La cuenta atrás apremia. Quedan cinco días para que se destapen las urnas en Cataluña y los partidos políticos afinan el mensaje para llevar a su orilla el mayor número posible de papeletas. En el caso del Partido Popular, es objeto de deseo el electorado de Vox, puntal para lograr una remontada notable que deje un buen sabor de boca en Génova 13.
De ahí las palabras que Alberto Núñez Feijóo ha pronunciado este martes en un desayuno informativo organizado por La Vanguardia en Barcelona: "El voto al PP es el más incómodo para el separatismo y para Sánchez". Se trata de un dardo velado a todo el electorado constitucionalista que en las últimas catalanas recayó sobre el partido de Santiago Abascal.
En estos días, el PP prioriza la estrategia de convencer a todos los catalanes que se sitúan a la derecha del PSC y que se oponen al independentismo. Aunque, de forma paralela, también busca pescar entre los socialistas, consciente de que Salvador Illa se ha convertido en un candidato transversal que ensancha su base electoral por todos los flancos.
Para frenar el trasvase del llamado voto constitucionalista a las filas socialistas de Illa, el PP trata de equiparar al PSC con Junts y ERC, basándose en las alianzas de antaño y de hogaño. Por ejemplo: la ley de amnistía a los responsables del procés, de la que recelan muchos votantes socialistas según lo que dictan las encuestas.
"Somos el cambio real al tripartito del procés, los catalanes pueden acabar con lo mismo de siempre de los mismos de siempre", ha destacado hoy Feijóo, en su reaparición en la campaña catalana. "Quienes pactan hoy dicen colocarse líneas rojas insalvables", ha criticado.
Si bien Illa defiende que el futuro de Cataluña se decidirá en Cataluña, hoy Feijóo ha negado la mayor: "Esta vez el gobierno no se va a decidir en Cataluña, se va a decidir en Madrid". Por una conjunción de intereses: "Puigdemont está haciendo todo lo posible por volver y Sánchez está haciendo todo lo posible por quedarse". Ahí está, ha dicho, "el nudo gordiano del gobierno de Cataluña".
El líder popular, volcado con su partido en Cataluña, al que todas las encuestas sitúan en cuarta posición con Vox rozándole los talones, ha regresado esta mañana a Barcelona. Está previsto que de aquí al viernes protagonice todavía unos cuantos actos más de campaña. Toda una declaración de intenciones de la importancia que da el PP al resultado del próximo domingo.
Sorpassar a Vox
De las lecturas nacionales que se harán tras el 12-M, al PP le interesan, sobre todo, dos: que consigue resucitar sus siglas en Cataluña, donde estuvo a punto de desaparecer en las últimas elecciones y ahora podría quintuplicar sus resultados (en el mejor de los casos); y que se sitúa a la cabeza del voto constitucionalista, un nicho en el que los populares excluyen a los socialistas.
El sorpasso a Vox es prioridad en Génova para proseguir en la "reunificación" del centro derecha en torno al PP. La creencia en el entorno de Feijóo es que de situarse por delate de Vox en Cataluña, el PP tendrá más a tiro una victoria rotunda en las elecciones europeas que se celebrarán tres semanas más tarde.
En todo este proceso, destacan dos acontecimientos de las últimas horas: la presencia de Isabel Díaz Ayuso, el mayor activo del PP para neutralizar a Vox, en la campaña catalana. Ayer, la presidenta de la Comunidad de Madrid se paseó por las calles de Barcelona. Lo hizo en loor de multitudes.
Su partido confía en que su popularidad entre las gentes de derechas sea un atractivo para los sectores más conservadores, los de Vox. La baronesa madrileña todavía tiene previsto dos días más de agenda en Cataluña.
Por otro lado, la movilización anunciada por el PP en contra del Gobierno de Sánchez. Tendrá lugar el 26 de mayo, en Madrid. Justo cuando arranca la campaña para las elecciones europeas. Con este gesto, Feijóo quiere que se visualice que su formación es la única capaz de derrotar a Pedro Sánchez en las urnas.