El presidente del Gobierno ha presentado este jueves la presentación de la presidencia de turno de la UE, que corresponde asumir a España en apenas 15 días. Lo ha hecho en Moncloa, rodeado de sus ministros y de su equipo de Moncloa. "Lo asumimos con gratitud y humildad, pero también con ambición, para hacernos útiles para la vida de la gente", proclamó el muy sonriente presidente y candidato Pedro Sánchez.
En realidad, él no va a presidir nada. De hecho, el primer ministro de un Gobierno UE es el que menos responsabilidad asume en las presidencias de turno: son los miembros del gabinete los que presiden las reuniones de cada una de las configuraciones del Consejo de la Unión Europea. Y además, lo hacen como facilitadores del acuerdo, no como líderes de ninguna posición política.
Pero Sánchez presentó los objetivos de su Gobierno como las prioridades de la presidencia de la UE. Tiene lógica política, evidentemente... pero más aún en precampaña electoral.
"Llevamos muchos meses trabajando en esto", se defendió Sánchez cuando la prensa le planteó el problema para la presidencia de su adelanto electoral. "Hemos trabajado con todos los actores, y la democracia no es nunca un problema". Pero lo cierto es que la oposición y alternativa del PP de Alberto Núñez Feijóo ha denunciado que Moncloa ni ha consultado ni siquiera informado de estas prioridades para la presidencia europea.
Según Sánchez serán éstas cuatro: la primera, reindustrializar Europa "garantizando la autonomía estratégica abierta". La segunda, la transición ecológica y la adaptación medioambiental, "que van juntas". La tercera, consolidar el pilar social, "para la mayor justicia económica". Y finalmente, reforzar la unidad de la UE "para que sea un pilar del nuevo orden mundial".
"Esto último es clave", apuntó el presidente en cuanto la prensa le dio opción a referirse a los acuerdos de la derecha y la ultraderecha en la UE. "Y lo estamos viendo con el alza de opciones de extrema derecha en algunos países de Europa... pero la Junta Electoral nos ha dicho que en actos como éste no debemos decir determinadas cosas. La derivada española ya la explicaré rotundamente en otro momento".
Si es clave la unidad en Europa, hubo quien preguntó por la unidad en España. ¿Hay un protocolo para pasar estos expedientes si hay cambio de Gobierno?, se le preguntó a Sánchez. Para justificar esta falta de comunicación con la oposición, el presidente quiso arremeter contra las quejas del PP.
"Son expedientes que ya están, nosotros no imponemos nada... sólo que se nos encarga impulsarlos", justificó, dejando ver lo que es, en realidad, una presidencia de turno del Consejo de la UE: poco más que una reminiscencia del pasado y mucho menos de lo que cada inquilino de Moncloa ha querido hacer ver cuando le ha tocado en suerte.
Las cuatro prioridades
"La última vez que España presidió el Consejo fue en 2010... y el mundo ha cambiado mucho desde entonces", dijo Sánchez. Por ejemplo, advirtió de que "en estos años hemos desindustrializado Europa y nos hemos debilitado", a pesar del progreso, bienestar y empleo logrados gracias a la apertura económica global.
"Pero ha habido consecuencias negativas en esta globalización", remarcó Sánchez: "Lo vimos en la carestía de mascarillas, por la deslocalización que nos ha llevado a una dependencia excesiva en ámbitos clave como la salud, la energía, las nuevas tecnologías y la alimentación".
No se podía esperar otra cosa, al fin y al cabo, ya que Sánchez lleva cinco años en Moncloa imbricando su discurso con el de la UE. Pero fue muy evidente la personificación en la que el presidente incurrió a la hora de desglosar estas prioridades: son las de la UE, son necesarias, y es el programa del PSOE, vino a decir. "Si hacemos las cosas bien en esta década, la UE será un territorio fértil en transición ecológica, tecnología avanzada y biofertilizantes".
Impulsará España la consolidación del mercado único y, sobre todo, "la apertura estratégica" al comercio con países del sur global, esencialmente los latinoamericanos. "La cumbre entre la UE y la CELAC de julio, en Bruselas, debe tener una importancia crucial", dijo.
Y en este punto, Sánchez abundó en una posición geoestratégica que no es unánime en la Unión... ni con nuestro aliado natural, Washington: "Debemos acabar con las reflexiones binarias entre China y EEUU, porque Europa debe ser el gran pivote del nuevo orden mundial".
