Yolanda Díaz hará campaña por Podemos durante el ciclo del 28-M, pero no compartirá escenario con Ione Belarra ni Irene Montero. Así lo señalan a EL ESPAÑOL fuentes conocedoras de su agenda electoral, diseñada al margen de la dirección morada y discutida sólo entre el círculo más cercano de la vicepresidenta. Ni las fechas ni los lugares se supieron hasta este viernes a mediodía, un par de horas después de que las ministras compartiesen su calendario, y la conclusión fue clara a ambos lados de la mesa: coincidir es imposible.
En Podemos, sobre todo, reina la contención sobre este tema. La dirección del partido se alegra "de que Yolanda Díaz haga campaña por Unidas Podemos como habíamos pedido", pero sospecha que la descoordinación de agendas no es casual. Y el secretismo en torno a ellas, tampoco. Díaz, suponen, nunca quiso compartir cartel ni hacer una foto de reconciliación.
Aunque Belarra y Montero prepararon su agenda con discreción, Podemos sí ofreció a Sumar un plan coordinado. A mediados de marzo la secretaria de Organización morada, Lilith Verstrynge, envió al jefe de gabinete de Díaz, Josep Vendrell, un "borrador de calendario" para cuadrar los actos de cada una y poder coincidir en algún momento de la campaña.
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Ni Vendrell ni Díaz respondieron nunca a este documento, ni avisaron a la dirección nacional de Podemos de sus planes, mucho menos de su intención de hacer equilibrismo entre los morados y sus competidores de Más Madrid y Compromís. Lejos de ello, Belarra y Montero se fueron enterando de los movimientos de la vicepresidenta a partir de sus delegados territoriales, que sí mantenían contacto recurrente con Sumar.
La intención de los morados, dicen fuentes cercanas, era tender la mano a la vicepresidenta para que apoyase "las candidaturas del espacio político al que ya representa", en referencia a la marca Unidas Podemos. El problema es que esa negociación coincidió con otra algo más complicada, la de Magariños, en la que Podemos se negó a participar en la presentación de Sumar. Aquella trifulca escenificó más que nunca la guerra entre ambas direcciones, esa que ahora se acalla por motivos electorales.
Distintas fuentes de la plataforma de Díaz hacen hincapié en la dificultad de organizar una campaña para un partido que, a fin de cuentas, todavía no existe. Sumar no se presenta a las elecciones autonómicas, pero sí debe lealtad a multitud de partidos satelitales que ya se han integrado en la plataforma; el problema es que muchos de ellos competirán con Podemos el 28 de mayo.
Desde el partido liderado por Ione Belarra llevan semanas reclamándole participar en la campaña representando a la formación política "que la hizo vicepresidenta", pero —piensa Díaz— decantarse por los morados implicaría romper relaciones con sus rivales políticos, sobre todo en Madrid y Valencia. No hacerlo por ninguno, asume, sería una irresponsabilidad.
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La decisión de Díaz para capear este temporal ha sido, precisamente, tomar partido por todos a la vez. De esta forma, la vicepresidenta ha organizado un extenso calendario de campaña en el que compaginará actos a favor de Podemos, de Más Madrid y de Compromís, entre otros. No se hará a un lado, sino que jugará a dos bandas.