"Trapero siempre ha sido un policía que respeta el orden constitucional", ha defendido este martes la abogada Olga Tubau ante la Sección Penal Primera de la Audiencia Nacional, que juzga por presuntos delitos de sedición o desobediencia a los tribunales a quien era responsable de los Mossos d'Esquadra cuando se celebró el referéndum independentista del 1-O en Cataluña.
En aquel otoño de 2017, y tras su actuación en los atentados del 17-A, Trapero se había convertido en una referencia del mundo independentista, con su rostro en camisetas que llevaban escrito el eslógan Bueno, pues molt bé, pues adéu”. Hoy se juega la libertad y el uniforme, y su defensora se esforzó en distanciar todo lo posible a su cliente de cualquier conexión ideológica, profesional y hasta personal con los líderes del 'procés'.
Tubau habló de la "inexistencia de toda relación entre Puigdemont y Trapero más allá de la relación institucional" entre quien era presidente de la Generalitat y el máximo responsable de los Mossos. "No hay relación personal entre Puigdemont y Trapero", insistió la defensa. Sonó desconcertante, si se tiene en la retina la imagen de Trapero a la guitarra, con Puigdemont a dos metros aplaudiendo la interpretación.
Pero la defensora se hizo fuerte en las dos reuniones de finales de septiembre en las que Trapero pidió al president, a Oriol Junqueras y a Joaquim Forn que desconvocaran el referéndum. La posición que mantuvo el mayor en esos cónclaves en el Palau -de los que hay noticia por la versión unívoca que ha dado la cúpula de los Mossos, ya que los políticos encausados nunca se han referido a ellos- representa para la letrada "un acto claro de obediencia a las órdenes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de impedir el referéndum y pulveriza no sólo la sedición sino también la desobediencia".
Para Tubau, "la Fiscalía no ha contestado a la pregunta de cómo y cuándo y, sobre todo, por qué pasa Trapero de mantener esa postura en las reuniones con los políticos a apoyar el referéndum y a decidir desobedecer al TSJC. No hay respuesta, ni razonable ni irrazonable: no la hay".
"No ha prueba alguna", subrayó la defensa, del "concierto previo" con los responsables políticos del 'procés' que la Fiscalía atribuye a Josep Lluis Trapero. Tubau recordó que Albert Batlle y Jordi Jané, un director de los Mossos y un consejero de Interior "nada sospechosos" de proclividad al independentismo, fueron los que eligieron a Trapero como jefe de la Policía catalana, de manera que no hay datos para pensar que quisieran "darle un liderazgo con dotes mágicos que sometiera a todos los mossos a los designios independentistas".
Batlle dimitió por desacuerdo con el 'procés' y, según ha declarado en el juicio, "pidió a Trapero que continuase al frente de los Mossos desde el convencimiento de que en esos momentos dificilísimos él podía garantizar el correcto funcionamiento del cuerpo de acuerdo con la Constitución española", enfatizó Tubau. "Éste es el funcionario del que se despidió Batlle en julio de 217 y el que ha seguido siendo: un policía que respeta el orden constitucional".
La defensora dio por buena la famosa agenda Moleskine intervenida por la Guardia Civil en la casa de Josep María Jové, el dirigente de ERC que fue mano derecha de Junqueras en la Consejería de Economía de la Generalitat. Olga Tubau destacó la existencia de una anotación de junio de 2016 en la que se considera necesario saber qué papel jugarían determinados actores ante el referéndum de independencia y refleja "dudas" al referirse a los Mossos.
Un segundo apunte, el 31 de agosto de 2016, pregunta "¿a quién obedecerá la Policía?". "La duda la resuelve una tercera anotación, del 8 de noviembre de 2016: 'MHP (Puigdemont) los Mossos harán siempre lo que les digan los jueces y no habrá ninguna orden del Departament de Interior'", leyó Tubau.
La letrada sostuvo que Trapero "cumplió las instrucciones" que le dio la Fiscalía Superior de Cataluña y el TSJC, y "lo que hizo o dejó de hacer jamás fue constitutivo de reproche alguno".
En esa línea, señaló que "ninguno de los tres cuerpos, ni juntos ni separados, pudieron cumplir el mandato que todos ellos tenían del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña" de frenar la consulta ilegal.
Fue "un fracaso policial", dijo, "o quizás fue un fracaso político del que se hace responsable a los cuerpos policiales", pero consideró que los testimonios provenientes de la Policía Nacional y la Guardia Civil "están teñidos de valoraciones subjetivas tendentes a hacer responsable en exclusiva a Trapero". "Guardia Civil y Policía Nacional tienen un interés directo porque si se condena Trapero y se dice que el 1-O fue un fracaso por la actuación de los Mossos los otros dos cuerpos policiales verán su imagen restablecida", afirmó.
En todo caso, "con independencia de las muchas razones del fracaso, salieron dos millones de personas a votar. No había efectivos policiales suficientes para impedirlo de ninguno de los tres cuerpos".
"Si los Mossos no hicieron más fue porque no se pudo, no porque no se quisiera. Y no querer puede ser delictivo; no poder, nunca", sostuvo.