Na Li y su marido, Rongchao Huang, vivían en pareja desde 2010 en Las Palmas de Gran Canaria. En 2013 tuvieron un niño y los tres pasaban desapercibidos en el vecindario, en pleno centro de la capital grancanaria. Una familia discreta que nunca dio problemas.
Pero en 2015 el padre decidió viajar a China y traer a España al hijo de 9 años de un matrimonio anterior para que conviviera con ellos. Como en los peores cuentos, la madastra no soportó la "intromisión".
La relación entre el menor y la mujer de su padre no era buena, según se recoge en la sentencia de la Audiencia de Las Palmas, y ésta golpeó al niño desde que comenzó a convivir con él, llegando a romperle costillas, la tibia izquierda y apagándole cigarrillos en las piernas.
A pesar de ello, el menor nunca fue atendido en un centro médico y la mujer hizo búsquedas en Internet para averiguar "cómo disimular las marcas de las lesiones producidas al menor", según se recoge en la sentencia que la condena a 25 años de prisión por asesinato y maltrato habitual.
Se tapaba los brazos
Junhua faltó hasta 62 días al colegio público Guiniguada donde estaba matriculado para que nadie se diera cuenta de sus heridas. Cuando iba a clase, el niño "llevaba una camiseta de manga larga debajo de la camiseta oficial corta del colegio para ocultar las lesiones que tenía en el cuerpo", se considera probado en la sentencia. Tampoco "llevaba muda de recambio ni productos de aseo al colegio para cambiarse de ropa y asearse después de las clases de educación física para ocultar las lesiones que tenía en el cuerpo".
Pero las alertas sobre la situación del menor no saltaron a tiempo y llegó el día fatídico, el 8 de mayo de 2016. La condenada Na Li se molestó con el menor por causas que se desconocen y le golpeó con sus propias manos durante 40 minutos. Después le duchó con agua fría. Más tarde, fue al cuarto del menor y como éste le dio una conestación que no le gustó, "cogió un palo de madera de 25 centímetros de largo y cinco de ancho que tenía una punta metálica en el centro y golpeó repetida y fuertemente al niño".
El menor pudo quitarle momentáneamente el palo a Na Li, se quedó inmóvil y ésta, más enfurecida, volvió a golpear al niño por todo el cuerpo, incluidos los testículos. Junhua quedó abandonado en la cama durante horas, "sufriendo una insoportable agonía con múltiples dolores hasta que le sobrevino la muerte en torno a las 11 o 12 de la noche", se recoge en la sentencia.
Según el informe de distintos forenses, el niño sufrió "politraumatismos con rotura de huesos, erosiones en piernas y abdomen, múltiples hematomas por todo el cuerpo, iniciando una agonía muy dolorosa que finalmente produjo un shock traumático asociado a shock hipovolémico que le causó la muerte".
El padre estaba al tanto
Además de a Na Li, la Sección Primera de Las Palmas también condena al padre del menor, Rongchao Huang, que a pesar de que era consciente de que su hijo estaba siendo agredido "mostró absoluta pasividad y no hizo nada ni intervino" para evitar que su mujer le golpeara.
Por eso, también le condenan a dos años de prisión por un delito de maltrato habitual y le impiden acercarse a 500 metros a la madre biológica del menor. La mujer será indemnizada con 300.000 euros por los "enormes daños y perjuicios morales" sufridos. 270.000 corresponden por sentencia a la madrastra del niño y 30.000 entre ella y el padre del menor.