El giro atlantista de la política exterior española llegó en 2022 y lo hizo para quedarse. A pesar de que la coalición de Gobierno que lidera el PSOE incluye a la formación más antiyanqui del arco parlamentario, Unidas Podemos, José Manuel Albares transmitió este lunes a los 127 embajadores, reunidos en Madrid, que "elevar nuestras relaciones con Estados Unidos al nivel que les corresponde debe ser una clave de nuestra política exterior".
Eso sí, aclaró el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, "sin renunciar a nuestro europeísmo".
Y es que el discurso de Albares en la primera jornada de la VII Conferencia de Embajadores, celebrada en la nueva sede de su departamento, inaugurada hace menos de un año, pivotó entre los dos pilares que sustentarán en 2023 las prioridades de la política exterior de España: la geopolítica alterada por la guerra en Ucrania y la presidencia española de la Unión Europea, en el segundo semestre del año.
"La primera prioridad es devolver la paz a nuestro continente", conminó Albares al pleno del cuerpo diplomático. "Pero una paz que garantice nuestros valores: el respeto al derecho internacional, a la soberanía e integridad territorial, a los derechos humanos, a la democracia, el pluralismo y la diversidad".
Y para ello, reclamó a los embajadores trabajar con esfuerzo para un objetivo verdaderamente ambicioso, acordado con el Alto Representante (y extitular de su departamento), Josep Borrell: que en los seis meses en los que España presida el Consejo de la UE se impulse "el paso a las mayorías cualificadas en ámbitos como la política exterior y de defensa".
Es más, incluso sin descartar "la reforma de los tratados" de la Unión "cuando no sean suficientes" esas reformas normativas.
Cumbre a lo grande
Albares hospedaba en su Ministerio, este 9 de enero, el primer gran acto de regreso del Gobierno al trabajo, tras el receso navideño. El año que comienza es dado a la propaganda y el autobombo, no en vano 2023 será escenario de tres citas con las urnas que pueden cambiar el mapa político español. Pero si hay un Ministerio político, de Estado, casi inmune a las alharacas electorales, es el de Exteriores.
Aun así, su titular, ha convertido esta VII Conferencia de Embajadores (los 127 que tiene España en el mundo) en un acontecimiento a lo grande, con un "poder de convocatoria" destacado por fuentes de su entorno: la abrió el presidente, Pedro Sánchez, este lunes; y la clausura Felipe VI, el Rey, este martes.
La cita dio comienzo a las 9.30 y las reuniones sectoriales se prolongaron este lunes más allá de las 20.00 horas. Durante las dos jornadas, los embajadores se habrán visto con la ministra Reyes Maroto -su Ministerio de Industria es el que más fondos europeos gestiona-; la titular de Defensa, Margarita Robles -con quien organizó la cumbre de la OTAN, en junio-; y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño.
Sánchez, en su discurso, había remarcado dos puntos principales, por la mañana. Que en la cumbre de hace un año "empezábamos a hablar de la recuperación pospandemia", pero que "el 24 de febrero todo cambió". Y encorajinó al "mejor cuerpo diplomático del mundo" a que trabaje denodadamente este 2023 por una presidencia española de la UE exitosa: "Se espera mucho de nosotros, y lo sabéis".
Así, en su intervención, Albares advirtió a sus embajadores de que "la guerra en Ucrania ha acentuado la primacía de la geopolítica frente a la geoeconomía". Y que eso obliga a que el semestre español sea exitoso en el reto de "fortalecer la autonomía estratégica" de la Unión, "no sólo en el ámbito geopolítico, sino también en el energético, tecnológico, alimentario y sanitario".
Semestre español en la UE
Lo cierto es que la presidencia española de la UE debe cerrar asuntos de grave importancia para la Unión.
Para empezar, la reforma de la gobernanza económica europea, "que nos ofrezca reglas fiscales más justas, realistas y predecibles para estar mejor preparados para próximas crisis". Además, la reforma mercado eléctrico, de cuya propuesta española se debatirá este martes en el Consejo de Ministros. Junto a ella, el cierre del paquete climático de la UE, conocido como Fit for 55.
Además, el impulso al "pilar europeo de los derechos sociales" que puso en marcha la presidencia portuguesa. Y finalmente, el "pacto de migración y asilo": un asunto postergado y que enfrenta por bloques a los Veintisiete, pero para el que España ha impulsado un compromiso transversal con el Parlamento Europeo y los gobiernos de Francia, República Checa, Suecia y Bélgica.
La presidencia europea se lleva preparando desde el inicio de la legislatura. El presidente, de hecho, confirmó en el foro que será él quien la pilote; es decir, que no habrá adelanto electoral y las generales se celebrarán, como está previsto, a final de año, muy probablemente, el domingo 10 de diciembre.
Este segundo semestre del año, que coincide con el periodo intermedio entre las elecciones municipales y autonómicas y la fecha prevista para las generales, servirá para que Sánchez marque más, si cabe, la agenda política, en un ejercicio en el que se la juega.
España prevé organizar cumbres con Latinoamérica y el Caribe, y con la llamada "vecindad Sur" de la UE. Éstos son "escenarios clave" para nuestro país y, además, palanca para que España sea "motor de Europa" llevando la voz cantante en un mundo "en el que nuestra imagen es de vanguardia, aunque a veces nos cueste ser conscientes de ello", tal como había remarcado Sánchez.
El presidente presumió de su apuesta por el multilateralismo y, sobre todo, de la "fiabilidad" de España, tras el giro atlantista de 2022. Se demostró el pasado junio. No sólo con la cumbre de la Alianza Atlántica, sino con los dos compromisos alcanzados con Joe Biden en Moncloa: que EEUU pueda aumentar su presencia en Rota y que España aumente su inversión en Defensa.
"Proponemos y lideramos soluciones", cerró Albares, "siendo el socio fiable y sólido que hemos demostrado ser en la Unión Europea, en la OTAN, en el G-20, en el Mediterráneo o en Iberoamérica".