La moción de censura de Vox continúa dejando a su paso momentos para una antología del surrealismo. A falta de seis días para el debate en el Congreso, todo el país tiene acceso al discurso del candidato Ramón Tamames. En una tertulia de Capital Radio, aderezada después con una rueda de prensa en el Congreso, el viejo profesor ha intentado explicarse -y explicar- cómo ha podido suceder algo así.
A Tamames han tenido que informarle, porque desconocía la existencia de eldiario.es. Al escuchar la sílaba es ha pensado que se trataba de algún medio relacionado con Federico Jiménez Losantos. Por aquello de EsRadio. Uno de sus compañeros ha tenido que advertirle: "No, no. eldiario.es son los podemitas".
En el salón del Parlamento al que ha acudido con Santiago Abascal, las palabras han sido parecidas. El presidente de Vox ha preferido tomárselo a broma –la procesión va por dentro– y Tamames ha confirmado que "no habrá alteraciones" sustanciales el día de la moción, más allá de "algunas novedades". Como si fuera una novela, el profesor va preparando "sucesivas versiones". Nos encontraremos con esos papeles algo remozados, pero muy parecidos.
En esta moción todo ocurre en directo. Incluso la reacción del candidato a una filtración que destripa el discurso con una semana de antelación. Tamames ha puesto sobre la mesa una teoría que podría bautizarse como de "los amigos y los árboles". Es una teoría elemental, pero irrefutable. De sobrada evidencia empírica.
"Uno tiene tres amigos. Esos tres amigos tienen cada uno tres amigos. Componen un árbol. Cuando pasa a uno, pasa a todos", ha dicho el autor de Estructura económica de España.
Conclusión: no hay thriller que valga. No hay, por ejemplo, un equipo de hackers comandado por la Moncloa que haya invadido el ordenador de Tamames para hurtar su discurso. El exdirigente del PCE se lo envió a unos cuantos amigos para pedirles opinión… y ha acabado en un periódico.
[La filtración del discurso de Tamames, última chapuza de la moción de censura de Abascal]
Lejos de aprovechar el margen de seis días para preparar una nueva alocución, Tamames ha avisado: "En fin, ¿qué le voy a hacer? No se puede cambiar. Es un discurso de dos meses de trabajo, no se puede cambiar en tres días. El objeto de estudio sigue siendo el mismo".
Costumbre de profesor, ha puesto deberes a la opinión pública: "Pues ya está. Que se enteren mejor, que se lo estudien". En Moncloa, de hecho, ya están estudiando: será difícil que Pedro Sánchez resbale si sabe lo que va a decir su adversario.
Al lado de Abascal, Tamames ha celebrado que su oponente pueda preparar la lección, aun a riesgo de que se interprete esta ironía como la "petulancia del profesor". "Algunos tienen más conocimiento de lo que voy a decir... ¡Estupendo!".
No hay otra manera de comprender todo esto que la ironía. Abascal, por ejemplo, sumado al estilo del profesor, ha razonado: si tantas discrepancias hay entre Vox y Tamames, si tanta moderación hay en el discurso de Tamames, si este hombre es capaz hasta de proponer una "nación de naciones", que vote el PP a favor. "Que practiquen ahora esa moderación. Que lean con atención el borrador y se planteen si deben cambiar su voto", ha dicho Abascal en una clara provocación a Feijóo.
Quizá lo más sorprendente de toda esta historia es que Tamames, con total sinceridad, haya quitado hierro a la filtración: "Estas cosas pasan". Pero no, estas cosas nunca habían pasado. ¿Se imaginan que Adolfo Suárez hubiese conocido de antemano todas y cada una de las palabras de Felipe González en 1980? ¿O que Sánchez hubiese sabido las de Santiago Abascal? ¿Y Mariano Rajoy las de Pablo Iglesias?
Si Vox no consigue hacer cambiar de opinión a su candidato, el próximo martes toda España asistirá, guion en mano, a la lectura dramatizada de los 31 folios, índice incluido, que figuran en todos los periódicos.
Hablando de los periódicos: también se ha hablado mucho de ellos. Abascal, antes de que llegaran las preguntas en busca de las contradicciones, ha dado la enhorabuena a los medios por su "sagacidad" a la hora de detectar las diferencias entre las posturas de uno y otro.
Esos desempates han vuelto a aflorar. A ojos de Abascal, porque los periodistas han buscado "matar la moción" antes de que nazca mediante una "ceremonia de la confusión políticamente dirigida". A Tamames también se le ha preguntado por esas entrevistas de la "confusión", pero no ha secundado la tesis de Vox.
Nada puede parar a Tamames. Sus amigos hablan del "canto del cisne". "Está pletórico. Va a cumplir noventa. Con lo que le gustan los medios… y ahora todo el mundo le hace caso", relata un colega del excomunista desde hace seis décadas.
Desde que se conoció su candidatura, concede entrevistas a diestro y siniestro. En la mayoría de ellas ha picado el anzuelo y ha aceptado desmigar todos esos puntos del programa electoral de Vox que no comparte.
Parecía que la emergencia no podría pasar de ahí, pero la filtración de su discurso ha situado la moción en el Olimpo de las valleinclanescas luces de bohemia. Y Tamames ha seguido en directo para explicarlo. La teoría de los amigos y los árboles.