Pere Aragonès advierte de que si gana las elecciones, defenderá el acuerdo firmado por ERC con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez, que incluía la "financiación singular" para Cataluña. Y que ese modelo incluirá un "pago por servicios" como el Ejército y la Corona -"si es que eso lo consideramos servicios a Cataluña"- y un "fondo de solidaridad para otros territorios". Eso sí, esa aportación para el reequilibrio territorial de España será "limitado en el tiempo".
El president catalán que dice ser más de izquierdas que independentista quiere quedarse "todos los tributos", advierte de que la Administración General del Estado "debe adelgazar", y se niega a sentarse con el resto de Comunidades Autónomas a negociar nada: "La singularidad no es el cupo, que ya lo tienen País Vasco y Navarra, la singularidad que exigimos es la relación bilateral con el Estado".
En un discurso durante un desayuno informativo, el candidato de Esquerra a la reelección al frente del Govern, utilizó las dos partes del embudo para sus argumentos.
"La economía catalana va muy bien", y al mismo tiempo "no tenemos las herramientas que son justas para la prosperidad de los ciudadanos de Cataluña". O "los pobres de Cataluña no tienen menos derechos que los pobres de otros territorios" a la vez que "Cataluña aporta de más y recibe de menos". O "yo no le diré a otro territorio cómo debe relacionarse con el Estado, pero no aceptaré que me digan que esto es inconstitucional".
Entre otras cosas, presumió, porque "ya nos lo han dicho muchas veces, que era imposible, y luego han llegado incluso a defenderlo".
Y puso ejemplos: "En Cataluña no entendemos de imposibles".
Y sonrió, al enumerar que "era imposible que el Estado reconociera el conflicto de soberanía" y hoy es una realidad. Que "lo era sentarse en una mesa entre un Govern independentista y el Gobierno", y esa mesa existe. Que "nos hablaban de cumplimiento íntegro de penas, y hubo indultos a los presos políticos". Que "era imposible derogar el delito de sedición", y se le añadió la rebaja de la malversación".
Y que "hace sólo once meses, la amnistía también era imposible, y la ley hoy es una realidad".
Total, que "tenemos más credibilidad que ellos". Y por eso, enumeró después con aplomo sus teorías de que Cataluña es la tercera en aportar, pero la décimo cuarta en recibir. O que "la mitad de lo que se recauda en Cataluña se va de nuestro territorio". O que "Madrid es un modelo extractivo, absorbente, especulativo y del pelotazo, mientras que en Cataluña somos los de las fábricas, la innovación y el progreso abierto al mundo".
El president defendió que la soberanía fiscal es el primer paso "necesario" para iniciar un camino de prosperidad "que garantice el progreso de todos los ciudadanos de Cataluña". Y proclamó que si su Govern ha sido "el mejor de las últimas décadas", y "a las cifras de empleo y servicios" se remitió, sin las herramientas que "en justicia le corresponden a Cataluña", cuánto más podría hacer "si nos dejan ejercer nuestra soberanía".
Y que ese primer paso, claro, es necesario para que tras "recuperar el 8% del PIB anual" que el Estado le esquilma, en su opinión a Cataluña, "votar la independencia en un referéndum", para ejercer la soberanía política. "Dios no fijó como un mandamiento la unidad de España", concluyó entre bromas. "Votemos, con garantías, para que los independentistas defendamos nuestra postura, y para que si gana el no sea una decisión de los catalanes seguir siendo españoles".
España nace en Cataluña
Llegó Aragonès a Madrid este miércoles, un día después de anunciar que se quiere quedar con todos los tributos que se pagan en Cataluña, pero a ofrecer una cuota de solidaridad. Que no se diga que ERC, el partido por el que es candidato a la reelección como president, es más independentista que de izquierdas. Pere Aragonès confirmó hace una semana el secreto a voces de que adelantaba elecciones, disolvió el Parlament este lunes y propuso su "cupo catalán" este martes.
Es evidente que ya estamos en precampaña. Y que nada se hace a la ligera: "ocupemos espacio en los medios, que el de Waterloo lo hace cada vez que respira".
España se juega mucho el próximo 12-M, no hay más que ver que la sola mención de que hay elecciones autonómicas en la región levantisca provocó que Pedro Sánchez hiciera como que renunciaba a sus Presupuestos de 2024. Lo cierto es que fue él, el president saliente, el que le dijo aquella mañana "si tu socio de coalición no me aprueba mis cuentas, olvídate de que yo apoye las tuyas".
Que los avatares de la política española nacen en Barcelona no es noticia. Lleva pasando desde hace 20 años, cuando el hoy celebrado Zapatero prometió una cosa sin pensarla demasiado, lo de que le valdría cualquier Estatut, para que se destapara "el conflicto".
Hoy ZP es sacado en procesión como "el Cristo grande" para rezarle a él que arregle el lío que él montó. De hecho, Aragonès recordó en su alocución que "todo el actual proceso del conflicto nace de la amputación del Estatut votado en el Parlament, acordado en el Congreso y refrendado por los ciudadanos".
El expresidente deberá mediar también en estas negociaciones en las mesas bilaterales de ERC con el PSOE en Ginebra, y del Govern con el Gobierno. Porque "esto está firmado y Sánchez se comprometió a negociar la financiación singular de Cataluña a cambio de que lo invistiéramos". Sí, pero ¿hará caer el Gobierno si rechaza el cupo catalán? "Tendrá que cumplir, como ha cumplido con la amnistía".