Un fusil fabricado en Eibar que terminó en manos del Estado Islámico en Siria, munición para escopetas que partieron de Valdefresno (Castilla y Leon) y terminaron en la República Centroafricana, o pistolas de una empresa de Elgoibar que fueron decomisadas en el Reino de Baréin. Y así, al menos siete casos perfectamente documentados de armas de fabricación españolas que han terminado en zonas de conflicto donde, tras las sanciones internacionales, solo se impone el tráfico de armas.
Los datos parten de la ONG Conflict Armament Research, que con fondos de la Unión Europea mantiene desde 2011 un programa para crear una gran base de datos sobre el tráfico de armas en todo el mundo. Para ello, los responsables de la entidad fotografían y catalogan todas las armas localizada en países con sanciones por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, requisadas a guerrillas, paralimitares o a grupos terroristas de varias partes del globo. Una información documentada que puede consultarse de forma remota gracias al portal del proyecto Itrace.
De hecho y según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, la policía española trasladó también a esta organización los datos sobre venta de armas obtenidos en la investigación al empresario afincado en Ibiza Pierre Konrad Dadaq. Para ellos, era de especial importancia conocer la existencia de armas vinculadas a la empresa polaca Bumar en zonas de conflicto como Sudán o República Democrática del Congo. Sin embargo, basta con rastrear en la base de datos las armas fabricadas en España para confirmar que varias partidas de munición, fusiles o pistolas fueron también objeto de tráfico ilegal y terminaron en manos de grupos terroristas.
Cartuchos en poder de terroristas
El 22 de mayo de 2017, el ejército iraquí rescató parte del distrito de Mosul de las manos del Estado Islámico. En una de las viviendas, los soldados encontraron una partida de munición de pequeño calibre fabricada en España en 1975. El informe explica que el grupo terrorista accedió a las balas, fabricadas por la empresa Santa Bárbara Sistemas "por circunstancias que se desconocen". En la misma vivienda, ubicada en el número 17 de la calle Tamuz, encontraron otra partida de la misma empresa, pero esta vez con munición fabricada en 2007.
El 21 de mayo de 2015 fue en Siria donde los voluntarios de esta entidad fotografiaron un fusil de fabricación española que fue también requisado en los combates contra el Estado Islámico. En este caso el arma -fabricada por la empresa Carrero y Astelarra, de Guernica- fue requisada por el ejército del YPG kurdo en una ofensiva que arrancó una semana antes. Los informes sobre el arma reflejan que la empresa fabricante cerró en 1983, por lo que es imposible conocer el destinatario oficial al que se materializó la venta, y el destino que ha seguido desde entonces hasta terminar en manos de los terroristas.
Según las estadísticas elaboradas por Conflict Armament Research, la mayoría de las armas documentadas tras estar en manos del Estado Islámico en Irak y Siria son de fabricación china: 700 desde 2011. El segundo país de procedencia es Bulgaria con 222 y el tercero es Rusia con 175.
El 14 de marzo, la base de datos registró la entrada de dos nuevas armas españolas. Dos pistolas decomisadas a un grupo armado en Baréin. Esta vez las armas fueron fabricadas por una empresa en el País Vasco y eran del modelo XI Llama. En ambos casos se desconoce como llegaron al país.