Manuel Marchena no presidirá el Tribunal Supremo ni el órgano de gobierno de los jueces. En un gesto insólito de renuncia a la más alta magistratura del Poder Judicial con el que marca distancia del pacto alcanzado entre el Gobierno y el PP al tiempo que reafirma su independencia, el presidente de la Sala Penal va a anunciar este martes su "decidida voluntad" de no ser considerado candidato a esos cargos, según ha sabido EL ESPAÑOL.
Marchena ha decidido permanecer como presidente de la Sala Penal y, por tanto, continuará al frente del tribunal que juzgará a los exmiembros del Gobierno catalán acusados de promover la secesión unilateral de Cataluña. Su salida de la Sala Penal en virtud del acuerdo político alcanzado para que presidiera el Poder Judicial hubiera significado una notable alteración de la composición de la Sala del ‘procés’, que ahora afrontará el juicio tal como estaba previsto inicialmente, con Marchena como ponente de la sentencia.
Ese pacto Gobierno-PP no sólo representa un reparto descarado de las vocalías del Consejo General del Poder Judicial -órgano del que depende la elección de los cargos judiciales- sino que también incluye la predeterminación del nombre del presidente al que los nuevos consejeros debían votar. Esto no es nuevo: ha ocurrido, con mayor o menor disimulo, con los anteriores presidentes del CGPJ. Pero nunca se ha producido con tanta ostentación, con tan notable anticipación respecto a la propia elección de los vocales (cuyos nombres ni siquiera se conocen en su totalidad) y en un momento de crisis de reputación de la Justicia que hace clamar a los ciudadanos -y a los propios jueces- por un Poder Judicial independiente.
El colmo de la situación ha sido el ‘whatsapp’ del portavoz del Grupo Popular en el Senado, Ignacio Cosidó, publicado por EL ESPAÑOL, en el que el político del PP se jacta del logro que para su formación ha supuesto el acuerdo con el PSOE y exhibe el dominio político sobre el CGPJ. “Ha sido una jugada estupenda. Nos jugábamos las renovaciones futuras de 2/3 del Tribunal Supremo y centenares de nombramientos en el Poder Judicial”, escribió Cosidó en un mensaje destinado a los senadores del PP.
En referencia a Marchena, el portavoz del PP en la Cámara Alta afirmaba que “ponemos un presidente excepcional (…) y además controlando la Sala Segunda desde detrás”.
Marchena dice 'no'
“Jamás he concebido el ejercicio de la función jurisdiccional como un instrumento al servicio de una u otra opción política para controlar el desenlace de un proceso penal”, afirma Marchena en un comunicado que hará público este martes y que ha conocido por adelantado EL ESPAÑOL.
El documento es la respuesta del magistrado a “las noticias divulgadas en los últimos días acerca de mi hipotética designación como presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial” y sale al paso de un acuerdo político que pone en cuestión su desempeño profesional y su independencia.
“Mi trayectoria como magistrado ha estado siempre presidida por la independencia como presupuesto de legitimidad de cualquier decisión jurisdiccional”, señala el comunicado, que añade que “el examen de las resoluciones que durante estos años he dictado como magistrado del Tribunal Supremo -de forma especial, como presidente de la Sala de Admisión de las causas contra aforados- es la mejor muestra de que jamás he actuado condicionando la aplicación del Derecho a la opción política del querellado o denunciado”.
“Por todo ello”, concluye, “anticipo públicamente mi decidida voluntad de no ser incluido, para el caso de que así fuera considerado, entre los candidatos al puesto de presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ”.