Ana Lorenzo, directora de asuntos públicos, ESG y comunicación del grupo IFA de supermercados, dijo que ellos intentan activamente reducir su impacto. "Una de las principales apuestas del Grupo IFA son los frescos, con un peso cercano al 40% del total de ventas. Además, colaboramos con la Gasol Foundation para fomentar hábitos saludables", y puso algunos ejemplos como "un programa de desayunos y meriendas saludables y otros para fomentar actividad física, dormir bien y tener estabilidad emocional para garantizar una vida saludable".
Por otro lado, algo por lo que nos distinguimos es la proximidad física y emocional con los clientes. El 80% van a pie, lo que, dicen, reduce su huella de carbono de alcance 3, el que no se tiene control directo y el más difícil de reducir.
IFA trabaja con marcas responsables. Un ejemplo, presente en la mesa, es Danone, una de las compañías que mantiene una estrategia sólida y de compromiso con el planeta y las personas, aplicando a toda su cadena de valor dentro del sector agroalimentario. Charo Saavedra, responsable de Sostenibilidad de Danone España, explica cómo han conseguido la certificación B Corp, trabajando de cerca con los productores y combinando fuerzas y oportunidades junto a diferentes agentes del sector.
Danone es la compañía de alimentación B Corp de mayor tamaño y puntación de España, con sus cuatro divisiones de negocio certificadas: lácteos, alternativas vegetales, nutrición especializada y aguas. La certificación B Corp es el resultado de un largo camino y una misión que marcó a Danone desde su nacimiento hace más de 100 años: aportar salud a las personas a través de la alimentación.
Concretamente, Danone lleva más de 10 años transformando el modelo agroganadero para impulsar un ecosistema de impacto positivo en el origen, las granjas. En este contexto, More Holstein, una de sus granjas colaboradoras más longevas -llevan trabajando juntos desde hace más de 40 años-, ha obtenido la certificación de primera granja B Corp de Europa.
Esta granja destina su producción a la planta de Danone de Aldaya, situada a 24 kilómetros. Esta fábrica cuenta con una instalación de más de 5.000 placas fotovoltaicas que autoabastecen la actividad industrial, siendo la planta solar más grande y con mayor potencia de la compañía en Europa.
Otros proyectos que tienen especial importancia en conseguir una alimentación sana, es la reducción de desperdicios. Aunque hay muchas dietas saludables, hay puntos en común a todas ellas como la reducción de las porciones, comer más productos frescos y llegar al desperdicio cero.
Por su parte, Francisco Greciano director de la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) habla de que un modo efectivo de reducir el desperdicio es donándolos. Ellos trabajan con 54 bancos, uno por provincia. Según él, en 2023 repartieron 138.000 toneladas de alimentos entre 1.2 millones de personas, con especial atención a frutas y verduras.
Los bancos de alimentos ayudan a gente vulnerable en todo el país. Los elementos que ahí son excedentes de los lineales de los supermercados que de otro modo acabarían en la basura. Con tanta comida sobrante, los bancos de alimentos pueden incluso adaptarse, un poco, a lo que necesite el usuario, según Greciano.