"Vamos a escuchar a la esperanza de España", había anunciado José María Aznar al cerrar su charla con Margaritis Schinas, vicepresidente de la Comisión Europea. Y entre los aplausos de una audiencia fácil -los asistentes al Campus FAES 2023-, subió al estrado Alberto Núñez Feijóo. Se ve que la única esperanza pasa por una especie de gran coalición, porque el líder gallego reiteró el pacto de Estado que le ofreció "al candidato socialista, perdedor de las elecciones" para "apartar a los separatismos y a los populismos de la dirección de España".
Lo hizo recordando una evidencia, que hoy día parece olvidada, "menos de dos meses después". Que Pedro Sánchez fue a las elecciones del 23-J rechazando la amnistía y el referéndum de autodeterminación que exige ahora Carles Puigdemont para investir a cualquier de los dos. "Yo no estoy dispuesto a gobernar a cualquier precio", reiteró el líder gallego, "y le recuerdo al otro candidato que no tiene el consentimiento tampoco para hacerlo, porque nadie le votó sabiendo que cedería en todo para seguir en poder".
Al inicio de su intervención, Feijóo quiso hacer una metáfora de fútbol, mezclando la Champions League, el brexit, la liga española, "que es la mejor de Europa" y la "liga política, que no lo es"... la cosa no le salió bien. Pero se repuso rápido, con otro chascarrillo con el que jugó a tranquilizar al presidente de FAES: "Presidente Aznar, gracias por invitarme... y estáte tranquilo, porque si fueses verdaderamente antidemocrático y golpista, el gobierno te indultaría, te amnistiaría y te pediría que le votaras en la investidura".
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El acuerdo PP-PSOE, la única opción (que no esperanza) que hoy maneja Génova, se antoja improbabilísimo. No sólo por la aritmética lógica de cualquier democracia, sino por la política de "trincheras y bloques" en la que están inmersos PP y PSOE.
"No nos van a silenciar, daremos voz a los 11 millones de españoles que piden cambio", proclamó el líder gallego frente a las acusaciones de "golpismo" de la "ministra portavoz de los insultos del Gobierno", dijo. "Porque estamos a tiempo de superar la amenaza de llegar a un punto de no retorno que llevará a España a un enorme retroceso".
Ahora se está jugando "una partida de tahúres", explicaba un asesor de Feijóo al acabar su charla. En él, Puigdemont dice ofrecerse al PP y al PSOE, mientras el líder socialista, que hasta hace una semana filtraba que ya se estaba redactando la proposición de ley de "alivio penal", ahora desliza que aún se puede ir a elecciones repetidas. Nada de eso lo acepta Feijóo: ni lo del expresident fugado, al que rechazó de plano, ni lo del presidente en funciones.
"El chantaje está sobre la mesa y Sánchez ha movilizado a todo su Gobierno para decir que están dispuestos a aceptarlo. Le pido solemnemente que dé marcha atrás y rectifique", poco menos que imploró, "por el bien de España", el candidato popular. "Él mismo lo dijo en campaña, que no cabían ni la amnistía ni el referéndum. Lo que negocia hoy el PSOE lo rechazaba enérgicamente hace dos meses. Y también el presidente y todo su Gobierno".
Una salida honrosa
A menos de dos semanas de su debate de investidura, Feijóo le dejó una puerta de salida honrosa a Sánchez, que espera su oportunidad. "Le pido que desmienta que está dispuesto a ceder a las pretensiones ilegales del independentismo". Esa salida pasa por poner en marcha los seis pactos de Estado que el popular le propuso al socialista en su reunión "para no depender de nacionalistas ni populistas" y, eso sí, "afrontar juntos grandes reformas que no pueden esperar".
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En todo caso, esa salida la mostró inexorable dado el riesgo que supondría la alternativa. Feijóo se empeñó en separar los elementos del debate, más allá de la moralidad y la constitucionalidad de la amnistía, está la motivación para concederla: "Si grave sería esa cesión, más grave aún sería hacerlo a cambio de su investidura".
En ese caso, "el futuro de España dependería de quienes no creen en España para hacer a un político presidente de España". Y entonces sí, bajo Feijóo al terreno de la ética: "Sería inmoral que Pedro Sánchez aceptara ese chantaje para superar sus problemas de votos".
Además, esta conferencia de Feijóo llegaba en un día muy señalado, apenas 24 horas después de la expulsión de Nicolás Redondo de su PSOE, por rechazar públicamente la negociación de su partido con el separatismo catalán. "Las críticas internas a Sánchez confirman que no tiene consentimiento ni para la amnistía ni para el referéndum", apuntó el líder gallego.
"Sánchez no está legitimado para hacer justo lo contrario que comprometió cuando se sometió a las urnas", proclamó Feijóo. "Redondo ha sido expulsado del partido de Sánchez por defender el ideario del PSOE. Eso acredita que lo único que ha cambiado es que Sánchez ha perdido las elecciones y, a día de hoy, no niega estar dispuesto a ceder en todo. Es un fraude a los millones de españoles que le votaron".
Citando a Quevedo
El acto de FAES ya estaba previsto antes de que el PP anunciara su "acto abierto" del día 24, en Madrid. Antes también de que Génova confirmara que los dos expresidentes populares "designados por el Jefe del Estado" iban a acompañar a Feijóo en su manifestación/mitin "por la igualdad de los españoles". Pero precisamente por eso, la reunión este viernes del líder gallego con Aznar en el cierre del Campus FAES adquiría una trascendencia aún mayor.
Justo porque la semana había venido convulsa. Primero, por la dificultad del PP por explicarse ante la opinión pública, respecto a su estrategia camino de la investidura de Feijóo, los próximos 26 y 27 de septiembre. Y segundo, porque fue Aznar quien, el martes, llamó a la movilización y fue llamado "golpista" apenas una hora después desde la mesa del Consejo de Ministros.
Todo porque en este mes de búsqueda de apoyos, Feijóo no avanza más allá de los 172 votos en el Congreso, y se enfoca más en mostrar "la diferencia" entre el PP y el PSOE. La omnipresente amnistía -"pago" para la investidura, exigido por Puigdemont- fue rechazada de plano por los populares en sus "contactos informales" con Junts, pero sí que está dispuesto a negociarla Sánchez.
El título de las jornadas, Europa en transformación, realmente no enmarcó el discurso del candidato a la presidencia del Gobierno, sólo una leve referencia al contraste entre la "unidad y la fortaleza" de la UE y el camino inverso que emprende Sánchez "desmontando la igualdad y los valores constitucionales". Y sólo lo justificaba, a la vista, la presencia del griego Schinas, vicepresidente en Bruselas.
Además, claro está, de la apertura del acto por parte de Javier Zarzalejos, eurodiputado y director del Campus, que reivindicó a su manera el "no nos callarán", trayendo unos versos de Quevedo: "No he de callar, por más que con el dedo,/ ya tocando la boca, ya la frente,/ silencio avises o amenaces miedo".