El Partido Popular ha vuelto a la mesa de negociación con el Gobierno y, según ha podido saber EL ESPAÑOL, quiere aprovechar las prisas de Pedro Sánchez por tener una mayoría progresista en el Tribunal Constitucional para desbloquear el Consejo General del Poder Judicial.
De esta baza se servirá el principal partido de la oposición para presionar en su ofensiva al Ejecutivo: pactar la renovación cojunta del TC y que se acuerde cambiar el modelo de elección de los vocales del máximo órgano de gobierno de los jueces, en sintonía con lo que pide Bruselas.
Un día después de la reunión entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, el PP ha insistido en la importancia de que se avance en un compromiso con Moncloa para que los jueces elijan a los jueces.
Sin embargo, Génova también rebaja ahora sus expectativas, admitiendo que pueden ceder hasta el punto de acordar la renovación con la ley actual y posponer la reforma, con un pacto por escrito en el que se indique que se realizará más adelante.
En este escenario los populares consideran que el Gobierno estaría dispuesto a aceptar el trato. Y ello por la urgencia que creen que tienen los socialistas por cambiar sin dilaciones la mayoría del Tribunal Constitucional, pendiente de renovarse con cinco nuevos magistrados incluyendo la sustitución del conservador Alfredo Montoya.
Magistrados del CGPJ
La dimisión de Carlos Lesmes como presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial el pasado lunes ha hecho saltar por los aires la expectativa de que este jueves el CGPJ elija a los dos magistrados del TC que le corresponde designar.
El ya expresidente del organismo había convocado un Pleno del Consejo para esa fecha con un único punto en el orden de día: el nombramiento de los nuevos miembros del tribunal de garantías. Al precipitar su marcha, los vocales propuestos por el PP, reacios a realizar dichos nombramientos, ya no tienen ninguna presión para llegar a un acuerdo.
Lesmes había realizado intensas gestiones para conseguir que los nombramientos salieran adelante. De hecho, había dedicado sus cuatro últimas semanas en el cargo a hablar con todos los vocales, comer con los más indecisos, buscar nombres y hacer propuestas. Nadie realiza ese papel ahora.
Sánchez se ha quedado sin su principal activo para conseguir convencer a los vocales de que había que designar ya a los magistrados del TC y, ausente Lesmes, el CGPJ ya no tiene prisa. Eso significa que el Gobierno no puede dar el vuelco a la mayoría del Constitucionals.
Llegados a este punto, al Ejecutivo le quedan dos caminos. El primero es nombrar a los dos magistrados que le corresponden sin esperar al CGPJ, pero eso desataría un enorme conflicto interno en el TC porque muchos de sus miembros creen que no se ajustaría a la Constitución elegir sólo a dos de los cuatro nuevos integrantes del tribunal.
El segundo es lograr un pacto con el PP que pase por desbloquear la elección de los dos magistrados del TC que tiene que designar el Consejo. La prioridad del Ejecutivo es el TC y por eso ha aceptado el planteamiento del PP de un pacto conjunto.
Este martes, durante la rueda de prensa posterior a la celebración del Consejo de Ministros, la ministra portavoz Isabel Rodríguez evitó aclarar en qué quedará la petición del PP de cambiar la ley y dio por hecho el acuerdo.
La postura de Podemos
Mientras tanto y en relación con este asunto, el sector minoritario de la coalición, Unidas Podemos, considera que la única "línea roja" en la negociación es que Sánchez acepte cambiar el sistema de renovación del CGPJ para que sea elección "corporativa" y no parlamentaria.
Consideran, además, que sigue vigente el pacto que selló Sánchez con Pablo Iglesias, según el cual la formación morada podría proponer dos nombres para el nuevo Consejo. En ese acuerdo se incluía también que Moncloa informaría a su diputado Enrique Santiago de la marcha de las negociaciones.
La posición del secretario general del PCE, no obstante, es complicada dentro del grupo confederal. Fue cesado de la Secretaría de Estado por Ione Belarra y ya no goza de la confianza de los morados por su cercanía a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
El domingo por la tarde, Sánchez llamó a Díaz para informarle que había convocado a Alberto Núñez Feijóo en la Moncloa. Félix Bolaños hizo lo propio con Enrique Santiago, su interlocutor en este tipo de casos, pero no avisaró a Belarra ni a Irene Montero hasta el día siguiente.
De hecho, no fue hasta el lunes por la tarde cuando Yolanda Díaz convocó en una reunión a Santiago, Jaume Asens e Irene Montero para acordar una posición en la negociación y nombres para proponer si avanza con éxito la negociación con el PP.