El juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama ha ordenado el ingreso en prisión provisional de Pompeyo González, el jubilado prosoviético residente en Miranda de Ebro (Burgos) al que la Policía detuvo por el envío de seis cartas explosivas a varios políticos e instituciones.
Así costa en un auto, fechado este mismo viernes. Pompeyo, nacido en 1948 y arrestado el miércoles, ha sido interrogado desde las 11.00 de la mañana en el Juzgado Central de Instrucción número 4. Y se ha acogido a su derecho a no declarar.
Fue entonces cuando la fiscal Ana Noé solicitó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, de Pompeyo, debido al riesgo de fuga, de reiteración delictiva y de ocultación de pruebas. Según revela Calama en su auto, el Ministerio Público no descarta la participación de otras personas en los hechos.
En la resolución, el magistrado ordena su ingreso en prisión, de forma incondicional e inmediata. Y relata que los hechos podrían ser constitutivos de cuatro delitos de terrorismo con la "finalidad de obligar a los poderes públicos a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo", así como a otros dos delitos de terrorismo agravado (por haber dirigido dos de las cartas a miembros del Gobierno: el presidente Pedro Sánchez y la ministra de Defensa, Margarita Robles). También, de alteración grave de la paz pública, amenazas y coacciones.
No obstante, el auto sostiene que, por el momento, "no hay indicios de que el investigado pertenezca ni colabore con banda o grupo organizado terrorista alguno", aunque sus acciones sí trataron de "alterar gravemente la paz pública" y represaliar a políticos e instituciones por su apoyo a Ucrania.
Webs sobre armas
Calama también revela que Pompeyo González, antes de ser detenido, accedió, desde su teléfono móvil, a webs sobre armas, productos químicos y venta de tornillos. Y, en sintonía con la Fiscalía, subraya que existe un claro riesgo de fuga, debido a los más de 20 años de cárcel que enfrenta, y de reiteración delictiva. Es decir, de que vuelva a delinquir.
"Ello evidencia que el detenido ha estado adquiriendo conocimientos tanto sobre química, a fin de elaborar explosivos mediante la utilización de sustancias fácilmente adquiribles en el mercado, como en relación con armas", destaca el magistrado.
"Tales circunstancias objetivan un alto riesgo de reiteración delictiva, que conlleva la necesidad de decretar su prisión provisional, sin perjuicio de que el avance de la instrucción, y particularmente el informe de análisis de las sustancias explosivas utilizadas, aconsejen su modificación", advierte.
Según desvela el auto, Pompeyo, "entre los meses de junio y julio, adquirió un kilo de nitrato potásico puro, cable con mecha e interruptores". Poco después, compró, a través de una famosa web de venta online, "pegatinas adhesivas, (...) toda clase de tornillería, brocas de precisión y plantillas para dibujar los números y el abecedario".
Huida a Rusia
Tal y como ha publicado EL ESPAÑOL, el jubilado, antes de ser detenido, estaba fabricando nuevos sobres con explosivos en el interior de su casa de Miranda de Ebro.
Asimismo, el magistrado confirma que existe riesgo de que Pompeyo abandonase España si no ingresase en prisión. Calama cita en su auto que el detenido usaba aplicaciones rusas de mensajería instantánea y correos electrónicos cifrados.
La "transcendencia de sus violentas acciones como medio de propaganda de la ocupación rusa de Ucrania" podrían "facilitar su huida a territorio ruso" y favorecer que reciba "ayuda" de afines al régimen de Vladímir Putin, señala el juez.
"Ambas circunstancias, apreciadas conjuntamente, constituyen unos hechos relevantes en orden a adoptar la medida cautelar solicitada por el Ministerio Fiscal", concluye.
Seis sobres bomba
Dos de los sobres explosivos que la Policía atribuye a Pompeyo fueron enviados al Palacio de la Moncloa y al Ministerio de Defensa que encabeza Margarita Robles. Un funcionario que trabajaba en la Embajada de Ucrania en Madrid, edificio al que se dirigió otra de las cartas, resultó herido en un brazo al manipularla.
Una empresa armamentística de Zaragoza, que fabricó material que fue enviado a Ucrania, recibió el pasado noviembre otro de los paquetes explosivos, que fue desactivado rápidamente por los Tedax. La Embajada de Estados Unidos en Madrid también recibió otra carta y la base aérea de Torrejón, una sexta.
El remite de todos los sobres estaba escrito con la misma caligrafía y tinta del mismo color. La particular tipología de los mismos, así como de los sellos que se emplearon, fue una de las pistas que siguió la Policía para dar con Pompeyo, el presunto autor de los seis envíos.
Asimismo, la Policía recogió restos de ADN de los paquetes explosivos y los comparó con los de una bolsa de basura que Pompeyo depositó en la puerta de su casa. El análisis científico arrojó que coincidían "con el perfil genético recogido en los sellos y en las diferentes partes internas de los artefactos".