La familia Primo de Rivera acaba de mover ficha: se han dirigido al abad del Valle de los Caídos para solicitar la exhumación de José Antonio. Desean ser ellos mismos quienes lo hagan en una "estricta intimidad" para, así, evitar una "exhibición pública" similar a la que se produjo cuando fue desenterrado Francisco Franco.
Así lo han comunicado los descendientes del fundador de Falange en un comunicado remitido a los medios de comunicación. El razonamiento de los Primo de Rivera es el siguiente: dado que la recién aprobada Ley de Memoria Democrática convierte Cuelgamuros en un cementerio civil, no queda otro camino que trasladar a José Antonio a un cementerio para "respetar su voluntad" y darle "cristiana sepultura".
Además de dirigirse a la autoridad religiosa que todavía custodia el Valle, los Primo de Rivera han cursado su petición a la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial. Una vez hayan recabado todos los permisos, "los restos serán depositados en el lugar que la familia ha decidido".
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La primera cláusula del testamento de José Antonio Primero de Rivera dice así: "Deseo ser enterrado conforme al rito de la religión católica, apostólica y romana que profeso, en tierra bendita y bajo el amparo de la santa cruz".
La Ley de Memoria Democrática de Sánchez anula esa voluntad, ya que reza en su artículo 54.3: "Las criptas adyacentes a la Basílica y los enterramientos existentes en la misma tienen el carácter de cementerio civil".
"La familia se considera obligada a cumplir la voluntad de nuestro tío y llevar a cabo la exhumación y correspondiente inhumación de sus restos mortales en un cementerio sagrado de acuerdo con el rito católico", zanja el comunicado de los Primo de Rivera.
El Gobierno de Sánchez ya tenía en mente confeccionar con José Antonio un plan similar al que llevó a cabo con Franco, o cuando menos darle relevancia pública. Es decir: cobertura mediática. El desentierro del dictador fue seguido por medios de todo el mundo, tanto en el punto de partida (Valle de los Caídos) como en el de llegada (cripta de Mingorrubio).
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Los Primo de Rivera no esconden en su comunicado que, con su gesto, tratan de evitar "una exhibición pública propensa a confrontaciones de ninguna clase entre españoles". Y citan las palabras escritas por el líder de Falange en Alicante poco antes de su muerte: "Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles".
De hecho, la coalición PSOE-Podemos tuvo que incluir en la nueva norma un punto específico para la exhumación de José Antonio, ya que con el texto de Zapatero la cuestión no era sencilla: al contrario de lo que sucedía con Franco, el de Falange sí era "víctima" de la Guerra Civil; y, por tanto, su caso resultaba legalmente más complicado. Tal y como informó este diario, la intención original no fue sacar a José Antonio del Valle de los Caídos, sino reubicarlo en un lugar "no preeminente", lejos del altar de la Basílica.
El comunicado lo firma Fernando Primo de Rivera, "duque de Primo de Rivera", que actúa como portavoz de la familia. También dedica unas líneas a criticar que se les "arrebate" los títulos aristocráticos por medio de la mencionada Ley de Memoria.
Mencionan a modo de replica la figura de Miguel Primo de Rivera y Urqujijo, que presentó "la ponencia de la Ley para la Reforma Política" y fue "llave hacia la democracia".
El cuarto entierro
La propia familia ironiza acerca de que su ascendiente "nunca ha descansado en paz". Fue encarcelado en Madrid en marzo de 1936. En junio, poco antes de que se produjera el golpe de Estado, las autoridades republicanas lo trasladaron a Alicante. Allí, murió fusilado el 20 de noviembre de ese mismo año. Se le dio sepultura en el cementerio de esa ciudad.
Concluida la guerra, en 1939, el recién nacido régimen, que ya había convertido a José Antonio en una figura propagandística y mitológica, consumó la siguiente escenografía: los camisas azules de Falange llevaron el féretro a hombros hasta San Lorenzo de El Escorial. Diez días de marcha. Por la noche, antorchas para iluminar el camino. 450 kilómetros, según Google Maps.
Fue inhumado en la basílica de El Escorial, cerca de la cripta de los reyes. Sin embargo, en marzo de 1959, con el Valle de los Caídos a punto de caramelo, Franco decidió un nuevo traslado. Así llegó a su ubicación actual. Por tanto, el próximo entierro será el cuarto que conozcan los restos de José Antonio Primo de Rivera.
Tampoco será ésta la primera exhumación envuelta en polémica. En contra de lo que pudiera parecer desde el presente, cuando Franco ordenó el viaje de Primo de Rivera desde El Escorial hasta Cuelgamuros, los militantes de Falange no estuvieron de acuerdo. A modo de queja, rechazaron el transporte que ofreció el régimen y volvieron a cargar a hombros con el ataúd hasta el Valle de los Caídos.