Ha habido una risa que no se ha escuchado. Una sonrisa de oreja a oreja, de pillo. Esbozada pero no carcajeada. Un momento al que sí han asistido los que han visto la entrevista en lugar de escucharla. Ha sido cuando Carlos Alsina ha descrito la alianza de partidos tejida por el PSOE y bautizada por Pedro Sánchez como “mayoría progresista”. Entonces, a Felipe González le ha entrado la risa. El gesto ha sido más contundente que la respuesta a continuación.
El expresidente del Gobierno ha dicho que su partido y aquellos socios que lo sostienen –Bildu, ERC, Junts, PNV, ahora Sumar y antes Podemos– “no tienen nada en común”. Después, ha explicado el motivo de esa risa que no se había visto ni escuchado: lo de nacionalismo y progresismo supone “una contradicción”. Irónico, ha apostillado: “El nacionalismo es progresista para uno mismo [para quienes son nacionalistas], pero no para los demás”.
“Siento orfandad”
Esa “mayoría progresista” que “cree en el diálogo” no representa para González un “proyecto de país”. Cuando ha sido preguntado, precisamente, por “el proyecto de Sánchez”, ha manifestado su incapacidad para responder: “Quiero ver ese proyecto de país”.
Dicho esto, el veterano socialista ha sentenciado: “No me gusta. No quiero hablar del Frankenstein de Rubalcaba, pero no me gusta lo que veo y tengo derecho a decirlo. No nos lleva a ninguna parte ni nos acerca a una solución”.
Alsina lo estaba esperando.
–¿Siente orfandad?
–Sí, y me temo que no estoy solo en ese sentimiento.
“Me costó votar al PSOE”
La conversación ha empezado con una pregunta de “sí o no”. “¿Votó usted al PSOE en las últimas elecciones?”. “Sí”, ha contestado. Pero luego ha reconocido que le costó “mucho”.
González se ha dicho socialista “pase lo que pase”. Por razones históricas, biográficas y sentimentales. También porque “reconstruyó” el partido. Se lo ha dicho él a sí mismo, por si alguien no lo recordaba.
La teoría de las termitas
A los expresidentes les gusta hablar sin nombres propios. Alsina ha tenido que dar a González varios pases de muleta hasta que ha empezado a hablar con claridad. Al principio, el socialista ha sorprendido con lo que podríamos llamar “la teoría de las termitas”.
A su juicio, los cimientos de la democracia española están siendo carcomidos por las termitas. Un día, un edificio de Miami se hundió. Los que vivían en el décimo piso lo recibieron con mucha sorpresa. Nunca imaginaron que la estructura estaba a punto de hundirse.
Así ve González a España ahora. En una situación de riesgo. Entonces, el entrevistador ha inquirido: “¿Atacado por quién?”. González ha seguido: “Las termitas”. Repreguntado, ha añadido algo más: las termitas son el 15-M, aquellos que “subieron como cohetes y cayeron como plomos”. En ese proceso, “han conseguido bastantes objetivos”.
“Se va a ver a Puigdemont como si fuera el rey Midas”
A González no le ha gustado un pelo la visita de Yolanda Díaz a Puigdemont: “¡Se le va a ver como si fuera el rey Midas!”. Acto seguido, ha reiterado: “Lo van a ver no se sabe muy bien para qué ni en calidad de qué”.
El expresidente ha ridiculizado el desdoblamiento de personalidad de Yolanda Díaz, que dijo que no fue allí como vicepresidenta. Como si fuera ella en Bruselas, ha dicho: “Ahora ya no me dedico a esto, que es un empleo precario”. También ha atacado la coalición de Sumar: “¿Ha preguntado a los quince partidos que la forman?”.
“En la Constitución no caben la amnistía ni la autodeterminación”
González no se ha mostrado duro ni incisivo. De hecho, ha aseverado en varias ocasiones que prefiere abordar estos asuntos, por graves que sean, con “buen humor”. Lo que está claro es que los aborda dando vueltas.
Alsina ha asentido, quizá con sosiego, cuando González al fin ha logrado expresar una frase corta, directa: “En el marco de la Constitución no caben ni la amnistía ni la autodeterminación”. Sacarle un titular a González que quepa en la maqueta de un periódico o un faldón de televisión es más difícil que sacarle una muela.
González ha expresado su incredulidad ante la posible amnistía, pero también ante los pasados indultos: “A un indultado se le está perdonando una pena y se le está aliviando su situación, pero debe decir que no lo volverá a hacer. Si no, no tiene fundamento. Tampoco lo tendría una amnistía”.
“La amnistía condenaría el ordenamiento jurídico-democrático”
El presidente del Gobierno todavía no habla de “amnistía”, pero existe un consenso mediático a la hora de concluir que su repetido “pasar página” engloba esa exención de penas.
González concibe que, si llega la amnistía, “no sólo se borrará el delito”, sino que “se estará condenando el ordenamiento jurídico-democrático”, “dando razón a los que se han rebelado”.
“Apelo a la responsabilidad” de PSOE y PP
A nadie se le escapa, aunque González no lo verbalice, que la fórmula de Gobierno que más le sosegaría sería la de la gran coalición. O por lo menos un pacto que permitiera la alternancia en el poder de PP y PSOE sin depender de los nacionalistas. El statu quo que nació de la Transición y se mantuvo durante décadas.
“Apelo a la responsabilidad de las grandes formaciones políticas”, ha dicho. En esa misma línea, ha agregado: “Las minorías no respetan a las mayorías (…) Cobran siete escaños como si fueran setenta”.
Contra el “bibloquismo”
También le produce intranquilidad al expresidente el “bibloquismo”; es decir: la división entre PSOE-Podemos-nacionalistas y PP-Vox. “El enfrentamiento de bloques no va a dar ninguna respuesta a las grandes reformas que el país necesita”.
“España es un Estado-nación”
“Todavía España es un Estado-nación”. Otra vez la ironía. González, aquí sí, ha dado tremendas vueltas. Le gustan los juegos de palabras. ¿Qué es la “plurinacionalidad”? O mejor dicho: ¿qué debate pretenden abrir los que utilizan tal expresión?
En las entrevistas, González se hace muchas preguntas a sí mismo. Es un viejo método para conseguir hablar de lo que él quiere y no de lo que le preguntan. Pero no ha sido posible esta mañana. Casi cada vez que González se lanzaba una pregunta, Alsina apostillaba y lo llevaba a la vinculación de su partido con “las termitas”.
González ha dicho que la “unidad territorial de España” está en la Constitución y ha recordado que existe desde 1517: “Ningún país europeo podría decir lo mismo”. Ahora, esa integridad “está siendo atacada”.
Sin llamarse federalista, el expresidente ha admitido que España sí puede definirse como “nación de naciones”. Pero con una salvedad: “Siempre que antes se reconozca la unidad territorial y el carácter de Estado-nación”.