La Audiencia Nacional ha condenado a cinco años y medio de cárcel a Bilal Jfita, imán en una mezquita de Getafe (Madrid), además de profesor en una madrasa (escuela musulmana).
La Sala de lo Penal le impone esta pena por los delitos de autoadoctrinamiento y enaltecimiento del terrorismo. Según da por probado una sentencia de la Sección Tercera, el marroquí Jfita, nacido en 1992, se dedicó a "incitar a otros, a través de redes sociales y de canales de mensajería digital, a realizar actos de extrema violencia y carácter terrorista". También, a "autocapacitarse él mismo para llevarlos cabo".
Los jueces Félix Alfonso Guevara, Carolina Ruis y Carlos Fraile señalan que su actividad constituye "un grave peligro concreto y cierto de la realización por sí mismo y por terceros de acciones terroristas".
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Siguiendo las recomendaciones del grupo terrorista Estado Islámico, cuando compartía material yihadista en la Red, Jfita utilizaba métodos informáticos para tratar de no ser identificado. Y se valió de las redes wifi de locales cercanos a la mezquita en la que trabajaba, ya que conocía sus contraseñas. Aun así, su primer perfil en la red social Telegram fue bloqueado por compartir contenido no adecuado.
"Pretendía, con todo ello, capacitarse a sí mismo con esta formación, y también difundirla a terceros para que pudiesen acceder a esa instrucción, con la intención de prepararse para unirse de manera efectiva a los combatientes de la yihad radical en sus acciones violentas, y para incitar a otros a hacer lo mismo", resume la Sala.
La investigación
La investigación policial contra este imán se inició una vez se detectaron sus contactos, personales y por Internet, con su compatriota Moussa El Morabit, detenido en Barcelona en 2018 por orden de Marruecos. El Morabit habría combatido en las filas de las organizaciones terroristas Al Nusra y Estado Islámico.
En el registro de la vivienda de Bilal Jfita, los agentes se incautaron de cuatro teléfonos móviles. Una parte de ellos fue empleada para difundir contenido yihadista. El acusado, además, formaba parte de hasta 41 grupos de esa temática y almacenaba en sus dispositivos contenido islamista violento.
Entre las imágenes que los investigadores localizaron en los teléfonos del acusado destaca una del autor de un atentado en París y otra de la cabeza decapitada del profesor francés Samuel Paty, asesinado por un terrorista islamista.
"Bilal Jfita buscó información sobre la forma de cometer atentados y sobre atentados cometidos, y compartió las imágenes con terceros, adoptando medidas de seguridad y realizando comentarios justificando estos ataques", señala la sentencia. El acusado también "se valió de las instalaciones de la mezquita para contactar con el entorno
yihadista a través de las redes sociales".
La resolución también recoge una conversación de WhatsApp entre el acusado y un tercero, en el que el primero expresa: "Tenemos la obligación de matar a quien insulte al profeta o se burle de él". Jfita también almacenaba en sus móviles discursos de quien, por entonces, era el líder de Estado Islámico, Abu Bakar Al-Baghdadi.
El condenado entró en España por primera vez el 13 de julio de 2017. Lo hizo de forma clandestina. Se marchó y regresó el 3 de marzo de 2018, para residir, desde finales de ese año, en la localidad madrileña de Getafe. Allí encontró trabajo en la mezquita Al-Istikama, en la que se encargaba del sermón de los viernes.
Desde el banquillo de los acusados, Jfita negó haber pensado en cometer atentados, señaló que nunca conoció a Moussa El Morabit y dijo que no tenía relación con el Estado Islámico. Si formaba parte de esos grupos de Telegram —se justificó— era porque pretendía "aprender sobre el Islam". "En esos grupos envían de todo", manifestó sobre las imágenes violentas. Preguntado sobre los teléfonos encontrados en su casa, alegó que uno de ellos, que almacenaba contenido radical, no era suyo, sino de un amigo, al que no identificó.