David Marjaliza, el empresario investigado en la trama Púnica, ha afirmado este lunes ante el juez Manuel García-Castellón que el exconsejero madrileño, Francisco Granados, habría recurrido al comisario investigado, José Manuel Villarejo, para tratar de ocultar a las autoridades españolas la cuenta suiza en la que atesoraba 1,5 millones de euros.
Según Marjaliza, dicho contacto tuvo lugar en 2014, semanas antes de que las fuerzas de seguridad detuvieran a los implicados en la Operación Púnica. Según el conseguidor de Pinto, ante el aviso de las autoridades fiscales suizas de trasladar la información sobre dicha cuenta a España, el exconsejero madrileño contactó con el comisario ahora en prisión, José Manuel Villarejo, para que le ayudara a ocultar dicha información. Éste, según Marjaliza, que también participó en esos contactos, les presentó al abogado Ernesto Díaz-Bastien para que litigara en Suiza y evitar que la cuenta de Granados fuera descubierta. Para ello, el letrado habría contactado con dos abogados suizos aunque "finalmente los contactos no fueron fructíferos porque la información de fiscalía suiza llegó a España", ha declarado David Marjaliza al finalizar su declaración. Según ha sostenido, Granados y él tuvieron hasta dos reuniones con Villarejo por este asunto.
Marjaliza tenía constancia de dicha cuenta porque Granados le habría solicitado, según su versión, cambiar la titularidad a su nombre y ocultar así el delito fiscal que estaría cometiendo.
La declaración de David Marjaliza es la continuación de su última comparecencia por esta causa, en julio, cuando aportó facturas y documentación de la trama delictiva. Ahora que dicha documentación ha podido ser estudiada por la Fiscalía y las partes implicadas, el juez García-Castellón le ha llamado de nuevo a declarar.
Introduce a Granados en la 'Kitchen'
El empresario de Pinto también ha situado al exconsejero madrileño, Francisco Granados, en el germen de la 'operación Kitchen' en la que el Ministerio de Interior habría hecho un seguimiento a la familia Bárcenas (con un equipo de policías entre quienes se encontraba Villarejo).
Según sostiene Marjaliza, Granados habría intentado contactar con el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos Esgueva, a petición de Villarejo porque "iban a interceptar documentación que llevaba la mujer de Bárcenas a Soto del Real o algo así" -según la versión de Marjaliza- y le pidió que intentara contactar con él a través de su chófer, pues se conocían.
Marjaliza había vendido un piso a Ríos Esgueva con un "descuento de 3.000 euros", según ha explicado él mismo, en el mismo bloque que le vendió otro a su propio chófer. De ahí que supiera que se conocían entre ambos y pidiera su teléfono. Extremos que la defensa de Francisco Granados niega rotundamente.