Sobre la transición energética, Sánchez puso una cifra: "Nos podemos ahorrar 133.000 millones de aquí a 2030 y crear un millón de empleos" si la UE se centra en la apuesta por las renovables. Pero si el presidente dijo que la UE ha aumentado un 33% su capacidad de energía solar y un 14% la eólica "desenganchándose de la dependencia de Rusia", olvidó -evidentemente- hacer referencia a que España ha aumentado la importación de gas ruso en desde el inicio de la guerra en Ucrania.
Quizá por eso pasó directamente a su apuesta firme por "la reforma del mercado eléctrico" para que la UE siga liderando esta adaptación energética... y para lograr que su capacidad de liderar este tipo de políticas en la UE se consolide en beneficio de España. No hay que olvidar que a finales de este año se acaba la vigencia de la "excepción ibérica".
Sobre el pilar social, Sánchez de nuevo incurrió en su programa de nuevo. "¿Cómo pedir que los ciudadanos paguen sus impuestos si hay tantas vías de elusión y evasión fiscal con sociedades fantasma que benefician a los más poderosos?".
También planteó que las nuevas reglas fiscales no obstaculicen las inversiones y la protección de colectivos vulnerables. En eso, efectivamente, España se juega que el próximo Gobierno tenga o no que incurrir en recortes presupuestarios.
Todo esto, dijo, hay que abordarlo en un escenario global incierto, peligroso y desafiante para una Europa en retroceso -o diluida ya- como poder global. "En un mundo de gigantes, la UE debe permanecer unida si queremos que sea un arquitecto del nuevo orden internacional". En este aspecto, Sánchez dijo que España impulsará "una optimización en el proceso de toma de decisiones, en la agenda estratégica y el pacto de migración y asilo".
Tono 'kennedyano'
Acabó con una reafirmación del apoyo a Ucrania y a las aspiraciones de adhesión de otros pueblos europeos "que quieren estar con nosotros". No lo dijo, pero su empeño pasa por los Balcanes occidentales, en conjunción con el empeño de Josep Borrell, Alto Representante de la UE, por lograr un acuerdo definitivo entre Serbia y Kosovo... aunque España es uno de los cinco Estados miembros que no reconoce la independencia de ese territorio.
"Los españoles creemos en Europa", cerró el presidente. En tono kennedyano, Sánchez proclamó: "La UE ha hecho mucho por nosotros en estas cuatro décadas y ha llegado el momento de que los españoles mostremos lo que podemos hacer nosotros por Europa".
La española es una golden presidency, es decir, la última completa antes de que se cierre la legislatura en la UE. Y por eso los Veintisiete apostaban por una presidencia potente. Eso ha quedado truncado por la convocatoria electoral del 23-J. "Estamos muy ilusionados porque podemos impulsar con decisión estas prioridades para fortalecer la Unión", concluyó Sánchez. Pero la realidad, de verdad, es otra.
El adelanto de las elecciones hizo coincidir el inicio de la campaña electoral con el discurso de Pedro Sánchez ante el Parlamento Europeo, agendado desde hace meses, para presentar las prioridades de la presidencia de turno española del Consejo de la UE. Así que, por higiene democrática -y para adelantarse a la iniciativa del Partido Popular Europeo-, Moncloa solicitó retrasarlo a septiembre... cuando se espera que ya haya nuevo Gobierno.
Eso indica una de dos cosas: o que el actual presidente cuenta con que las encuestas tienen razón y no hay más remedio de que, para entonces, tenga un sucesor; o que pretende ser él quien, en funciones, hable ante los representantes de los ciudadanos europeos de aquello que no podría impulsar por falta de legitimidad política.
La tercera opción es que el PSOE todavía crea en su victoria, pero las fuentes consultadas en su seno y en el Gobierno sólo hablan, en el mejor de los casos, de "intentar hacer real una remota posibilidad".
En todo caso, la campaña electoral -o más propiamente dicho, la precampaña- no ha frenado a Sánchez en hacer una presentación en Moncloa cercana al espectáculo.
Para empezar, con una periodista como maestra de ceremonias con un discurso laudatorio para con la UE... y además presentar, por un lado, el logo de la Presidencia europea -"somos parte de la estructura de la Unión"- y por otro, un vídeo institucional con una factura muy parecida a los de la campaña electoral socialista.
Para afianzar la personalización del acto, Sánchez se rodeó con la presencia de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz; la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera; el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares; el de la Presidencia, Félix Bolaños; y la portavoz y titular de Política Territorial, Isabel Rodríguez.