El semanario británico The Economist ha publicado un reportaje muy crítico con los 11 meses de Pedro Sánchez al frente del Gobierno en esta legislatura. La publicación, de ideología liberal, le había elogiado en otras ocasiones, lo que sirvió al PSOE para alardear del liderazgo internacional de su líder.
En esta ocasión, The Economist titula: "Pedro Sánchez se aferra al cargo a costa de la democracia española". "Su Ejecutivo de coalición gobierna en minoría a placer de los nacionalistas radicales catalanes y vascos, y a un coste creciente para la calidad de la democracia española y sus instituciones", añade.
Aunque la mayor parte del artículo está dedicado a describir la debilidad parlamentaria de Sánchez y sus cesiones a los partidos independentistas, también se hace eco del caso de presunta corrupción que salpica a su mujer, Begoña Gómez.
"La esposa del presidente del Gobierno está siendo investigada por un juez. Ella niega haber actuado mal, y Sánchez afirma que es víctima de una persecución política. Pero muchos se preguntan cómo obtuvo puestos universitarios para los que, obviamente, no está cualificada", señala el semanario.
El artículo, que va ilustrado con un primer plano de Sánchez con la cara en tensión, califica de "aparentemente desacertado" el paso dado por Begoña Gómez en el asunto que ha desembocado en su imputación: "Firmó una carta de apoyo a un amigo que optaba a un contrato público".
También recuerda que Sánchez, "ha dado instrucciones al abogado del Estado para que demande al juez que investiga a su mujer".
Sólo la amnistía
Sobre la amnistía, el artículo subraya que es "la única medida importante que el Gobierno ha conseguido aprobar en el Parlamento en sus diez meses de mandato". "No ha conseguido que se aprueben los Presupuestos de este año y es poco probable que lo consiga para el próximo", añade.
No hace mucho, en noviembre de 2023, The Economist salía en defensa de Sánchez para asegurar en un editorial que "no es el estafador amoral" que describen sus oponentes políticos en España. Pero ya entonces desconfiaba de una amnistía que "incomoda a muchos socialistas".
"Ahora está a punto de ofrecer otra concesión al nacionalismo catalán", continúa el reportaje publicado este jueves. "Sánchez prometió a Esquerra, otro partido separatista, lo que equivale a la soberanía fiscal de Cataluña, una de las regiones más ricas de España", algo que, señala el semanario, "como supone menos dinero para la caja común, ha suscitado más quejas que la propia amnistía".
The Economist describe a Sánchez como "un estratega astuto e implacable" y asegura que rechazó formar una gran coalición con el PP "que muchos votantes preferían" para "seguir adelante con el apoyo de ocho partidos diferentes".
"Nada de esto significa que esté en peligro inminente. Desbancar a un presidente del Gobierno español requiere reunir una mayoría parlamentaria para una alternativa, un reto más difícil que simplemente ganar una moción de censura en el Parlamento, como ocurre en muchos otros países", subraya.
Oposición dividida
En este punto, recuerda que "la mayor baza de Sánchez" es que tiene enfrente a una "oposición dividida". "Feijóo, que fue un exitoso presidente regional en Galicia, ha tenido dificultades en la escena nacional. Aunque Vox está decayendo lentamente, la posible dependencia del PP de sus votos parlamentarios hace que otros partidos le rehúyan", añade.
Visto el resultado de la situación política en Cataluña, el semanario aplaude los indultos, porque "pusieron fin a la agitación separatista". "Pero ha ido más lejos de lo que muchos observadores consideran sensato", añade inmediatamente. "El carácter impositivo de la amnistía (que se aplica tanto a los alborotadores como a los políticos) y su aprobación por los pelos, sin apenas debate público, choca con las recomendaciones de la Comisión de Venecia".
En el debe de la gestión de Sánchez, el reportaje incluye también el nombramiento de políticos para cargos "supuestamente independientes", y cita los casos del Tribunal Constitucional y del Banco de España.
En el haber, el semanario británico destaca el aumento del salario mínimo, la reducción de los contratos temporales y la buena marcha del empleo y de la economía en general.